27 de Julio

Pantaleón de Nicomedia

César Aguilera
Mercabá, 27 julio 2024

         Nació el 275 en Nicomedia (Mar Negro), en un momento en que el Imperio Romano seguía avasallando al mundo entero, pero requiriendo un 2º emperador (en Oriente) para sostener aquellas regiones tan distantes de la metrópoli. Y Nicomedia había pasado a ser la joven residencia de los emperadores de Oriente, desde hacía 25 años.

         Hijo de un pagano (Eustorgio, senador y médico rico) y de una cristiana (Eucuba, que murió joven), Pantaleón estudio medicina y empezó a ejercer dicha profesión bajo la dirección de Eufrosino (médico del emperador Diocleciano). Pantaleón se va haciendo un joven distinguido y respetado, con una abnegación profesional que llama la atención en la ciudad imperial, a pesar del medio pagano en que vivía.

         En el transcurso de su profesