HIPÓLITO DE ROMA
Refutación de Herejías

LIBRO V

I
La herejía naasena, de Mariamna

Creo que en los cuatro libros anteriores he explicado muy detalladamente las opiniones de todos los especuladores, tanto entre griegos como entre bárbaros, respecto de la naturaleza divina y la creación del mundo; y ni siquiera he omitido la consideración de sus sistemas de magia. De modo que he soportado por mis lectores una cantidad de trabajo no ordinaria, en mi ansiedad por instar a muchos a avanzar hacia el deseo de aprender y hacia la constancia del conocimiento con respecto a la verdad.

Queda, pues, apresurarnos a refutar las herejías, porque los herejes o heresiarcas, tomando puntos de partida de los filósofos, y como zapateros que remendan, según su particular interpretación, los errores de los antiguos, los han presentado como novedades para aquellos que pueden ser engañados, como demostraremos en los siguientes libros.

En lo que resta de nuestro trabajo, la oportunidad nos invita a acercarnos al tratamiento de nuestros temas propuestos, y a partir de quienes han presumido de celebrar a una serpiente, la originadora del error en cuestión, a través de ciertas expresiones ideadas por el ingenio. Los sacerdotes y campeones del sistema han sido primero los que han sido llamados naassenos, denominándose así de la lengua hebrea, pues la serpiente se llama naas en hebreo.

Posteriormente, sin embargo, se han autodenominado gnósticos, alegando que sólo ellos han sondeado las profundidades del conocimiento. Ahora bien, a partir del sistema de estos especuladores, muchos, separando partes, han construido una herejía que, aunque con varias subdivisiones, es esencialmente una, y explican exactamente los mismos principios; aunque se transmite bajo la apariencia de opiniones diferentes, como lo demostrará la siguiente discusión, a medida que avance.

Éstos naassenos, según el sistema propuesto por ellos, magnifican como causa originaria de todas las demás cosas, a un hombre y a un hijo del hombre. Y este hombre es hermafrodita, y se le llama entre ellos Adán; y se le hacen muchos y variados himnos. Sin embargo, los himnos, para ser breves, están redactados entre ellos de una forma como esta: De ti viene Padre, y a través de ti viene Madre, dos nombres inmortales, progenitores de eones, oh habitante del cielo, hombre ilustre. Pero lo dividen como Gerión en tres partes. Porque, dicen, de este hombre una parte es racional, otra psíquica, otra terrenal.

Y suponen que el conocimiento de él es el principio originario de la capacidad de conocer a Dios, expresándose así: El principio originario de la perfección es el conocimiento del hombre, mientras que el conocimiento de Dios es la perfección absoluta. Sin embargo, todas estas cualidades (racionales, psíquicas y terrenales) se han retirado y descendido simultáneamente en un solo hombre: Jesús, que nació de María. Y estos tres hombres tienen la costumbre de hablar a través de Jesús, al mismo tiempo juntos, cada uno desde sus sustancias propias hasta las que les son propias. Pues, según éstos, hay tres clases de todas las cosas que existen: angélicas, psíquicas y terrenas; y hay tres iglesias (angelical, psíquica y terrenal), y los nombres de estos son elegidos, llamados y cautivos.

II
Los naassenos están imbuidos de cosmología asiria, frigia y egipcia

Estos son los encabezados de numerosos discursos que los naassenos afirman que Santiago, el hermano del Señor, transmitió a Mariamna. Entonces, para que estos impíos herejes ya no puedan desmentir a Mariamna (fundadora de los naasenos) o a Santiago, o al Salvador mismo, pasemos a los ritos místicos de donde han derivado su invención, a una consideración, si parece correcta, de tanto los misterios bárbaros como los griegos, y veamos cómo estos herejes, reuniendo los misterios secretos e inefables de todos los gentiles, dicen falsedades contra Cristo y engañan a aquellos que no están familiarizados con estas orgías. de los gentiles. Porque entre ellos el fundamento de la doctrina es el hombre Adán, y dicen que acerca de él está escrito: ¿Quién declarará su generación? (Is 53,8). Derivando en parte de los gentiles la generación indescubrible y diversificada del hombre, lo aplican ficticiamente a Cristo.

Ahora bien, la tierra, dicen los griegos, dio a luz a un hombre, la tierra primero portadora de un buen regalo, deseando ser madre no de plantas carentes de sentido, ni de bestias sin razón, sino de una criatura dulce y muy favorecida. Sin embargo, es difícil, dice el naasseno, determinar si Alalcomeneo, el primero de los hombres, se levantó sobre los beocios sobre el lago Cephiso; o si se tratara de los curetes ideos, una raza divina; o los coribantes frigios, a quienes el sol vio por primera vez brotando según la forma del crecimiento de los árboles; o si Arcadia engendró a Pelasgo, de mayor antigüedad que la luna; o Eleusis, produjo a Diaulo, un habitante de Raria; o Lemno engendró a Cabiro, hermoso hijo de orgías secretas; o Palene dio a luz al flegreo Alcioneo, el más antiguo de los gigantes.

Los libios afirman que Iarbas, el primogénito, al salir de las llanuras áridas, comenzó a comer las dulces bellotas de Júpiter. Pero el Nilo de los egipcios, dice, hasta hoy fertiliza el lodo y genera animales, produce cuerpos vivos, que adquieren carne a partir del vapor húmedo. Los asirios, sin embargo, dicen que Oannes, que se alimenta de pescado, fue el primer hombre producido entre ellos. Los caldeos, sin embargo, dicen que este Adán es el hombre que fue el único que la tierra engendró. Y que yacía inanimado, inmóvil, y quieto como una estatua; siendo una imagen del que está arriba, que es celebrado como el hombre Adán, habiendo sido engendrado por muchos poderes, acerca de quien individualmente es una discusión ampliada.

Por tanto, para que finalmente sea vencido el Gran Hombre de lo alto, de quien, como dicen, se formó toda la familia nombrada en la tierra y en los cielos, a él también se le dio un alma, para que por medio del alma podría sufrir; y que sea castigada la imagen esclavizada del Gran y Glorioso y Perfecto Hombre, que así le llaman.

Preguntan de nuevo qué es el alma, y de dónde, y de qué naturaleza es, para que, acercándose al hombre y moviéndolo, esclavice y castigue la imagen del Hombre Perfecto. Sin embargo, no instituyen sobre este punto una investigación a partir de las Escrituras, sino que hacen esta pregunta también a los ritos místicos. Y afirman que el alma es muy difícil de descubrir, y difícil de comprender; porque no permanece invariablemente en la misma figura ni en la misma forma, ni en una condición pasiva, para que uno pueda expresarlo mediante un signo o comprenderlo sustancialmente.

Pero tienen estos variados cambios del alma establecidos en el evangelio inscritos según los egipcios. Por tanto, como todos los demás hombres entre los gentiles, dudan de si el alma proviene de algo preexistente, o de algo que se ha producido a sí mismo, o de un caos generalizado. Y primero huyen en busca de refugio a los misterios de los asirios, percibiendo la triple división del hombre; porque los asirios fueron los primeros en proponer la opinión de que el alma tiene tres partes y, sin embargo, es esencialmente una.

Porque del alma, dicen, toda naturaleza es deseosa, y cada una de manera diferente. Porque el alma es causa de todas las cosas creadas; todas las cosas que se nutren, dice el naasseno, y que crecen, requieren alma. Porque no es posible, dicen, obtener ningún alimento o crecimiento sin el alma. Pues incluso las piedras, afirman, están animadas, porque poseen lo que es capaz de aumentar; pero el crecimiento no se produciría en ningún momento sin alimento, porque es por la adhesión como crecen las cosas que crecen, pero la adhesión es el alimento de las cosas que se nutren.

Toda naturaleza, entonces, tanto de las cosas celestiales como de las terrenales e infernales, desea un alma. Y a una entidad de esta descripción los asirios la llaman Adonis o Endymion; y cuando se le llama Adonis, Venus, dicen, ama y desea el alma cuando se le llama así. Pero Venus es producción, según ellos. Pero cada vez que Proserpina o Cora se enamoran de Adonis, resulta, dicen, cierta alma mortal separada de Venus (es decir, de la generación). Pero si la Luna pasa a la concupiscencia por Endimión y al amor por su forma, la naturaleza, dicen, de los seres superiores requiere también un alma. Pero si la madre de los dioses castra a Atis, y ella misma tiene a esta persona como objeto de afecto, sólo la naturaleza bendita de los seres supremos y eternos recuerda el poder masculino del alma.

Los naasenos dicen que existe el hombre hermafrodita. Según este relato suyo, se demuestra que la relación entre la mujer y el hombre, de conformidad con dicha enseñanza, es una práctica extremadamente malvada y sucia. Porque Atis ha sido castrado, es decir, ha pasado de las partes terrenales del mundo inferior a la sustancia eterna de arriba, donde no hay ni mujer ni hombre, sino una nueva criatura y un hombre nuevo, que es hermafrodita. Sin embargo, en cuanto a dónde usan la expresión anterior, lo mostraré cuando llegue al lugar apropiado para tratar este tema.

También afirman que, con su relato, atestiguan que Rea no está absolutamente aislada, sino asida a la criatura universal; y esto declaran ser lo que afirma la Palabra. Porque las cosas invisibles de Él se ven desde la creación del mundo, entendiéndose por las cosas que Él hace, es decir, su eterno poder y Divinidad, con el fin de dejarlas sin excusa. Por lo cual, conociendo a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; pero su necio corazón se volvió vano. Porque, profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en imagen de semejanza de hombres corruptibles, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por eso también Dios los entregó a pasiones viles; porque incluso sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza. Pero cuál es el uso natural según ellos, lo declararemos más adelante.

Así mismo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia los unos hacia los otros; hombres con hombres trabajando lo que es indecoroso. Lo indecoroso significa, según los naassenos, la sustancia primera y bendita, sin figura, la causa de todas las figuras para aquellas cosas que están moldeadas en formas (Rm 1,20-27). Porque en estas palabras que Pablo ha dicho, dicen que está comprendido todo su secreto, y un misterio escondido de placer bienaventurado. Porque la promesa del lavado no es otra cosa, según ellos, que la introducción de aquel que, según ellos, es lavado en agua vivificante y ungido con ungüento inefable que su introducción en la bienaventuranza imperecedera.

Afirman que no sólo hay en favor de su doctrina un testimonio que se puede extraer de los misterios de los asirios, sino también de los de los frigios, acerca de la naturaleza feliz, oculta y al mismo tiempo revelada, de las cosas que han sido, y están llegando a existir, y además serán una naturaleza feliz, la cual debe buscarse dentro del hombre (Lc 17,21). Y acerca de ésta (la naturaleza) transmiten un pasaje explícito, que aparece en el evangelio inscrito según Tomás, expresándose así: El que me busca, me encontrará en los niños desde los siete años; porque allí escondido, en la decimocuarta edad seré manifestado.

Ésta, sin embargo, no es la enseñanza de Cristo, sino de Hipócrates, quien usa estas palabras: Un niño de 7 años es la mitad de un padre. Y así es que estos herejes, colocando la naturaleza originaria del universo en semilla causativa, y habiendo comprobado el aforismo de Hipócrates (que un niño de 7 años es la mitad de un padre), dicen que en 14 años se manifiesta el Logos inefable y místico.

Afirman también que los egipcios son los de mayor antigüedad de toda la humanidad, y los primeros en proclamar al resto de los hombres los ritos y orgías de todos los dioses, así como las especies y energías de las cosas, a través de los sagrados y augustos misterios de Isis. Estos, sin embargo, no son otra cosa que lo que ella buscó y arrebató de los 7 vestidos y la túnica de marta de Osiris (del cual dicen los herejes que es agua).

Pero la naturaleza de 7 túnicas, rodeada y ataviada con 7 mantos de textura etérea (porque así llaman a las estrellas planetarias, alegorizando y denominándolas túnicas etéreas) es como si fuera la generación cambiante, y se exhibe como la criatura transformada por el inefable e indescriptible, inconcebible y sin figura. Y esto, dicen los naasenos, es lo que está declarado en la Escritura: El justo caerá siete veces y se levantará (Prov 24,16; Lc 17,4). Porque estas caídas, dice, son los cambios de las estrellas, movidas por Aquel que pone todas las cosas en movimiento.

Acerca de la sustancia de la semilla, afirman que es causa de todas las cosas existentes, que no es ninguna de éstas, sino que produce y forma todas las cosas que están hechas, expresándose así: Me convierto en lo que quiero, y soy lo que soy, y por eso digo que lo que pone todas las cosas en movimiento es él mismo inmóvil. Pues lo que existe permanece formando todas las cosas, y nada de lo existente se hace. Dicen que sólo éste es bueno, y que acerca de éste se declara lo dicho por el Salvador: ¿Por qué decís que soy bueno? Uno es bueno, mi Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre justos e injustos, y hace llover sobre santos y pecadores (Mt 5,45). Pero quiénes son los santos sobre quienes envía la lluvia, y los pecadores sobre quienes envía la lluvia, esto también declararemos después con los demás. Y éste es el gran misterio secreto y desconocido del universo, oculto y revelado entre los egipcios.

Porque Osiris, dicen los naasenos, está en los templos delante de Isis; y su pudendo queda expuesto, mirando hacia abajo, y coronado con todos los frutos propios de las cosas hechas. Y afirman que tal figura no sólo se encuentra en los templos más sagrados, jefe de los ídolos, sino que también, para conocimiento de todos, es como si fuera una luz no puesta debajo de un almud, sino sobre un candelero, proclamando su mensaje. en los tejados de las casas, en todos los caminos y en todas las calles, y cerca de las propias viviendas, colocados al frente como un cierto límite designado y terminación de la vivienda, y que a esto se le denomina bien (entidad) por todos. Porque hablan de este bien, sin saber lo que dicen. Y los griegos, derivando esta expresión mística de los egipcios , la conservan hasta el día de hoy. Porque contemplamos, dice el naasseno, estatuas de Mercurio, de tal figura honrada entre ellos.

Sin embargo, adorando a Cillenio con especial distinción, lo llaman Logos. Porque Mercurio es el Logos, quien, siendo intérprete y fabricante de las cosas que se han hecho simultáneamente, que se están produciendo y que existirán, es honrado entre ellos, modelado en una figura similar a la del pudendo de un hombre, que tiene un poder impulsivo desde las partes de abajo hacia las de arriba. Esta deidad (es decir, un Mercurio) es, dicen los naassenos, un mago de los muertos, un guía de los espíritus de los difuntos y un creador de las almas.

Es decir, del hombre bendito de lo alto, o del hombre primitivo o Adán, como les parece, las almas han sido transportadas aquí abajo a una creación de arcilla, para que sirvan al Demiurgo de esta creación, Ialdabaoth, un Dios ardiente, un cuarto número (pues así llaman al Demiurgo y padre del mundo formal).

Éste, dicen, es el único que tiene poder sobre la vida y la muerte. Acerca de esto, dice, está escrito: Los regirás con vara de hierro. El poeta, sin embargo, dice, deseando adornar la incomprensible potencia de la naturaleza bendita del Logos, no lo invistió con una vara de hierro, sino de oro. Y encanta los ojos de los muertos, como ellos dicen, y resucita a los que están dormidos, después de haber sido despertados del sueño y después de haber sido pretendientes. Y acerca de estos, dicen, habla la Escritura: Despertad a los que dormís, y levántaos, y Cristo os iluminará (Ef 5,14).

Este es el Cristo que, dicen, en todo lo que ha sido generado, es el Hijo del hombre retratado a partir del Logos imposible de retratar. Éste, dicen, es el gran e indescriptible misterio de los ritos eleusinos. Y afirman que todas las cosas le han sido sujetas, y esto es lo que se ha dicho: Su sonido se ha extendido a toda la tierra (Rm 10,18), así como concuerda con las expresiones, Mercurio agitando su vara, guía el almas, pero ellas te siguen gorjeando. Quiero decir que los espíritus incorpóreos siguen continuamente de la manera que el poeta delinea con sus imágenes, usando estas palabras: Y como cuando en el recoveco de la cueva mágica, vuelan los murciélagos tarareando, y cuando uno cae desde la cresta de la roca, y uno al otro se aferra estrechamente.

La expresión roca la usan para referirse a Adán. Éste, afirma, es Adán: la principal piedra del ángulo se convierte en cabeza del ángulo. Porque en la cabeza la sustancia es el cerebro formativo del que se forma toda la familia (Ef 3,15), al cual, dicen, pondré como roca sobre los cimientos de Sión. Alegorizando, dicen, habla de la creación del hombre. La roca está interpuesta dentro de los dientes, como dice Homero, como recinto de dientes (es decir, muro y fortaleza), en la que existe el hombre interior, que ha caído desde Adán (el hombre primitivo de arriba). Y ha sido cortado sin manos para efectuar la división, y ha sido arrastrado a la imagen del olvido, siendo terrenal y arcilloso. Y lo siguen los espíritus gorjeantes (es decir, el Logos).

Esto, dicen, es el océano, la generación de los dioses y la generación de los hombres, siempre girados por los remolinos de agua, unas veces hacia arriba y otras hacia abajo. Pero dice que sobreviene una generación de hombres cuando el océano fluye hacia abajo; pero cuando sube a la muralla y fortaleza y al acantilado de Luecas, se produce una generación de dioses. Esto, afirman, es lo que está escrito: Dije: Vosotros sois dioses, y todos hijos del Altísimo; Si te apresuras a huir de Egipto y a reparar más allá del Mar Rojo, hacia el desierto, es decir, desde la relación terrenal hasta la Jerusalén de arriba, que es la madre de los vivientes (Gál 4,26). Si además volvéis a Egipto (es decir, a las relaciones terrenales), moriréis como hombres.

Porque mortal, dicen, es toda generación de abajo, pero inmortal la que es engendrada arriba, porque nace sólo del agua y del espíritu, siendo espiritual, no carnal. Pero lo que nace abajo es carnal, es decir, dicen, lo que está escrito. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del espíritu es espíritu (Jn 3,6). Ésta, según ellos, es la generación espiritual. Éste, dicen, es el gran Jordán (Jos 3,7-17) que, fluyendo aquí abajo, e impidiendo a los hijos de Israel salir de Egipto (quiero decir, de la relación terrestre, porque Egipto es el cuerpo con ellos). Jesús retrocedió y lo hizo fluir hacia arriba.

III
El sistema naasseno, y su explicación pagana de la Escritura

Adoptando estas y otras opiniones similares, estos maravillosos gnósticos, inventores de un nuevo arte gramatical, magnifican a Homero como su profeta, como alguien según ellos que, según el modo adoptado en los misterios, anuncia estas verdades; y se burlan de aquellos que no están adoctrinados en las Sagradas Escrituras, traicionándolos con tales nociones. Sin embargo, hacen la siguiente afirmación: quien dice que todas las cosas derivan de una sola consistencia, se equivoca; pero el que dice que son de tres, está en posesión de la verdad y proporcionará una solución de los fenómenos del universo.

Porque hay, dicen los naassenos, una naturaleza bendita del Bienaventurado, del que está arriba (es decir, Adán); y una naturaleza mortal, la que está abajo. Y hay una generación sin rey, que es engendrada arriba, donde está Mariam la buscada, y Iothor el sabio poderoso, y Séfora la que mira. Y está Moisés, cuya generación no está en Egipto (porque le nacieron niños a él en Madián, y ni siquiera esto, dicen, ha pasado desapercibido para los poetas).

Porque, dicen, es necesario que las magnitudes sean declaradas, y que así sean declaradas por todos en todas partes, para que oyendo no oigan y viendo no vean (Mt 13,13). Porque si, dicen, no se hubieran declarado las magnitudes, el mundo no habría obtenido consistencia. Estas son las tres expresiones tímidas de estos herejes: Caulacau (es decir, Adán, que está más arriba), Saulasau (es decir, el mortal de abajo) y Zeesar (es decir, el Jordán que corre hacia arriba). Éste, dicen, es el hombre hermafrodita presente en todos. Pero aquellos que lo ignoran, lo llaman Gerión con el triple cuerpo (en el sentido de fluyendo de la tierra), a quien los griegos por común consentimiento celestial cuerno de la luna, porque mezcló y compenetró todas las cosas en todos.

Porque todas las cosas, dicen, fueron hechas por él, y ni una sola cosa fue hecha sin él, y lo que fue hecho en él es vida (Jn 1,3-4). Ésta, dice, es la vida, la generación inefable de hombres perfectos, que no fue conocida por las generaciones anteriores. Pero el pasaje, nada fue hecho sin él, se refiere al mundo formal, porque fue creado sin su instrumentalidad por el tercero y el cuarto del Cuaternión mencionado anteriormente. Porque, dicen, ésta es la copa de Condy, de la que el rey, mientras bebe, saca sus augurios (Gn 44,2-5). Esto, dice, ha sido descubierto escondido en las hermosas semillas de Benjamín. Y los griegos también, dicen, hablan de esto en los siguientes términos: Trae agua a la boca furiosa; esclavo, trae vino, y embriágame y sumérgeme en el estupor, porque mi jarra me dice en qué tipo debo convertirme.

Esto, dicen, fue suficiente por sí solo para que los hombres lo entendieran; Me refiero a la copa de Anacreonte declarando, aunque en silencio, un misterio inefable. Porque muda, dicen, es la copa de Anacreonte; y sin embargo Anacreonte afirma que se habla a sí mismo, en un lenguaje mudo, sobre en qué clase debe llegar a ser (es decir, espiritual, no carnal) si escucha en silencio el misterio oculto. Y ésta es el agua de aquellas hermosas nupcias que Jesús transformó en vino. Este, dicen, es el comienzo poderoso y verdadero de los milagros que Jesús realizó en Caná de Galilea, y así manifestó el reino de los cielos. Éste, dicen, es el reino de los cielos que reposa dentro de nosotros como un tesoro, como levadura escondida en las tres medidas de harina.

Este es, dicen, el gran e inefable misterio de los samotracios, que sólo a nosotros, los iniciados, está permitido conocer. Pues los samotracios transmiten expresamente, en los misterios que entre ellos se celebran, a ese mismo Adán como hombre primitivo. Y habitualmente hay en el templo de los samotracios dos imágenes de hombres desnudos, con ambas manos extendidas hacia el cielo y sus partes pudendas erectas, como en la estatua de Mercurio en el monte Cilene. Y las imágenes antes mencionadas son figuras del hombre primordial, y de aquel espiritual que nace de nuevo, en todos los aspectos de la misma sustancia que ese hombre.

Esto, dicen, es lo que dice el Salvador: Si no bebéis mi sangre y coméis mi carne, no entraréis en el reino de los cielos; pero aunque, dice, bebáis de la copa que yo bebo, adonde voy, no podéis entrar allí. Porque dicen que sabía qué clase de naturaleza era cada uno de sus discípulos, y que era necesario que cada uno de ellos alcanzara su propia naturaleza peculiar. Porque dicen que escogió 12 discípulos de las 12 tribus y habló por medio de ellos a cada tribu. Por esta razón, dice, no todos oyeron las predicaciones de los 12 discípulos, ni, si las oían, podían recibirlas. Porque las cosas que no son según la naturaleza, también son contrarias a la naturaleza.

A esto, dicen, los tracios que habitan alrededor de Hemo, y los frigios de manera similar a los tracios, lo denominan Corybas, porque aunque deriva el comienzo de su descenso de la cabeza superior y del cerebro no representado, y aunque impregna todo los principios del estado de cosas existente, sin embargo no percibimos cómo y de qué manera desciende. Esto, dicen, es lo que se dice: hemos oído su voz, sin duda, pero no hemos visto su forma (Jn 5,37). Porque la voz del apartado y retratado se oye; pero su forma, que desciende desde arriba de la que no está retratada, de qué tipo es, nadie lo sabe. Reside, sin embargo, en un molde terrenal y, sin embargo, nadie lo reconoce.

Éste, dicen, es el dios que habita en el diluvio, según el Salterio, y que habla y llora desde muchas aguas. Las muchas aguas, dicen, son la generación diversificada de los hombres mortales, de la cual generación clama y vocifera al hombre no representado, diciendo: Preserva a mi unigénito de los leones. En respuesta a él, dicen, se ha declarado: Israel, tú eres mi hijo: no temas; aunque pases por ríos, no te ahogarán; aunque pases por el fuego, éste no te quemará (Is 49,15).

Por ríos entienden la sustancia húmeda de la generación, y por fuego el principio impulsivo y el deseo de la generación. Eres mío; no temas. Y nuevamente dice: Si una madre se olvida de sus hijos para no tener compasión de ellos y darles de comer, yo también me olvidaré de vosotros. Adán, dice, habla a sus propios hombres: Pero aunque la mujer olvide estas cosas, yo no me olvidaré de vosotros. Te he pintado en mis manos. Pero en cuanto a su ascensión, es decir, su regeneración, para que llegue a ser espiritual, no carnal, la Escritura, dice así: Abrid las puertas, vosotros que sois vuestros gobernantes; y alzaos, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria, que es maravilla de maravillas. ¿Quién es, dice, este Rey de gloria? Un gusano y no un hombre; oprobio del hombre y desechado del pueblo; Él mismo es el Rey de gloria y poderoso en la guerra .

Y por guerra entienden la guerra que está en el cuerpo, porque su estructura ha sido hecha de elementos hostiles. Y como está escrito, dicen: Recuerda el conflicto que existe en el cuerpo. Jacob, dice, vio esta entrada y esta puerta en su viaje a Mesopotamia (es decir, cuando de niño ya se estaba haciendo joven y hombre). En definitiva, la entrada y la puerta le fueron dadas a conocer mientras viajaba a Mesopotamia. Pero Mesopotamia, dicen, es la corriente del gran océano que fluye en medio del Hombre Perfecto; y quedó asombrado ante la puerta celestial, exclamando: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que la casa de Dios, y esta es la puerta del cielo. Por eso, dicen, Jesús usa las palabras: Yo soy la puerta verdadera (Jn 10,9; Mt 7,13).

Ahora bien, el que hace estas declaraciones es, dicen, el Hombre Perfecto, imagen del indescriptible de arriba. Por lo tanto, el Hombre Perfecto, dicen, no puede salvarse a menos que, entrando por esta puerta, nazca de nuevo. Pero a éste los frigios, dicen, lo llaman también Padre, porque tranquilizaba todas las cosas que, antes de su manifestación, se movían confusa y disonantemente. Porque el nombre, dicen, del Padre, pertenece simultáneamente a todas las criaturas, celestiales, terrestres e infernales, que exclaman: Haz cesar, haz cesar la discordia del mundo y haz la paz para los que están lejos, para que es, para los seres materiales y terrenales; y paz para los que están cerca (Ef 2,17). Es decir, para los hombres perfectos, espirituales y dotados de razón.

Los frigios también llaman a esto cadáver enterrado en el cuerpo, en un mausoleo y una tumba. Esto, dicen, es lo que ha sido declarado: Sois sepulcros blanqueados, llenos por dentro de huesos de muertos (Mt 23,27), porque no hay en vosotros hombre vivo. Y nuevamente exclama: Los muertos saldrán de los sepulcros (Mt 27,52-53). Es decir, de los cuerpos terrenales, naciendo de nuevo espirituales, no carnales. Porque ésta, dicen, es la resurrección que se realiza por la puerta del cielo, por la cual, dice, todos los que no entran quedan muertos.

Estos mismos frigios, sin embargo, afirman nuevamente que este mismo hombre, como consecuencia del cambio, se convierte en dios. Se convierte en dios cuando, resucitado de entre los muertos, entra al cielo por una puerta de este tipo. El apóstol Pablo, dicen, sabía de esta puerta, abriéndola parcialmente en un misterio, y afirmando que fue arrebatado por un ángel, y ascendió hasta el segundo y tercer cielo hasta el paraíso mismo; y que vio visiones y escuchó palabras indescriptibles que al hombre no le sería posible declarar.

Estos son, dicen, los que todos llaman los misterios secretos, los cuales también hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, comparando las cosas espirituales con las espirituales. Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son locura (1Cor 2,13-14). Y estos son, dicen, los misterios inefables del Espíritu, que sólo nosotros conocemos. Respecto a estos, dicen, el Salvador ha declarado: Nadie puede venir a mí, si mi Padre celestial no trae a alguien a mí (Jn 6,44). Porque es muy difícil, dice, aceptar y recibir este misterio grande e inefable. Y nuevamente, dicen, el Salvador ha declarado: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mt 7,21). Y es necesario que los que hacen esto no solo lo oigan, sino también entren en el reino de los cielos. Y nuevamente, dicen, el Salvador ha declarado: Los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de los cielos (Mt 21,31). Porque los publicanos, dicen, son los que reciben las rentas de todas las cosas; pero nosotros, dicen, somos los publicanos, a quienes ha llegado el fin de los tiempos.

Porque los fines, dicen, son las semillas esparcidas por el indescriptible sobre el mundo, a través de las cuales se completa todo el sistema cósmico; porque a través de estos también comenzó a existir. Y esto, dicen, es lo que se ha declarado: El sembrador salió a sembrar. Y otra cayó en el camino y fue hollada; y otra en los lugares pedregosos, y brotó, y por no tener profundidad de suelo, se marchitó y murió; y una parte cayó en tierra buena y justa, y dio fruto, una al ciento, otra al sesenta y otra al treinta por uno.

El significado de esto, dicen, es el siguiente: nadie llega a ser oyente de estos misterios, a menos que sólo los gnósticos perfectos. Ésta, dicen, es la tierra buena y hermosa de la que habla Moisés: Os llevaré a una tierra buena y hermosa, a una tierra que mana leche y miel. Esto, dicen, es la miel y la leche, al probarlas los que son perfectos quedan sin rey y participan del pléroma. Esto, dicen, es el pléroma, a través del cual todas las cosas existentes que se producen a partir del ingenerable han sido producidas y completadas.

Y a éste también los frigios lo consideran infructuoso. Porque es infructuoso cuando es carnal, y provoca los deseos de la carne. Esto, dicen, es lo que se dice: Todo árbol que no da buenos frutos, es cortado y arrojado al fuego. Porque estos frutos, dicen, son sólo los hombres vivos racionales, que entran por la tercera puerta. Dicen, en verdad, que devoras a los muertos y haces a los vivos; pero si comes a los vivos, ¿qué harás? Afirman, sin embargo, que los vivos son facultades y mentes racionales, y hombres: perlas de ese ser irretratable arrojado ante la criatura de abajo.

Esto, dicen, es lo que Jesús afirma: No echéis lo santo a los perros, ni perlas a los cerdos. Ahora alegan que el trabajo de los cerdos y de los perros es el coito de la mujer con el hombre. Los frigios llaman a este mismo pastor de cabras (Aipolis), no porque esté acostumbrado a alimentar a las cabras, hembras y machos (como los hombres naturales usan el nombre), sino porque él es Aipolis, que con su movimiento revolucionario hace girar y transporta todo el sistema cósmico. Porque la palabra polein significa girar y cambiar las cosas, y de ahí que todos llaman polos (poloi) a los dos centros del cielo.

Él no se deshace, dicen, sino que gira, por así decirlo, y gira sobre sí mismo. Además, también las ciudades en las que habitamos, porque en ellas damos vueltas y vueltas, se denominan poleis. De esta manera, los frigios llaman a ésta Aipolis, ya que en todas partes transforma incesantemente todas las cosas y las transforma en sus propias funciones peculiares. Y los frigios lo llaman también muy fructífero, porque, dicen, más son los hijos de la desolada que los de la que tiene marido. Es decir, las cosas al nacer de nuevo se vuelven inmortales y permanecen para siempre en gran número, aunque las cosas que se producen sean pocas; mientras que las cosas carnales, dice, son todas corruptibles, aunque se produzcan muchísimas cosas de este tipo. Por esta razón, dicen, Raquel lloró por sus hijos y no quiso, dice el profeta, ser consolada; apenada por ellos, porque sabía, dice, que no lo son.

Pero Jeremías también expresa lamentación por la Jerusalén de abajo, no por la ciudad de Fenicia, sino por la generación corruptible de abajo. Porque también Jeremías, dicen, tenía conciencia del Hombre Perfecto, del que ha nacido de nuevo, del agua y del Espíritu no carnal. Al menos el propio Jeremías comentó: Él es un hombre, ¿y quién lo conocerá ? De esta manera, dicen los naassenos, el conocimiento del Hombre Perfecto es sumamente profundo y difícil de comprender. Porque, dicen, el principio de la perfección es el conocimiento del hombre, mientras que el conocimiento de Dios es la perfección absoluta.

Los frigios afirman que él también es una espiga verde cosechada. Y después de los frigios, los atenienses, al iniciar a los pueblos en los ritos eleusinos, también muestran a los que están siendo admitidos en el grado más alto en estos misterios, el secreto poderoso, maravilloso y perfecto, propio de quien se inicia en la más alta mística. Pero esta espiga también es considerada entre los atenienses como la perfecta y enorme iluminación que ha descendido de la que no se puede representar, tal como el mismo Hierofante declara. De hecho, no fue castrado como Atis, sino hecho eunuco por medio de la cicuta y despreciando toda generación carnal.

Llegada la noche, y en Eleusis, bajo un gran fuego, el celebrante, representando los grandes y secretos misterios, vocifera y grita en voz alta, diciendo: Agosto Brimo ha dado a luz un hijo consagrado, Brimo (es decir, un niño potente, pues la madre ha dado a luz a un niño potente). Pero venerada, dicen, es la generación que es espiritual, celestial, de arriba, y potente es el que así nace.

Dicho misterio se llama Anactorium Eleusin, porque, dicen, nosotros somos espirituales y venimos fluyendo desde Adán arriba. Y porque la palabra eleusesthai es del mismo significado que la expresión venir. Pero anactorium tiene el mismo significado que la expresión ascender hacia arriba. Esto es lo que afirman los que han sido iniciados en los misterios de los eleusinos.

Sin embargo, es una disposición de ley que aquellos que han sido admitidos en el menor sean nuevamente iniciados en los grandes misterios. Para destinos mayores obtenga porciones mayores. Pero los misterios inferiores, dicen, son los de Proserpina abajo. Sobre qué misterios y sobre el camino que conduce a ellos, que es ancho y espacioso y conduce a Proserpina a los que perecen, dice también el poeta: Pero debajo de ella se extiende un sendero temible y un hueco cenagoso, pero la mejor guía hacia la hermosa arboleda de la muy honorable Afrodita.

Estos, dicen, son los misterios inferiores, los propios de la generación carnal. Ahora bien, aquellos hombres que son iniciados en estos misterios inferiores deben hacer una pausa y luego ser admitidos en los grandes y celestiales. Porque aquellos que obtienen sus partes en este misterio, dicen, reciben porciones mayores.

Y ésta, dicen, es la puerta del cielo; y ésta es una casa de Dios, donde la Buena Deidad habita sola. Y por esta puerta, dicen, no entrará persona inmunda, ni natural ni carnal; pero está reservado sólo para lo espiritual. Y los que vienen aquí deben despojarse de sus vestiduras y convertirse todos ellos en novios, castrados por el espíritu virginal. Porque ésta es la virgen que lleva en su seno y concibe y da a luz un hijo, no animal, no corpóreo, sino bendito por los siglos. Respecto a estos, se dicen, el Salvador ha declarado expresamente que recto y angosto es el camino que lleva a la vida, y pocos son los que entran en él; mientras que ancho y espacioso es el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que pasan por él.

IV
El sistema naasseno, lleno de mezcla de elementos frigios

Los frigios afirman también que el padre del universo es Amigdalo, y no un árbol, dice, sino que es Amigdalo que existió anteriormente; y teniendo en sí mismo el fruto perfecto, como si palpitara y se moviera en lo profundo, se rasgó los pechos y engendró a su hijo ahora invisible, sin nombre e inefable respecto de quién hablaremos. Porque la palabra amixai significa como reventar y cortar, como él dice, sucede en el caso de los cuerpos inflamados y que tienen en sí mismos algún tumor; y cuando los médicos cortan esto, lo llaman Amichai. Por eso los frigios lo llaman Amigdalo, de donde procedió y nació el Invisible, por quien fueron hechas todas las cosas, y nada fue hecho sin él.

Los frigios dicen que lo que de allí se ha producido es Syrictas (lit. flautista), porque el Espíritu que nace es armonioso. Porque Dios, dicen, es Espíritu; por lo que ni en este monte adoran los verdaderos adoradores, ni en Jerusalén, sino en espíritu. Porque la adoración de los perfectos, dicen, es espiritual, no carnal. Pero el Espíritu, dicen, está allí donde también se nombra al Padre, y allí nace de este Padre el Hijo.

Éste, dicen, es el Incomprensible de muchos nombres y mil ojos, de quien toda naturaleza (cada una, aunque de manera diferente) desea. Ésta, dicen, es la palabra de Dios, que es una palabra de revelación del gran poder. Por lo tanto, será sellado, escondido y oculto, en la habitación donde se encuentra la base de la raíz del universo, a saber; eones, poderes, inteligencias, dioses, ángeles, espíritus delegados, entidades, no entidades, generables, ingenerables, incomprensibles, comprensibles, años, meses, días, horas y punto invisible (a partir del cual lo mínimo comienza a aumentar paulatinamente).

Lo que es nada, dicen, y que no consiste en nada, en cuanto que es indivisible (quiero decir, un punto), se convertirá, por su propio poder reflexivo, en una cierta magnitud incomprensible. Éste, dicen, es el reino de los cielos , el grano de mostaza, el punto que es indivisible en el cuerpo. Y nadie sabe este punto excepto lo espiritual únicamente. Esto, dicen, es lo que se ha dicho: no hay palabra ni lenguaje donde no se escuche su voz.

Asumen precipitadamente de esta manera que todo lo que han dicho y hecho todos los hombres puede armonizarse con su visión mental particular, alegando que todas las cosas se vuelven espirituales. De donde afirman también que quienes se exhiben en los teatros, ni siquiera éstos dicen ni hacen nada sin premeditación. Por eso, dicen, cuando entre la gente reunida en los teatros, entra alguno vestido con un manto notable, llevando un arpa y tocando una melodía sobre ella, acompañándola con un canto de los grandes misterios, habla de la siguiente manera, sin saber lo que dice:

"Si eres la raza de Saturno o el feliz Júpiter, o la poderosa Rea, Salve, Atis, sombría mutilación de Rea. Los asirios te llaman el tres veces anhelado Adonis, y todo Egipto te llama Osiris, cuerno celestial de la luna. Los griegos te denominan Sabiduría; Samotracios, venerable Adán; Hemonianos, Corybas. Los frigios nómbrate una vez Padre, otras Cadáver, o Dios, o Infructuoso, o Aipolos, o la Verde Espiga de Grano que ha sido cosechada, o que la muy fértil Amígdala engendró: un hombre , un músico. Este, dice, es Atis multiforme, a quien mientras celebran con un himno, pronuncian estas palabras: Cantaré a Atis, hijo de Rea, no con el zumbido de trompetas o de gaiteros ideos, que concuerdan con las voces de los curetes; pero me mezclaré mi canción con la música de arpas de Apolo, por cuanto eres Pan, eres Baco y eres pastor de estrellas brillantes".

Por estas y otras razones similares, éstos asisten constantemente a los misterios llamados de la Gran Madre, suponiendo especialmente que contemplan por medio de las ceremonias que allí se realizan todo el misterio. Porque estos no tienen más que las ceremonias que allí se realizan, excepto que no están castrados: simplemente completan la obra de los castrados. Porque con la mayor severidad y vigilancia ordenan a sus seguidores que se abstengan, como si estuvieran castrados, de tener relaciones sexuales con una mujer. El resto, sin embargo, del procedimiento (observado en estos misterios), como hemos declarado con cierta extensión, siguen como si fueran personas castradas. Y no adoran a ningún otro objeto que no sea Naas, de ahí llamado naasseno.

Pero Naas es la serpiente de quien, dicen los naassenos, son todos los que bajo el cielo se denominan naos (lit. templos). Y afirman que sólo a él, es decir, a Naas, está dedicado todo santuario, todo rito iniciático y todo misterio. Y en general, que no se podría descubrir una ceremonia religiosa bajo el cielo, en la que no existe un templo (naos); y en el templo mismo está Naas, de quien ha recibido su denominación de templo (naos).

También afirman que la serpiente es una sustancia húmeda, como también Tales de Mileto hablaba del agua como principio originario, y que nada de las cosas existentes, inmortales o mortales, animadas o inanimadas, podría existir sin él. Y que todas las cosas están sujetas a él, y que él es bueno, y que tiene todas las cosas en sí mismo, como en el cuerno del toro de un solo cuerno; de modo que imparte belleza y florecimiento a todas las cosas que existen según su propia naturaleza y peculiaridad, como si atravesara todo, tal como el río que sale de Edén y se divide en 4 ríos.

Afirman, sin embargo, que Edén es el cerebro, por así decirlo, atado y fuertemente atado con ropas envolventes, como si en el cielo. Pero suponen que el hombre, sólo en lo que respecta a la cabeza, es el paraíso, por lo que este río, que sale de Edén, es decir, del cerebro, se divide en 4 cabezas.

El nombre del 1º río se llama Fison; esto es lo que abarca toda la tierra de Havilath: hay oro, y el oro de esa tierra es excelente, y hay bedelio y piedra de ónice. Este, dicen, es el ojo, que por su honor entre los demás órganos del cuerpo, y por sus colores, da testimonio de lo que se dice. El nombre del 2º río es Gihón, que rodea la tierra de Etiopía. Esto, dicen, es oír, ya que Gihón es un arroyo tortuoso, parecido a una especie de laberinto. El nombre del 3º río es Tigris, que fluye contra el país de los asirios. Esto, dicen, es oler, empleando la corriente extremadamente rápida de la corriente como analogía de este sentido. Pero fluye hacia el país de los asirios, porque en cada acto de respiración que sigue a la espiración, el aliento aspirado de la atmósfera exterior entra con un movimiento más rápido y con mayor fuerza. Porque ésta, dicen, es la naturaleza de la respiración. El 4º río es el Éufrates. Ésta, afirman, es la boca, a través de la cual sale la oración hacia afuera y el alimento hacia adentro. La boca alegra, nutre y forma al Hombre Espiritual Perfecto. Ésta, dicen, es el agua que está sobre el firmamento, acerca de la cual, dice, el Salvador ha declarado: Si supierais quién es el que pide, le habríais pedido, y os habría dado de beber viva y burbujeante. En esta agua, dicen, entra toda naturaleza, eligiendo sus propias sustancias; y su cualidad peculiar proviene de esta agua para cada naturaleza, dicen, más que el hierro al imán, y el oro a la columna vertebral del halcón marino, y la paja al ámbar.

Pero si alguno, dicen, es ciego de nacimiento, y nunca ha visto la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene al mundo, que recobre la vista por nosotros y contemple, por así decirlo, a través de algún paraíso plantado. con cada descripción de árbol, y abastecido con abundancia de frutos, el agua corriendo a través de todos los árboles y frutos; y verá que de una misma agua escoge la aceituna y extrae el aceite, y la vid el vino; y lo mismo ocurre con el resto de plantas, según cada género.

Ese hombre, sin embargo, dicen, no tiene reputación en el mundo, pero sí de ilustre fama en el cielo, siendo traicionado por aquellos que ignoran sus perfecciones a aquellos que no lo conocen, siendo contado como una gota de un barril. Sin embargo, dicen, somos espirituales los que, del agua vivificante del Éufrates, que fluye en medio de Babilonia, elegimos nuestra propia cualidad peculiar al pasar por la puerta verdadera, que es el bendito Jesús. Y de todos los hombres, sólo nosotros los cristianos somos los que en la tercera puerta celebramos el misterio, y somos ungidos allí con el crisma inefable de un cuerno, como David fue ungido, no de un vaso de barro, dicen, como fue ungido Saúl, quien conversaba con el demonio maligno de la concupiscencia carnal.

V
Explicación del sistema naasseno

Así pues, hemos considerado oportuno exponer las observaciones anteriores, aunque son pocas entre muchas. Porque son innumerables los intentos tontos y locos de locura. Pero como hemos explicado lo mejor que hemos podido la gnosis desconocida, nos ha parecido oportuno aducir también el punto siguiente. Se ha compuesto este salmo suyo, mediante el cual parecen celebrar todos los misterios del error avanzado por ellos en un himno, redactado en los siguientes términos:

"La ley productora del mundo fue la Mente Primordial, y luego fue el Caos derramado por el Primogénito. Y tercero el alma, que recibió la ley del trabajo, rodeada de una forma acuosa, y dominada por el cuidado sucumbe a la muerte. Ahora dominando, mira la luz, y ahora llora sobre la miseria arrojada. Ahora llora, ahora se estremece de alegría; ahora gime, ahora oye su destino; ahora escucha su destino, ahora muere, y ahora nos deja para no volver jamás. Éste, desventurado descarriado, camina por el laberinto de los males. Pero Jesús dijo: Padre, he aquí una contienda de males por toda la tierra vaga de tu aliento de ira. Pero el amargo Caos (el hombre) busca evitarlo, y no sabe cómo atravesarlo. Por esto, oh Padre, envíame; llevando sellos, descenderé, y a través de edades enteras barreré. Todos los misterios desentrañaré, y formas de dioses mostraré, y los secretos del camino santo, estilo gnosis, impartiré".

VI
La filosofía ofita, gran fuente de la herejía naasena

Estas son las doctrinas que los naassenos intentan establecer, llamándose a sí mismos gnósticos. Pero como el error tiene muchas cabezas y diversificación, asemejándose, en verdad, a la hidra de la que leemos en la historia; cuando, de un solo golpe, hayamos cortado las cabezas de este engaño mediante la refutación, empleando la varita de la verdad, exterminaremos por completo al monstruo.

Porque las herejías restantes tampoco presentan mucha diferencia de aspecto con respecto a esta, ya que tienen una conexión mutua a través del mismo espíritu de error. Pero como, alterando las palabras y los nombres de la serpiente, quieren que haya muchas cabezas de serpiente, tampoco dejaremos de refutarlos completamente como ellos desean.

VII
La herejía perática, de Eúfrates
Su triteísmo y su explicación de la encarnación

Hay también, sin duda, otro jefe de la hidra (es decir, la herejía) de los perates, cuya blasfemia contra Cristo ha pasado desapercibida durante muchos años. Y el presente es una oportunidad apropiada para sacar a la luz los misterios secretos de tales herejes. Éstos alegan que el mundo es uno, triplemente dividido. Y de la triple división con ellos, una porción es un cierto principio único originador, como si fuera una enorme fuente, que puede dividirse mentalmente en infinitos segmentos.

Ahora bien, el primer segmento, y el que, según ellos, es un segmento con preferencia a los demás, es una tríada, y se llama Bien Perfecto y Magnitud Paternal. Y la segunda parte de la tríada de éstos es, por así decirlo, una cierta multitud infinita de potencialidades que se generan a partir de sí mismas, mientras que la tercera es formal. Y el primero, que es bueno , es inengendrado, y el segundo es un bien que se produce a sí mismo, y el tercero es creado; y de ahí es que declaran expresamente que hay tres Dioses, tres Logos, tres Mentes, tres Hombres.

Porque a cada porción del mundo, después de hecha la división, asignan Dioses, Logos, Mentes, Hombres y los demás; pero que desde el origen y la primera parte del mundo, cuando después el mundo hubo llegado a su consumación, descendió de arriba, por causas que luego declararemos, en tiempo de Herodes, cierto hombre llamado Cristo, con triple poder. naturaleza, y un cuerpo triple, y un poder triple, y teniendo en sí mismo todas las especies de concreciones y potencialidades derivables de las tres divisiones del mundo; y que esto, dice el perático, es lo que se habla: Le agradó que en él habitase corporalmente toda plenitud, y en Él resida toda la Divinidad de la tríada así dividida. Porque, dice, que de los dos mundos suprayacentes (es decir, de aquel parte de la tríada que no es engendrado y de aquel que se autoproduce), han sido transportados a este mundo en el que estamos, semillas de todo tipo de potencialidades. Sin embargo, cuál es el modo del descenso, lo declararemos más adelante.

Los peráticos dicen que Cristo descendió de arriba desde el principio, para que por su descenso todas las cosas triplemente divididas pudieran ser salvas. Porque algunas cosas, dice, siendo arrastradas desde arriba, ascenderán a través de Él, mientras que las que traman conspiraciones contra aquellas que son derribadas desde arriba son desechadas, y puestas en estado de castigo, son renunciadas. Esto, dicen, es lo que se dice: Porque el Hijo del hombre no vino al mundo para destruir al mundo, sino para que el mundo por él sea salvo.

El mundo, dicen, denomina aquellas dos partes que están situadas arriba. Es decir, tanto la no engendrada (parte de la tríada) como la autoproducida. Y cuando la Escritura, dice, usa las palabras para que no seamos condenados con el mundo, aluden a la tercera porción de la tríada (es decir, del mundo formal. Porque la tercera porción, que ellos llama el mundo en el que estamos, debe perecer; pero las dos porciones restantes, que están situadas arriba, deben ser rescatadas de la corrupción.

VIII
Los peráticos están imbuidos del zodiaco y teorías astrológicas

Entonces, en primer lugar, aprendamos cómo los peratistas, derivando esta doctrina de los astrólogos, actúan con desprecio hacia Cristo, obrando destrucción para aquellos que los siguen en un error de esta descripción. Porque los astrólogos, alegando que hay un mundo, lo dividen en las doce porciones fijas de los signos zodiacales, y llaman al mundo de los signos zodiacales fijos un mundo inamovible; y el otro afirman que es un mundo de signos erráticos, tanto en poder como en posición y número, y que se extiende hasta la luna.

Y establecen que un mundo deriva del otro mundo un cierto poder, y una participación mutua en ese poder, y que el subyacente obtiene esta participación de las porciones superyacentes. Sin embargo, para que lo que aquí se afirma pueda ser claro, emplearé una por una esas mismas expresiones de los astrólogos; y al hacerlo, sólo estaré recordando a mis lectores declaraciones hechas previamente en el departamento de la obra donde hemos explicado todo el arte de los astrólogos. Entonces, cuáles son las opiniones que esos especuladores tienen, son las siguientes:

Su doctrina es que, a partir de una emanación de las estrellas, se consuman las generaciones de las partes subyacentes. Porque, mientras contemplaban con nostalgia el cielo, los caldeos afirmaban que las siete estrellas contienen una razón para las causas eficientes de la ocurrencia de todos los acontecimientos que nos suceden, y que las partes de los signos zodiacales fijos cooperan en esta influencia. En 12 partes dividen el círculo zodiacal, y cada signo zodiacal en 30 porciones, y cada porción en 70 partes diminutas; porque así denominan a las partes más pequeñas y a las que son indivisibles.

De los signos zodiacales, a algunos los denominan masculinos, pero a otros femeninos; y algunos con dos cuerpos, pero otros no; y algunos tropicales, mientras que otros firmes. Los signos masculinos, entonces, son femeninos, que poseen una naturaleza cooperativa para la procreación de hombres, o son ellos mismos productores de mujeres. Porque Aries es un signo zodiacal masculino, pero Tauro femenino; y el resto se denominan según la misma analogía, algunos masculinos, pero otros femeninos. Y supongo que los pitagóricos, influidos por tales consideraciones, denominan a la mónada masculina y a la duada femenina; y, de nuevo, la Tríada masculina, y analógicamente el resto de los números pares e impares.

Algunos, sin embargo, dividen cada signo zodiacal en 12 partes y emplean casi el mismo método. Por ejemplo, en Aries, denominan a la primera de las doce partes Aries y a un hombre, pero a la segunda a Tauro y a una mujer, y a la tercera a Géminis y a un hombre; y el mismo plan se sigue en el caso del resto de las partes.

También afirman que hay signos con dos cuerpos (a saber, Géminis) y los signos diametralmente opuestos (a saber, Sagitario, Virgo y Piscis), y que los demás no tienen dos cuerpos. Y afirman que algunos son igualmente tropicales, y cuando el sol se encuentra en ellos, provoca grandes cambios en el signo circundante. Aries es un signo de esta descripción, y lo que es diametralmente opuesto a ella, al igual que Libra, Capricornio y Cáncer. Porque en Aries es el cambio vernal, y en Capricornio el del invierno, y en Cáncer el del verano, y en Libra el del otoño.

Sin embargo, los detalles relativos a este sistema los hemos explicado minuciosamente en el libro anterior; y de él, cualquiera que desee instrucción sobre este punto, puede aprender cómo es que los creadores de esta herejía perática (a saber, Éufrates el Perático y Celbes el Caristiano), en la transferencia a su propio sistema de opiniones de estas fuentes, hicieron modificaciones sólo de nombre, cuando en realidad han presentado principios similares.

Más aún, ellos mismos, con celo inmoderado, han dedicado su atención al arte de los astrólogos. Porque también los astrólogos hablan de los límites de los astros, en los que afirman que los astros dominantes tienen mayor influencia; como, por ejemplo, en algunos actúan perjudicialmente, mientras que en otros actúan bien. Y de estos denominan a algunos maliciosos y a otros benéficos. Y se dice que las estrellas se miran unas a otras y armonizan entre sí, de modo que aparecen según la forma de un triángulo o un cuadrado. Las estrellas, mirándose unas a otras, están representadas según la forma de un triángulo, con una distancia intermedia de la extensión de tres signos zodiacales; mientras que aquellos que tienen un intervalo de dos signos zodiacales se representan según la forma de un cuadrado.

Su doctrina es que, así como en un hombre las partes subyacentes simpatizan con la cabeza, y la cabeza igualmente simpatiza con las partes subyacentes, así todos los terrestres simpatizan con los objetos superlunares. Pero los astrólogos van más allá; porque existe según ellos cierta diferencia e incompatibilidad entre éstos, de modo que no implican una y la misma unión. Esta combinación y divergencia de las estrellas, que es un principio caldeo, se la han atribuido aquellos de quienes hemos hablado anteriormente.

Ahora bien, éstos, falsificando el nombre de la verdad, proclaman como doctrina de Cristo una insurrección de eones y rebeliones del bien hacia (las filas de) los poderes malignos; y hablan de confederaciones de potencias buenas con potencias malvadas. Denominándolos, por tanto, Toparchai y Proastioi, y aunque así formulándose muchos otros nombres no sugeridos por otras fuentes, han sistematizado torpemente toda la doctrina imaginaria de los astrólogos sobre las estrellas. Y como han introducido una suposición cargada de inmenso error, serán refutadas por medio de nuestro admirable arreglo. Porque pondré, en contraste con el arte caldeo de los astrólogos antes mencionado, algunos de los tratados de Peratic, de los cuales, por medio de comparación, habrá una oportunidad de percibir cómo las doctrinas de Peratic son las de los astrólogos confesadas, no de Cristo.

IX
El sistema perático

Parece conveniente, entonces, exponer uno de los libros que tienen fama entre ellos, en el que aparece el siguiente pasaje: Soy una voz que despierta del sueño en la era de la noche. De ahora en adelante comienzo a despojar al poder del caos. El poder es el del lodo más profundo, que levanta el limo de la incorruptible y húmeda extensión del espacio. Y es todo el poder de la convulsión, que, siempre en movimiento y presentando el color del agua, hace girar las cosas que están quietas, retiene las cosas que tiemblan, las libera en su marcha, las ilumina mientras permanecen, las mueve. el aumento, fiel administrador del rastro de las brisas, disfrutando de las cosas arrojadas por los doce ojos de la ley, y manifestando un sello al poder que junto con él mismo distribuye las aguas invisibles que descienden, y ha sido llamado Thalassa.

A este poder la ignorancia nos han acostumbrado a denominar Cronos, custodiado con cadenas porque ató fuertemente el redil del denso y brumoso y oscuro y turbio Tártaro. Según la imagen de este fueron producidos Cefeo, Prometeo y Japeto. El Poder al que se ha confiado Thalassa es hermafrodita. Y fija el silbido que sale de las doce bocas en doce flautas y lo derrama. Y el poder en sí es sutil y elimina el movimiento controlador, bullicioso y ascendente del mar, y sella las huellas de sus caminos, para que cualquier poder antagonista no haga la guerra o introduzca alguna alteración. La tempestuosa hija de éste es fiel protectora de toda clase de aguas. Su nombre es Chorzar.

La ignorancia suele estilizar a este poder Neptuno, según cuya imagen fueron producidos Glauco, Melicertes, Ino, Nebroe. El que está rodeado por la pirámide de los doce ángeles, y oscurece la puerta de la pirámide con varios colores, y completa el conjunto con los tonos sable de la Noche: éste es la ignorancia denominada Cronos. Y sus ministros fueron cinco: primero U, segundo Aoai, tercero Uo, cuarto Uoab, quinto... Otros administradores confiables hay de su provincia de noche y de día, que descansan en su propio poder. La ignorancia las denominó las estrellas erráticas, de las cuales depende una generación corruptible.

El encargado del ascenso de la estrella es Carphacasemeocheir, el cual es el mismo que Eccabbacara. La ignorancia suele denominar a estos curetes jefes de los vientos; tercero en orden es Ariel, según cuya imagen se generó Eolo, Briares. Y el jefe del poder nocturno de doce horas es Soclan, a quien la ignoranciaestá acostumbrado a estilizar a Osiris; y según la imagen de éste nacieron Admeto, Medea, Helena, Etusa. El jefe del poder diurno de doce horas es Euno. Este es el encargado del ascenso de la estrella Protocamarus y de la región etérea, pero la ignorancia le ha denominado Isis. Un signo de éste es la Estrella Perro, según cuya imagen nacieron Ptolomeo, hijo de Arsínoe, Dídima, Cleopatra y Olimpia.

El poder diestro de Dios es lo que la ignorancia ha denominado Rea, según cuya imagen fueron producidos Atis, Mygdon y Enone. El poder de la izquierda tiene señorío sobre el sustento, y la ignorancia suele llamar a esta Ceres, mientras su nombre es Bena; y según la imagen de éste nacieron Celeus, Triptolemo, Misyr y Praxidica. El poder de la mano derecha tiene señorío sobre los frutos. Ésta la ignorancia ha denominado Mena, según cuya imagen nacieron Bumegas, Ostanes, Mercurio Trismegisto, Curites, Petosiris, Zodario, Beroso, Astrampsucho, y Zoroastro. El poder de la izquierda es señor del fuego, y la ignorancia lo ha denominado Vulcano, según cuya imagen nacieron Erictonio, Aquiles, Capaneo, Faetón, Meleagro, Tideo, Encélado, Rafael, Suriel, y Ónfale.

Hay, por tanto, tres poderes intermedios suspendidos del aire, autores de generación. A esta ignorancia se ha acostumbrado a denominar Parcas; y según la imagen de éstos fueron producidas la casa de Príamo, la casa de Layo, Ino, Autónoe, Agave, Atamante, Procne, Danaides y Peliades. Un poder hay hermafrodita, que continúa siempre en la infancia, nunca envejece, causa de la belleza, el placer, la madurez, el deseo y la concupiscencia; y la ignorancia se ha acostumbrado a llamar a este Eros, según cuya imagen nacieron Paris, Narciso, Ganímedes, Endimión, Titón, Icario, Leda, Amimona, Tetis, Hespérides, Jasón, Leandro y Héroe. Estos son Proastioi hasta Aether, pues con este título también inscribe el libro.

X
Más sobre el sistema perático

Se ha hecho evidente para todos fácilmente que la herejía de los peráticos sólo cambia de nombre debido al arte de los astrólogos. Y el resto de los libros de estos herejes contienen el mismo método, si a alguno le agrada repasarlos todos. Porque, como dije, suponen que las causas de la generación de todas las cosas engendradas son cosas no engendradas y suprayacentes, y que el mundo entre nosotros ha sido producido según el modo de emanación, al cual mundo denominan formal. Y sostienen que todas esas estrellas juntas que se ven en el firmamento han sido causas de la generación de este mundo. Sin embargo, han alterado el nombre de estos, como se puede percibir de los Proastioi mediante una comparación de los dos sistemas.

En segundo lugar, según el mismo método con el que el mundo fue hecho a partir de una emanación suprema, afirman que de esta manera los objetos aquí derivan de la emanación de las estrellas su generación, corrupción y disposición. Desde entonces, los astrólogos conocen el horóscopo, el meridiano, la puesta y el punto opuesto al meridiano; y dado que estas estrellas ocupan en diferentes momentos diferentes posiciones en el espacio, debido a la revolución perpetua del universo, hay necesariamente en diferentes períodos diferentes declinaciones hacia un centro y diferentes ascensiones a los centros.

Ahora bien, los vínculos herederos de peráticos, atribuyendo un significado alegórico a esta disposición de los astrólogos, delinean el centro, por así decirlo, un dios y una mónada y señor sobre la generación universal, mientras que la declinación es considerada por ellos como un poder a la izquierda y la ascensión a la derecha. Por lo tanto, cuando alguien, siguiendo los tratados de estos herejes, encuentra mención entre ellos del poder de derecha o de izquierda, que recurra al centro, la declinación y la ascensión de los sabios caldeos. En esto observamos claramente que todo el sistema de estos peráticos consiste en la doctrina astrológica.

XI
El sistema perático, y su explicación pagana de la Escritura

Se denominan, sin embargo, peráticos, imaginando que ninguna de las cosas que existen por generación puede escapar a la suerte determinada para aquellas cosas que derivan su existencia de la generación. Porque si algo es engendrado, dicen los peráticos, también perece, como también es opinión de la sibila. Pero sólo nosotros, dicen, que estamos familiarizados con la necesidad de la generación y los caminos por los cuales el hombre ha entrado en el mundo, y que hemos sido instruidos con precisión en estos asuntos, solo nosotros somos competentes para proceder y pasar más allá. destrucción.

Pero el agua, dicen, es destrucción; Tampoco el mundo, dicen, pereció por ninguna otra cosa más rápidamente que por el agua. El agua, sin embargo, es lo que rueda entre los Proastioi, y afirman que es Cronos. Porque tal poder, dice, es del color del agua; y de este poder (es decir, de Cronos), ninguna de las cosas que existen por generación puede escapar. Porque Cronos es una causa para cada generación, en lo que respecta a sucumbir bajo la destrucción, y no podría existir una instancia de generación en la que Cronos no interfiera. Esto, dicen, es lo que afirman también los poetas y lo que horroriza incluso a los dioses.

Y no sólo los poetas hacen esta afirmación, dicen, sino también los hombres más sabios entre los griegos. Y Heráclito es incluso uno de ellos, empleando las siguientes palabras: Porque para las almas el agua se convierte en muerte. Esta muerte, dice el perático, se apodera de los egipcios en el Mar Rojo, junto con sus carros. Sin embargo, todos los que ignoran este hecho, dice, son egipcios. Y esto, afirman, es la salida de Egipto (es decir, del cuerpo). Porque suponen que el pequeño Egipto es cuerpo, y que cruza el Mar Rojo (es decir, el agua de la corrupción) que es Cronos, y que llega a un lugar más allá del Mar Rojo (es decir, a la generación) y que llega al desierto, es decir, que alcanza una condición independiente de la generación, donde existen promiscuamente todos los dioses de destrucción y el Dios de salvación .

Ahora bien, dicen, las estrellas son los dioses de la destrucción, que imponen a las cosas existentes la necesidad de una generación alterable. A éstas, dice, Moisés las llamó serpientes del desierto, que roen y arruinan por completo a quienes imaginaban que habían cruzado el Mar Rojo. A aquellos, entonces, dicen, que de los hijos de Israel fueron mordidos en el desierto, Moisés les mostró la serpiente real y perfecta; y los que creyeron en esta serpiente no fueron mordidos en el desierto, es decir, no fueron asaltados por poderes malignos.

Por tanto, dicen, no hay nadie que pueda salvar y librar a los que salen de Egipto (es decir, del cuerpo) y de este mundo, sino sólo la serpiente, que es perfecta y llena de plenitud. Sobre esta serpiente, dicen, el que fija su esperanza no es destruido por las serpientes del desierto, es decir, por los dioses de la generación. Esta afirmación está escrita, dice, en un libro de Moisés.

Esta serpiente, dicen, es el poder que acompañó a Moisés, la vara que se convirtió en serpiente. Sin embargo, las serpientes de los magos (es decir, los dioses de la destrucción) resistieron el poder de Moisés en Egipto, pero la vara de Moisés los redujo a todos a servidumbre y los mató. Esta serpiente universal es, dice, el sabio discurso de Eva. Éste, dicen, es el misterio del Edén.

Esta es la señal que le fue puesta a Caín, dicen ellos, para que cualquiera que lo encuentre no lo mate. Éste, dicen, es Caín, cuyo sacrificio el dios de este mundo no aceptó. Sin embargo, aprobó el sangriento sacrificio de Abel; porque el gobernante de este mundo se regocija en ofrendas de sangre. Éste, dicen, es el que apareció en los últimos días, en forma de hombre, en tiempos de Herodes, nacido a semejanza de José, el cual fue vendido por mano de sus hermanos, a quienes solo pertenecía la túnica. de muchos colores.

José, dicen, es el que es a semejanza de Esaú, cuyo manto, no estando él presente, fue bendecido; que no recibió, dice, la bendición pronunciada por él de visión debilitada. Sin embargo, adquirió riquezas de una fuente independiente de ésta, y no recibió nada de aquel cuyos ojos estaban nublados; y Jacob vio su rostro, como un hombre contempla el rostro de Dios.

A este respecto, dicen, está escrito que Nebrod era un poderoso cazador ante el Señor. Y hay, dicen, muchos que imitan de cerca a este Nimrod. Tan numerosos son como las roedoras serpientes que fueron vistas en el desierto por los hijos de Israel, de las cuales esa serpiente perfecta que Moisés levantó libró a los que fueron mordidos. Esto, dicen, es lo que ha sido declarado: De la misma manera que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre debe ser levantado. A semejanza de ésta se hizo en el desierto la serpiente de bronce que levantó Moisés. Sólo de esto, dicen, la imagen está en el cielo, siempre brillando en luz.

Éste, dicen, es el gran comienzo respecto del cual han hablado las Escrituras. Acerca de esto dicen que ha sido declarado: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Esto fue en el principio con Dios, todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él nada fue hecho. Y lo que en Él fue formado es vida. Y en Él, dicen, se ha formado Eva; ahora Eva es vida. Ésta, sin embargo, dicen, es Eva, madre de todos los vivientes, una naturaleza común de dioses, ángeles, inmortales, mortales, criaturas irracionales y racionales. Pues, dicen, la expresión todo lo pronunció de todas las existencias.

Y si los ojos de alguno, dicen, son benditos, éste, mirando hacia el firmamento, contemplará en la poderosa cumbre del cielo la hermosa imagen de la serpiente, girándose y convirtiéndose en principio originario de toda especie de movimiento a todas las cosas que se están produciendo. De ese modo sabrá que sin él nada consiste, ni en las cosas del cielo ni en las de la tierra o cosas debajo de la tierra. Ni la noche, ni la luna, ni los frutos, ni la generación, ni la riqueza, ni el sustento, ni nada en absoluto de las cosas existentes, está sin su guía. Respecto a esto, dicen, está la gran maravilla que contemplan en el firmamento aquellos que pueden observarla. Porque, dicen, en lo alto de su cabeza, un hecho que es más increíble que todas las cosas para aquellos que son ignorantes, se pone y se levanta mezclados unos con otros. Esto es sobre lo que la ignorancia suelen afirmar:

"En el cielo Draco gira, maravillado por el terror de los monstruos. Y a ambos lados de él se han colocado Corona y Lira; y arriba, cerca de la parte superior de la cabeza, es visible el lastimero Engonasis, sosteniendo ferozmente el extremo del pie derecho de Draco. Y detrás de Engonasis hay una serpiente imperfecta, con ambas manos fuertemente aseguradas por Anguitenens, y a la que se le impide tocar la corona que yace al lado de la serpiente perfecta".

XII
Compendio de doctrinas heréticas de los peráticos

Ésta es la sabiduría diversificada de la herejía perática, que es difícil declarar en su totalidad, tan intrincada es debido a que parece consistir en el arte astrológico. Por tanto, en la medida de lo posible, explicaremos brevemente toda la fuerza de esta herejía. Sin embargo, para que podamos dilucidar mediante una declaración completa toda la doctrina de estas personas, parece conveniente agregar las siguientes observaciones.

Según ellos, el universo es Padre, Hijo y Materia; pero cada uno de estos tres tiene infinitas capacidades en sí mismo. Intermedio entre la Materia y el Padre se encuentra el Hijo, el Verbo, la Serpiente, siempre en movimiento hacia el Padre inmóvil, y hacia la Materia misma en movimiento. Y en un momento se vuelve hacia el Padre, y recibe los poderes en su propia persona; pero en otro momento asume estos poderes y se vuelve hacia la Materia. Y la Materia, aunque desprovista de atributos y no formada, moldea en sí misma formas del Hijo que el Hijo moldeó a partir del Padre.

Pero el Hijo toma forma del Padre de una manera inefable, indecible e inmutable. Es decir, de tal manera que Moisés dice que los colores de los concebidos fluían de las varillas que estaban fijadas en los abrevaderos. Y de la misma manera, además, esas capacidades fluyeron también del Hijo a la Materia, de manera similar a la potencia en relación con la concepción que provenía de las varas sobre el concebido. Y la diferencia de colores, y la disimilitud que fluyó de las varas a través de las aguas sobre las ovejas, es, dice, la diferencia de generación corruptible e incorruptible. Sin embargo, quien pinta a partir de la naturaleza, aunque no quita nada a los animales, transfiere con el lápiz todas las formas al lienzo; así el Hijo, por un poder que le pertenece, transfiere las marcas paternas del Padre a la Materia.

Todas las marcas paternas están aquí y ya no quedan. Porque si alguno, dice, de aquellos seres que están aquí tiene fuerza para percibir que es una marca paterna transferida aquí desde arriba, y que está encarnado, tal como por la concepción resultante de la vara un Se produce algo blanco: es de la misma sustancia que el Padre en el cielo y regresa allí. Pero si no encuentra esta doctrina, tampoco comprenderá la necesidad de la generación, como un aborto que nace de noche, perecerá de noche. Por lo tanto, cuando dice: El Salvador observa a vuestro Padre que está en los cielos, alude a aquel de quien el Hijo, tomando sus características, las ha transferido aquí. Sin embargo, cuando Jesús comenta: Tu padre es asesino desde el principio, alude al gobernante y Demiurgo de la materia, quien, apropiándose de las marcas entregadas del Hijo, engendró aquí al que desde el principio fue asesino, porque su trabajo causa corrupción y muerte.

Nadie, entonces, dicen ellos, puede salvarse o regresar al cielo sin el Hijo, y el Hijo es la Serpiente. Pues así como hizo descender desde arriba las marcas paternas, así también lleva desde allí aquellas marcas despertadas de una condición latente y transformadas en características paternas, sustanciales del Ser insustancial, transfiriéndolas desde allí acá. Esto, dicen, es lo que se habla: Yo soy la puerta. Y transfiere esas marcas, dicen, a quien cierra el párpado, como la nafta que atrae el fuego en todas direcciones hacia sí misma; es más, como el imán que atrae el hierro y nada más, o simplemente como el espinazo del halcón marino, el oro y nada más, o como la paja es guiada por el ámbar.

De esta manera, dicen, el género retratado, perfecto y consustancial es sacado del mundo por la Serpiente; ni atrae nada más, tal como ha sido enviado por él. Para prueba de esto, aducen la anatomía del cerebro, asimilando, por el hecho de su inmovilidad, el cerebro mismo al Padre, y el cerebelo al Hijo, por ser movido y tener forma de cabeza de una serpiente.

Y alegan que este cerebelo, mediante un proceso inefable e inescrutable, atrae a través de la glándula pineal la sustancia espiritual y vivificante que emana de la cámara abovedada en la que está incrustado el cerebro. Y al recibir esto, el cerebelo de manera inefable imparte las ideas, tal como lo hace el Hijo, a la materia; o, en otras palabras, las semillas y los géneros de las cosas producidas según la carne fluyen hacia la médula espinal. Empleando este modelo, los herejes parecen introducir hábilmente sus misterios secretos, que son revelados en silencio. Ahora bien, sería impío por nuestra parte declarar esto; sin embargo, es fácil formarse una idea de ellos, en razón de las muchas declaraciones que se han hecho.

XIII
La herejía perática, no generalmente conocida

Como considero que he explicado claramente la herejía perática, y con muchos argumentos he hecho evidente un sistema que hasta ahora siempre ha pasado desapercibido, y es en conjunto un tejido de fábula, y uno que disfraza su propio veneno peculiar, parece conveniente no hacer más declaraciones aparte de las ya formuladas; porque las opiniones propuestas por los herejes mismos son suficientes para su propia condena.

XIV
La herejía setita, de Justino
Su tríada de principios infinitos y su explicación de la encarnación

Veamos entonces qué afirman los setianos. A estos les parece que hay tres principios definidos del universo, y que cada uno de estos principios posee poderes infinitos. Y cuando hablen de potestades, el que oye tenga en cuenta que hacen esta declaración. Todo lo que disciernes por un acto de inteligencia, o también lo omites discernir por no ser comprendido, esto por naturaleza está apto para convertirse en cada uno de los principios, como en el alma humana todo arte que se convierte en objeto de instrucción. Por ejemplo, dicen, este niño será músico, habiendo esperado el tiempo necesario para adquirir conocimientos del arpa; o geómetra, habiendo realizado previamente los estudios necesarios para adquirir conocimientos de geometría; o gramático, después de haber estudiado suficientemente gramática; o un trabajador que haya adquirido un conocimiento práctico del negocio de un artesano; y al que entre en contacto con las demás artes le ocurrirá lo mismo.

Ahora bien, de los principios, dicen, las sustancias son la luz y las tinieblas; y de éstos, el espíritu es intermedio sin mezcla. El espíritu, sin embargo, es aquello que tiene su lugar designado en medio de las tinieblas que están abajo y la luz que está arriba. No es espíritu como una corriente de viento, o una suave brisa que se puede sentir; pero, por así decirlo, algún olor a ungüento o a incienso formado a partir de un compuesto.

Se trata de un poder sutil, que se insinúa por medio de alguna cualidad impulsiva en una fragancia, que es inconcebible y mejor de lo que podría expresarse con palabras. Pero puesto que arriba está la luz y abajo las tinieblas, y el espíritu es intermedio, como se ha dicho entre ambos; y dado que la luz está constituida de tal manera que, como un rayo de sol, brilla desde arriba sobre la oscuridad subyacente; y además, dado que la fragancia del espíritu, que ocupa un lugar intermedio, se extiende y se lleva en todas direcciones, como en el caso de las ofrendas de incienso colocadas sobre el fuego, detectamos la fragancia que flota en todas direcciones. Digamos que hay un poder de esta descripción que pertenece a los principios que se clasifican en tres divisiones; el poder del espíritu y la luz existen simultáneamente en la oscuridad que se sitúa debajo de ellos.

Pero las tinieblas son un agua terrible, en la que la luz es absorbida y traducida a una naturaleza de la misma descripción que el espíritu. Las tinieblas, sin embargo, no carecen de inteligencia, sino que son totalmente reflexivas y son conscientes de que, donde la luz ha sido sustraída de las tinieblas, las tinieblas permanecen aisladas, invisibles, oscuras, impotentes, inoperantes y débiles. Por lo tanto, se ve obligado, por toda su reflexión y comprensión, a recoger en sí mismo el brillo y el centelleo de la luz con la fragancia del espíritu. Y es posible contemplar una imagen de la naturaleza de éstos en el semblante humano. Por ejemplo, la pupila del ojo, oscura por los humores subyacentes, pero iluminada por el espíritu. Entonces, así como las tinieblas buscan el esplendor para mantener esclavizada la chispa y tener poder perceptivo, así la luz y el espíritu buscan el poder que les pertenece y se esfuerzan por elevarse y hacia los demás. llevan sus poderes entremezclados al agua oscura y formidable que yace debajo.

Pero todas las potencias de los tres principios originarios, que son indefinidamente infinitas en cuanto a número, son cada una según su propia sustancia reflexiva e inteligente, innumerables en multitud. Y como los reflexivos y los inteligentes son innumerables en multitud, mientras continúan por sí mismos, todos están en reposo. Sin embargo, si el poder se aproxima al poder, la disimilitud de lo que está en yuxtaposición produce un cierto movimiento y energía, que se forman a partir del movimiento resultante del concurso producido por la yuxtaposición de los poderes que se fusionan. Pues se produce el concurso de poderes, como cualquier marca de un sello que se imprime mediante el concurso correspondiente al sello que imprime la figura en las sustancias que se ponen en contacto con él.

Por tanto, dado que los poderes de los tres principios son infinitos en número, y de poderes infinitos surgen concursos infinitos, se producen necesariamente imágenes de sellos infinitos. Estas imágenes, por tanto, son las formas de las diferentes clases de animales. Del primer gran concurso, entonces, de los tres principios, resulta cierta gran forma, un sello del cielo y de la tierra. El cielo y la tierra tienen una figura semejante a la matriz, teniendo en medio un ombligo; y si, dice, alguien desea poner esta figura bajo el órgano de la visión, que escudriñe ingeniosamente el vientre preñado de cualquier animal que desee, y descubrirá una imagen del cielo y de la tierra, y de las cosas que en medio de todo están inalterablemente situadas debajo.

Y así es, que el primer gran concurso de los tres principios ha producido una figura del cielo y de la tierra similar a un útero después del primer coito. Pero, nuevamente, en medio del cielo y de la tierra se han generado infinitos concursos de poderes. Y cada concurso no produjo ni formó nada más que un sello del cielo y de la tierra similar a un útero. Pero, además, en la tierra, de los infinitos sellos se producen infinitas multitudes de diversos animales. Pero en toda esta infinidad de los diferentes animales bajo el cielo se difunde y distribuye, junto con la luz, la fragancia del Espíritu de lo alto.

Por tanto, del agua se ha producido un principio originario primogénito, a saber, el viento, que es violento y bullicioso, y causa de toda generación. Para producir una especie de fermento en las aguas, el viento levanta olas fuera de las aguas; y el movimiento de las olas, así como cuando algún poder impulsivo del embarazo es el origen de la producción de un hombre o de la mente , se produce cuando el océano, excitado por el poder impulsivo del espíritu, es impulsado hacia adelante.

Sin embargo, cuando esta ola que ha sido levantada del agua por el viento y fecundada en su naturaleza, ha obtenido en sí misma el poder de la generación, que posee la hembra, mantiene unida la luz esparcida desde arriba junto con la fragancia del espíritu, es decir, la mente moldeada en las diferentes especies. Y esta luz es un Dios perfecto, que desde el resplandor no engendrado de lo alto, y desde el espíritu, es llevado a la naturaleza humana como a un templo, por el poder impulsivo de la naturaleza y por el movimiento del viento. Y se produce a partir del agua mezclada y mezclada con los cuerpos como si fuera sal. de las cosas existentes, y una luz de las tinieblas. Y lucha por liberarse de los cuerpos, y no es capaz de encontrar la liberación y una salida para sí mismo. Porque una chispa muy diminuta, una astilla cortada desde arriba como el rayo de una estrella, se ha mezclado en las aguas muy compuestas de muchas existencias, como, dice él, comenta David en un salmo.

Cada pensamiento, entonces, y solicitud que acciona la luz suprema es sobre cómo y de qué manera la mente puede ser liberada, por la muerte del cuerpo depravado y oscuro, del Padre que está abajo, que es el viento que con ruido y tumulto levantó las olas, y quien engendró una mente perfecta a su propio Hijo; sin embargo, no es sustancialmente su peculiar descendencia. Porque él era un rayo enviado desde arriba, de esa luz perfecta, y fue dominado en el agua oscura, formidable, amarga y contaminada; y es un espíritu luminoso arrastrado sobre el agua. Por lo tanto, cuando las olas que han surgido de las aguas han recibido en sí mismas el poder de generación que poseen las hembras, contienen, como un cierto útero, en diferentes especies, el resplandor infuso, de modo que es visible en el caso. de todos los animales. Pero el viento, al mismo tiempo feroz y formidable, que gira, es, en cuanto a su silbido, como una serpiente.

En primer lugar, pues, del viento, es decir, de la serpiente, surgió el principio originador de la generación, tal como se ha dicho, habiendo recibido simultáneamente todas las cosas el principio de la generación. Entonces, después de haber sido recibidos la luz y el espíritu, dice, en el vientre contaminado y nocivo y desordenado, la serpiente, el viento de las tinieblas, el primogénito de las aguas, entra dentro y produce al hombre, y el útero impuro no ama ni reconoce otra forma.

La Palabra perfecta de luz suprema, siendo asimilada en forma a la bestia, (es decir, la serpiente), entró en el útero contaminado, habiendo engañado al útero mediante la semejanza de la bestia misma, para que la Palabra pueda soltar las cadenas que rodean la mente perfecta que ha sido engendrada en medio de la impureza del útero por la descendencia primordial del agua (es decir, la serpiente, el viento y la bestia). Ésta, dice, es la forma del siervo, y ésta la necesidad de que la Palabra de Dios descienda al vientre de una virgen.

Pero también dicen que no basta con que el Hombre Perfecto, el Verbo, haya entrado en el vientre de una virgen y haya desatado los dolores que había en aquellas tinieblas. Es más, se necesitaba más que esto; porque después de su entrada en los inmundos misterios del útero, fue lavado y bebió de la copa de agua burbujeante que da vida. Y era absolutamente necesario que bebiera el que estaba a punto de despojarse de la forma servil y tomar las vestiduras celestiales.

XV
Los setitas están imbuidos de cosmología órfica

Éstas son las declaraciones que hacen los defensores de las doctrinas setianas, hasta donde es posible declararlas en pocas palabras. Su sistema, sin embargo, se compone de dogmas de los filósofos naturales, y de expresiones pronunciadas en referencia a otros temas diferentes; y transfiriendo el sentido de éstos al Logos eterno, los explican como hemos declarado.

Pero afirman también que Moisés confirma su doctrina cuando dice: Tinieblas, niebla y tempestad. Estos, dice el setiano, son los tres principios (de nuestro sistema); o cuando afirma que en el paraíso nacieron tres: Adán, Eva, la serpiente; o cuando habla de tres personas, a saber: Caín, Abel, Set. Y nuevamente de otros tres (Sem, Cam, Jafet), o cuando menciona a tres patriarcas (Abraham , Isaac, Jacob), o cuando habla de la existencia de tres días antes del sol y la luna; o cuando menciona tres leyes (prohibitiva, permisiva y adjudicadora del castigo).

Ahora bien, una ley prohibitiva es la siguiente: De todo árbol que esté en el paraíso podéis comer libremente; pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no podréis comer. Pero en el pasaje: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven aquí a una tierra que yo te mostraré, esta ley, dice, es permisiva; porque el que así lo desea puede partir, y el que no lo está, puede quedarse. Pero una ley adjudicadora de la pena es la que hace la siguiente declaración: No cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás ; porque a cada uno de estos actos de maldad se le concede una pena .

Todo el sistema de su doctrina, sin embargo, se deriva de los antiguos teólogos Museo, Lino y Orfeo, quienes aclaran especialmente las ceremonias de iniciación, así como los misterios mismos. Porque su doctrina sobre el útero es también la doctrina de Orfeo; y la idea del ombligo, que es la armonía, se encuentra con el mismo simbolismo que se le atribuye en las orgías bacanales de Orfeo. Pero antes de la observancia del rito místico de Celeo, Triptolemo, Ceres, Proserpina y Baco en Eleusis, estas orgías se celebraban y transmitían a los hombres en Phlio de Ática. Como antecedente de los misterios eleusinos, están representadas en Phlio las orgías de ella denominada la Gran Madre.

Sin embargo, hay un pórtico en esta ciudad, y en el pórtico está inscrita una representación, visible hasta el día de hoy, de todas las palabras que se pronuncian en tales ocasiones. Muchas, pues, de las palabras inscritas en ese pórtico son aquellas respecto de las cuales Plutarco instituye discusiones en sus diez libros contra Empédocles. Y en la mayor parte de estos libros también se dibuja la representación de cierto anciano, canoso, alado, con su pudendum erectum, persiguiendo a una mujer de color azul que se alejaba. Y sobre el anciano está la inscripción phaos ruentes, y sobre la mujer pereeµphicola.

Pero phaos ruentes parece ser la luz que existe, según la doctrina de los setianos, y phicola el agua oscura; mientras que el espacio en medio de estos parece ser una armonía constituida a partir del espíritu que se sitúa entre ellos. El nombre, sin embargo, de phaos ruentes manifiesta, según afirman, el flujo de la luz desde arriba hacia abajo. Por tanto, se puede afirmar razonablemente que los setianos celebran entre ellos ritos que se acercan mucho a las orgías de la Gran Madre que se observan entre los fliasios.

El poeta también parece dar testimonio de esta triple división, cuando comenta: Y todas las cosas han sido triplemente divididas, y todo obtiene su adecuada distinción. Es decir, cada miembro de la triple división ha obtenido una capacidad particular. Pero ahora, en cuanto al principio de que el agua subyacente debajo, que es oscura, debe, porque la luz se ha puesto sobre ella, conducir hacia arriba y recibir la chispa que nace de la luz misma; en la afirmación de este principio. Digo, los sabios setianos parecen derivar su opinión de Homero, según el cual los dioses suponen que el agua es repugnante y horrible. Ahora bien, similar a esto es la doctrina de los setianos, que afirman que el agua es formidable para la mente.

XVI
El sistema setita

Éstas y otras afirmaciones similares las hacen los setianos en sus interminables comentarios. Ellos, sin embargo, persuaden a sus discípulos para que se familiaricen con la teoría sobre la composición y la mezcla. Pero esta teoría ha sido objeto de meditación para muchos, pero entre otros también para Andrónico el Peripatético. Los setianos afirman, pues, que la teoría sobre la composición y la mezcla se constituye según el siguiente método: el rayo luminoso de arriba se entremezcla, y la diminuta chispa se mezcla delicadamente en las oscuras aguas de abajo; y ambos se unen y se forman en una masa compuesta, tal como un solo sabor resulta de la mezcla de muchas ofrendas de incienso en el fuego, y tal como un adepto, al tener una prueba en un olfato agudo debe poder distinguir con precisión, a partir del único olor del incienso, cada ingrediente de las ofrendas de incienso que se han mezclado en el fuego, ya sea estoraque, mirra, incienso, o cualquier otro (ingrediente) que se pueda mezclar en el incienso.

Sin embargo, emplean también otros ejemplos, diciendo que el latón está mezclado con oro y que se ha descubierto algún arte que separa el latón del oro. Y de la misma manera, si se descubre estaño o latón, o cualquier sustancia homogénea con ellos, mezclados con plata, también éstos, por algún arte superior al de mezclar, se distinguen. Pero ya hay quien distingue también el agua mezclada con el vino.

Dicen, pues, que todas las cosas, aunque mezcladas, pueden separarse. No, pero, dice, la misma lección se deriva del caso de los animales. Porque cuando el animal está muerto, se separa cada una de sus partes; y cuando se produce la disolución, el animal de esta manera desaparece. Esto es, dicen, lo que se ha dicho: No he venido a traer paz a la tierra, sino espada, es decir, división y separación de las cosas que están mezcladas. Porque cada una de las cosas que se han mezclado, se separa y se divide cuando llega a su lugar. Porque así como hay un lugar de mezcla para todos los animales, así también se ha establecido una localidad de separación. Dicen que nadie conoce este lugar, excepto nosotros solos que hemos nacido de nuevo, espirituales, no carnales, cuya ciudadanía está arriba en los cielos.

Insinuándose de esta manera, corrompen a sus alumnos, en parte haciendo un mal uso de las palabras dichas por ellos mismos, mientras pervierten perversamente, para servir a cualquier propósito que deseen, lo que ha sido admirablemente dicho en las Escrituras; y en parte ocultando su conducta nefasta, mediante las comparaciones que quieran.

Todas estas cosas, entonces, dicen, que han sido mezcladas, poseen, como se ha dicho, su propio lugar particular y corren hacia sus propias sustancias peculiares, como el hierro hacia el imán y la paja hacia la vecindad. de ámbar, y el oro a las espuelas del halcón marino. De la misma manera, el rayo de luz que se ha mezclado con el agua, habiendo obtenido de la disciplina y la instrucción su propia localidad, se apresura hacia el Logos que viene de arriba en forma servil; y junto con el Logos existe como logos en aquel lugar donde el Logos está quieto, pues la luz corre hacia el Logos con mayor velocidad que el hierro hacia el imán.

Y que estas cosas, dicen, son así, y que todas las cosas que están mezcladas están separadas en su lugar, aprended. Hay entre los persas en una ciudad de Ampa, cerca del río Tills, un pozo; y cerca del pozo, en la parte superior, se ha construido un cierto depósito, provisto de tres salidas; y cuando uno bombea de este pozo y extrae parte de su contenido en un recipiente, lo que así se bombea del pozo, sea lo que sea, lo vierte en el depósito que está cerca. Y cuando lo así infundido llega a las salidas, y cuando se examina lo que se toma de cada salida en un solo recipiente, se observa que se ha producido una separación.

En la primera de las salidas se exhibe una concreción de sal, y en la segunda de asfalto, y en la tercera de petróleo; y el aceite es negro, tal como, dice, también narra Heródoto, y desprende un olor fuerte, y los persas lo llaman rhadinace. La similitud del pozo es, dicen los setianos, más suficiente para demostrar su proposición que todas las afirmaciones que se han hecho anteriormente.

XVII
Sobre la paráfrasis de Set

La opinión de los setianos nos parece suficientemente aclarada. Sin embargo, si alguien desea aprender toda la doctrina según ellos, lea un libro titulado Paráfrasis de Set; porque todos sus principios secretos los encontrará depositados allí. Pero ya que hemos explicado las opiniones de los setianos, veamos también cuáles son las doctrinas propuestas por Justino.

XVIII
El sistema setita, y su explicación pagana de la Escritura

Justino se oponía enteramente a la enseñanza de las Sagradas Escrituras, y además a la enseñanza escrita u oral de los bienaventurados evangelistas, según la costumbre del Logos de instruir a sus discípulos, diciendo: No vayáis por el camino de los gentiles; y esto significa que no deben atender a la doctrina inútil de los gentiles.

Este hereje se esfuerza por inducir a sus oyentes a reconocer los prodigios detallados por los gentiles y las doctrinas inculcadas por ellos. Y narra, palabra por palabra, relatos legendarios que prevalecen entre los griegos, y no enseña ni revela previamente su misterio perfecto, a menos que haya obligado a su víctima mediante un juramento. Luego presenta estas fábulas con el fin de persuadir, para que aquellos que están familiarizados con las incalculables trivialidades de estos libros puedan tener algún consuelo en los detalles de estas leyendas.

Así sucede como cuando de la misma manera uno que, haciendo un largo viaje, considera conveniente, al llegar a una posada, descansar. Y así es que, cuando una vez más se vean inducidos a dedicarse al estudio de la difusa doctrina de estas conferencias, no podrán aborrecerlas mientras, sometidos a una instrucción innecesariamente prolija, se lanzan estupefactos a la trasgresión ideada por Justino; y previamente obliga a sus seguidores con horribles juramentos de no publicar ni abjurar de estas doctrinas, y les obliga a reconocer su verdad.

De esta manera entrega Justino los misterios impíamente descubiertos por él mismo, en parte, según las declaraciones anteriores, valiéndose de las leyendas helénicas, y en parte de aquellos pretendidos libros que, en cierta medida, guardan un parecido con las mencionadas herejías. Porque todos, obligados a unirse por un mismo espíritu, son arrastrados a un profundo abismo de contaminación, inculcando los mismos principios y detallando las mismas leyendas, cada uno según un método diferente. Todos ellos, sin embargo, se llaman a sí mismos gnósticos en este peculiar sentido de que sólo ellos han absorbido el maravilloso conocimiento del Ser perfecto y bueno.

XIX
Sobre su revelación en el libro de Baruc

Pero jura, dice Justino, si quieres saber lo que el ojo no vio, el oído no oyó, y las cosas que no han entrado en el corazón; es decir, si deseas conocer a Aquel que es bueno sobre todo, Aquel que es más exaltado, jura que preservarás los secretos de la disciplina justiniana, como destinados a guardar silencio. Porque también nuestro Padre, al contemplar al Bueno y al ser iniciado en Él, conservó los misterios respecto de los cuales se prescribe el silencio, y juró, como está escrito: El Señor juró y no se arrepentirá. Habiendo, pues, sellado de esta manera estos dogmas, busca engatusar a sus seguidores con más leyendas, que se detallan a través de un mayor número de libros; y así conduce a sus lectores hacia el Bueno, consumando a los iniciados al admitirlos en unos misterios indescriptibles.

Sin embargo, para no leer más de sus volúmenes, ilustraremos los misterios inefables de Justino a partir de un libro suyo, por cuanto, según su suposición, es una obra de gran reputación. Ahora bien, este volumen lleva la inscripción Baruc; y señalaremos un relato fabuloso entre muchos que explica Justino en este volumen, ya que se encuentra en Heródoto. Pero después de darle una forma diferente a este relato, lo explica a sus alumnos como si fuera algo nuevo, teniendo la impresión de que toda la disposición de su doctrina brota de ello.

XX
Sobre su leyenda del Hércules de Heródoto

Heródoto afirma entonces que Hércules, mientras conducía los bueyes de Gerión desde Eritea, llegó a Escitia y que, cansado del viaje, se retiró a un lugar desierto y durmió un corto tiempo. Pero mientras dormía, su caballo desapareció, sentado en el que había realizado su largo viaje. Sin embargo, al despertarse del reposo, emprendió una diligente búsqueda por el desierto , tratando de descubrir su caballo. Y aunque no tiene éxito en su búsqueda del caballo, encuentra en el desierto a cierta damisela, la mitad de cuya forma era la de mujer , y procedió a preguntarle si había visto el caballo en alguna parte. La niña, sin embargo, responde que había visto al animal, pero que no se lo mostraría a menos que Hércules previamente la acompañara con el propósito de tener relaciones sexuales.

Ahora Heródoto nos informa que sus partes superiores hasta las ingles eran las de una virgen, pero que todo lo que estaba debajo del cuerpo después de las ingles presentaba una horrible apariencia de serpiente. Sin embargo, ansioso por descubrir su caballo, Hércules accede a la petición del monstruo; porque él la conoció carnalmente y la dejó embarazada. Y predijo, después del coito, que ella tendría de él en su seno tres hijos al mismo tiempo, que estaban destinados a ser ilustres. Y ordenó que ella, al dar a luz, impusiera a los niños tan pronto como nacieran los siguientes nombres: Agatirso, Gelón y Escita. Y como recompensa por este favor recibir su caballo de manos de la doncella parecida a una bestia, siguió su camino, llevando consigo también el ganado. Pero después de estos detalles, Heródoto tiene un relato extenso; Adiós, sin embargo, por el momento. Pero explicaremos cuáles son las opiniones de Justino, quien traslada esta leyenda a su relato de la generación del universo .

XXI
Sobre su tríada de principios, su angelografía
y su explicación de Jesucristo

El heresiarca Justino hace la siguiente declaración: Hay tres principios no engendrados del universo, dos masculinos y uno femenino. De los principios masculinos, sin embargo, uno se llama bueno, y es el único que recibe este nombre y posee un poder de presciencia acerca del universo. Pero el otro es Padre de todos los seres engendrados, privado de presciencia e invisible.

Pero dicha mujer primordial está desprovista de presciencia, apasionada, de dos mentes, de dos cuerpos, respondiendo en todos los aspectos a la descripción de la niña de la leyenda de Heródoto, hasta la ingle una virgen, y en las partes de abajo que se asemejan a una serpiente, como dice Justino. Pero esta muchacha se llama Edén e Israel. Y estos principios del universo son, dice, raíces y fuentes de las que se han producido las cosas existentes, pero que no existían nada más. El Padre, entonces, que está privado de presciencia, al contemplar a aquella Edén mitad mujer, pasó al deseo concupiscente por ella.

Pero este Padre, dice, se llama Elohim. Edem también anhelaba no menos a Elohim, y la pasión mutua los unió en el único lecho nupcial del amor . Y de tal relación el Padre genera para sí desde Edem doce ángeles. Y los nombres de los ángeles engendrados por el Padre son estos: Miguel, Amén, Baruc, Gabriel, Esadaeo... Y de los ángeles maternos que Edén engendró, los nombres de la misma manera han sido adjuntos, y son los siguiente : Babel, Achamoth, Naas, Bel, Belias, Satán, Sael, Adonaeo, Leviatán, Faraón, Carcameno y Lathen.

De estos 24 ángeles, los paternos están asociados con el Padre, y hacen todas las cosas según su voluntad; y el maternal está asociado con Edén (la Madre). Y la multitud de todos estos ángeles juntos es el Paraíso, dice, de lo cual habla Moisés: Dios plantó un jardín en el Edén hacia el oriente, es decir, hacia la faz de Edén, para que Edén pudiera contemplar el jardín (es decir, los ángeles) continuamente. Alegóricamente, los ángeles son llamados árboles de este jardín, y el árbol de la vida es el tercero de los ángeles paternos: Baruc. Y el árbol del conocimiento del bien y del mal es el tercero de los ángeles maternos: Naas.

Así, dice Justino, hay que interpretar las palabras de Moisés, observando que Moisés dijo estas cosas disfrazadamente, por el hecho de que no todos alcanzan la verdad. Y dice, formándose el Paraíso a partir del gozo conyugal de Elohim y Edén, recibiendo los ángeles de Elohim de la hermosísima tierra, es decir, no de la porción de Edén que se asemeja a un monstruo, sino de las partes arriba de la ingle del hombre, con una forma gentil que en aspecto hizo al hombre de la tierra. Pero de las partes que parecen un monstruo surgen las fieras y el resto de la creación animal.

Hicieron al hombre, por tanto, como símbolo de la unidad y del amor subsistente entre ellos; y le delegan sus propios poderes, Edén el alma, pero Elohim el espíritu. Y el hombre Adán es producido como un verdadero sello y recuerdo de amor , y como un emblema eterno del matrimonio de Edén y Elohim. Y de la misma manera también Eva fue producida, dice, como lo ha descrito Moisés, una imagen y un emblema, así como un sello que se conservará para siempre, de Edén.

De la misma manera, también fue depositada en Eva un alma, una imagen, de Edén, pero un espíritu de Elohim. Y se les dio mandamiento: Fructificad y multiplicaos, y henchid la tierra, es decir, Edén; porque así desearía que hubiera sido escrito. Edén confirió a Elohim la totalidad del poder que le pertenecía a ella como una especie de dote nupcial. De donde, dice, desde la imitación de aquel matrimonio primario hasta el día de hoy, las mujeres traen dote a sus maridos, cumpliendo cierta ley divina y paternal que vino a existir por parte de Edén hacia Elohim.

Cuando todas las cosas fueron creadas como lo describió Moisés, tanto el cielo como la tierra y las cosas que hay en ellos, los 12 ángeles de la Madre se dividieron en 4 principios, y cada cuarta parte de ellos se llama río: Fisón y Gehon, y el Tigris y el Éufrates, como, dice, afirma Moisés. Estos 12 ángeles, estando mutuamente conectados, se dividen en 4 partes y gobiernan el mundo, manteniendo desde Edén una especie de autoridad virreinal sobre el mundo.

Pero no siempre continúan en los mismos lugares, sino que se mueven como en una danza circular, cambiando de lugar tras lugar, y en tiempos e intervalos determinados, retirándose a los lugares que les están sujetos. Y cuando Fisón domina lugares, el hambre, la angustia y la aflicción prevalecen en esa parte de la tierra, porque el batallón de estos ángeles es mezquino. De la misma maneram también pertenecen a cada parte de los cuatro, según el poder y la naturaleza de cada uno, tiempos malos y multitud de enfermedades. Y continuamente, según el dominio de cada cuarta parte, esta corriente del mal, simplemente como una corriente de ríos, corre, según la voluntad de Edén, ininterrumpidamente alrededor del mundo. Y de alguna causa de esta descripción ha surgido la necesidad del mal .

Cuando Elohim hubo preparado y creado el mundo como resultado del placer conjunto, quiso ascender a las partes elevadas del cielo y ver que nada de lo que pertenecía a la creación funcionara bajo deficiencia. Y tomó consigo a sus propios ángeles, porque su naturaleza era subir a lo alto, dejando a Edén abajo: porque como era tierra, no estaba dispuesta a seguir a su esposo hacia arriba.

Entonces Elohim, llegando a lo más alto del cielo, y viendo una luz superior a la que él mismo había creado, exclamó: Abridme las puertas, para que al entrar reconozca al Señor; porque me consideraba Señor. Una voz le fue devuelta desde la luz, diciendo: Esta es la puerta del Señor: por ella entran los justos. E inmediatamente se abrió la puerta, y el Padre, sin los ángeles, entró avanzando hacia el Bien Supremo, y vio lo que el ojo no vio, el oído no oyó, y lo que no entró en el corazón del hombre para concebir. Entonces el Bueno le dice: Siéntate a mi derecha. Y el Padre dice al Bueno: Permíteme, Señor, trastornar el mundo que he hecho, porque mi espíritu está ligado a los hombres. Y deseo recibirlo de vuelta de ellos. Entonces el Bueno le responde: Ningún mal podrás hacer mientras estés conmigo, porque tanto tú como Edén hicisteis el mundo como resultado del gozo conyugal . Permitid, pues, a Edén, para poseer el mundo mientras ella quiera; pero ¿quédate conmigo? Entonces Edén, sabiendo que había sido abandonada por Elohim, se apoderó de ella y puso a su lado a sus propios ángeles . hermosa manera, si de alguna manera Elohim, pasando al deseo concupiscente, pudiera descender del cielo a ella.

Sin embargo, cuando Elohim, dominado por el Bueno, ya no descendió a Edén, Edén ordenó a Babel, que es Venus, que provocara adulterios y disoluciones de matrimonios entre los hombres. Y ella adoptó este expediente para que, así como ella había sido divorciada de Elohim, así también el espíritu de Elohim, que está en los hombres, estando afligido por el dolor, pudiera ser castigado con tales separaciones, y pudiera sufrir precisamente los sufrimientos que estaban siendo soportados por el desierto Edén. Y Edén da gran poder a su tercer ángel, Naas, para que con toda especie de castigo castigue el espíritu de Elohim que está en los hombres, para que Elohim, a través del espíritu, sea castigado por haber abandonado a su esposa, en violación de los acuerdos celebrados entre ellos.

Elohim el padre, al ver estas cosas, envía a Baruc, el tercer ángel entre los suyos, para socorrer el espíritu que está en todos los hombres. Entonces vino Baruc, se paró en medio de los ángeles de Edén, es decir, en medio del paraíso (porque el paraíso son los ángeles, en medio de los cuales estaba) y dio al hombre el siguiente mandato: De todo árbol que está en el paraíso podrás comer libremente, pero no podrás comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, que es Naas.

Ahora bien, el significado es que debe obedecer al resto de los once ángeles de Edén, porque los once poseen pasiones, pero no son culpables de trasgresión. Naas, sin embargo, ha cometido pecado, porque se acercó a Eva, la engañó y la corrompió; y tal acto como esto es una violación de la ley. Él, sin embargo, también se acercó a Adán y tuvo relaciones antinaturales con él; y esto es también un acto de vileza, de donde han surgido el adulterio y la sodomía.

En adelante, el vicio y la virtud prevalecieron entre los hombres, surgiendo de una sola fuente: la del Padre. Porque el Padre, habiendo ascendido al Bueno, señala de vez en cuando el camino a los que desean ascender a él también. Sin embargo, después de haber partido de Edén, provocó un principio originador del mal en el espíritu del Padre que está en los hombres. Baruc, pues, fue enviado a ver a Moisés, y por medio de él habló a los hijos de Israel, para que se convirtieran al Bueno. Pero el tercer ángel Naas, por el alma que vino de Edén sobre Moisés, como también sobre todos los hombres, oscureció los preceptos de Baruc e hizo que se escucharan sus propios y peculiares mandatos.

Por esto el alma se opone al espíritu, y el espíritu al alma. Porque el alma es Edén, pero el espíritu Elohim, y cada uno de estos existe en todos los hombres, tanto en mujeres como en varones. Nuevamente, después de estos sucesos, Baruc fue enviado a los profetas, para que a través de los profetas el espíritu que habita en los hombres pudiera escuchar palabras de advertencia y evitar Edén y la ficción perversa, así como el Padre había huido de Elohim. De la misma manera también (por los profetas) Naas, con un dispositivo similar, a través del alma que habita en el hombre, junto con el espíritu del Padre, sedujo a los profetas, y todos ellos fueron atraídos tras él, y lo hicieron. No seguir las palabras de Baruc, que Elohim ordenó.

Finalmente, Elohim seleccionó a Hércules, un profeta incircunciso, y lo envió a sofocar a los 12doce ángeles de Edén y liberar al Padre de los 12 ángeles, aquellos malvados de la creación. Estos son los 12 conflictos de Hércules que sufrió, en orden, del primero al último, a saber: el León, la Hidra, el Jabalí y los demás sucesivamente. Porque dicen que estos son los nombres de ellos entre los gentiles, y han sido derivados con denominaciones alteradas de la energía de los ángeles maternos.

Cuando parecía haber vencido a sus antagonistas, Omphale (ahora Babel, o Venus) se aferra a él y aleja a Hércules y lo despoja de su poder, es decir, las órdenes de Baruc que Elohim emitió. Y en lugar de este poder (Babel) lo envuelve en su propio manto peculiar, es decir, en el poder de Edén, que es el poder de abajo; y de esta manera quedó incumplida la profecía de Hércules, y sus obras.

Finalmente, en los días del rey Herodes, Baruc es enviado, siendo enviado una vez más por Elohim; y llegando a Nazaret, encontró a Jesús, hijo de José y María, un niño de 12 años, apacientando ovejas. Y le anuncia todas las cosas desde el principio, todo lo que habían hecho Edén y Elohim, y todo lo que probablemente sucedería en el futuro, y pronunció las siguientes palabras: Todos los profetas anteriores a ti han sido seducidos. Esfuérzate, pues, Jesús, Hijo del hombre, en no dejarte seducir, sino predicar esta palabra a los hombres, y llevarles nuevas de las cosas del Padre, y del Bueno, y ascender al Bueno, y siéntate allí con Elohim, Padre de todos nosotros. Y Jesús fue obediente al ángel, diciendo: Todo lo haré, Señor, y procedió a predicar. Por eso Naas quiso seducir también a éste. Jesús, sin embargo, no estaba dispuesto a escuchar sus propuestas, porque permaneció fiel a Baruc.

Entonces Naas, enfurecido por no poder seducirlo, hizo que lo crucificaran. Él, sin embargo, dejando el cuerpo de Edén en el árbol maldito, ascendió al Bueno; diciendo, sin embargo, a Edén: Mujer, retienes a tu hijo. Es decir, al hombre natural y terrenal. Pero Jesús mismo, encomendando su espíritu en manos del Padre, ascendió al Bueno.

Ahora bien, el Bueno es Príapo, y él es quien antecedentemente causó la producción de todo lo que existe. Por esta razón se le llama Príapo, porque previamente formó todas las cosas según su propio diseño. Por eso, dice, en cada templo se coloca su estatua, que es venerada por toda criatura; y hay imágenes de él en los caminos, llevando sobre su cabeza frutos maduros. Es decir, el producto de la creación, de la cual él es la causa, habiéndolos formado en primera instancia, según su propio designio, la creación, cuando todavía no tenía existencia.

Por tanto, cuando oyes a los hombres afirmar que el cisne entró en Leda y engendró de ella un hijo, aprende que el cisne es Elohim y Leda Edem. Y cuando la gente alega que un águila entró en Ganímedes, sepan que el águila es Naas y Ganímedes Adán. Y cuando afirman que el oro, en una lluvia, entró en Dánae, y engendró de ella un hijo, recordad que el oro es Elohim, y Dánae es Edén.

De manera similar, de la misma manera aduciendo todos los relatos de esta descripción, que corresponden con la naturaleza de leyendas, persiguen la labor de instrucción. Por tanto, cuando el profeta dice: Escucha, cielo, y presta oído, tierra, que el Señor ha hablado, Justino dice: El espíritu que está en el hombre de Elohim; y por tierra, el alma que está en el hombre junto con el espíritu. Y por el Señor dice Baruc; y por Israel, Edén, porque tanto Israel como Edén se llaman esposa de Elohim. Israel, dice, no me conoció (Elohim); porque si me supiera que estoy con el Bueno, no castigaría con paternal ignorancia el espíritu que hay en los hombres.

XXII
Sobre el juramento
realizado por los setitas

De ahí también que en el primer libro, inscrito Baruc, se haya escrito el juramento que obligan a jurar a los que están a punto de oír estos misterios y ser iniciados con el Bueno. Y este juramento, dice Justino, lo hizo nuestro Padre Elohim estando junto al Bueno, y habiendo jurado no se arrepintió del juramento, respecto del cual, dice, está escrito: El Señor juró, y no se arrepentirá. Ahora bien, el juramento está redactado en estos términos: Juro por el Bueno que está sobre todo, guardar estos misterios, y no divulgarlos a nadie, y no recaer del Bueno a la criatura.

Después de haber hecho este juramento, pasa al Bueno y contempla todas las cosas que el ojo no ha visto, ni el oído ha oído, ni han subido al corazón del hombre; y bebe del agua vivificante, que es para ellos, como suponen, un baño, una fuente de agua vivificante y burbujeante. Porque se ha hecho una separación entre agua y agua; y hay agua, que debajo del firmamento de la creación malvada, en la cual se lavan los hombres terrenales y animales; y hay agua vivificante, esa sobre el firmamento, del Bueno, en la que son lavados los hombres espirituales y vivos; y en esto Elohim se lavó, y habiéndose lavado no se arrepintió. Y cuando, dice, afirma el profeta: Toma para ti una mujer fornicaria, ya que la tierra se ha abandonado a la fornicación, alejándose de seguir al Señor (pues Edén sale de Elohim). En estas palabras, dice, el profeta declara claramente todo el misterio, y no es escuchado a causa de las malvadas maquinaciones de Naas.

De la misma manera, entregan otros pasajes proféticos con un espíritu de interpretación similar a lo largo de numerosos libros. El volumen, sin embargo, con la inscripción Baruc, es preeminentemente para ellos aquel en el que el lector podrá comprobar la explicación completa de su sistema legendario que estará contenido.

Amados hermanos, aunque me he topado con muchas herejías, sin embargo, no me ha tocado enfrentar a ningún malvado heresiarca peor que este Justino. Pero, en verdad, los seguidores de Justino deberían imitar el ejemplo de su Hércules y limpiar, como suele decirse, el establo de Augias, o más bien debería decir, una zanja en la que, tan pronto como los partidarios de estos heresiarcas han caído, nunca podrán ser limpiados; es más, ni siquiera podrán levantar la cabeza.

XXIII
Compendio de doctrinas h
eréticas de los setitas

Puesto que hemos explicado los intentos de establecer un sistema del pseudognóstico Justino, parece igualmente conveniente en los siguientes libros dilucidar las opiniones expresadas en las herejías siguientes a modo de consecuencias sobre las doctrinas de Justino, y no dejar a ninguno de estos especuladores sin refutar.

Nuestra refutación se logrará aduciendo las afirmaciones hechas por ellos; tales al menos de sus declaraciones que sean suficientes para dar un ejemplo público de estos herejes. Y alcanzaremos nuestro propósito, aunque sólo deben condenarse los misterios secretos e inefables que practican entre ellos, en los cuales, siendo mortales tontos, apenas incluso con considerable trabajo se inician.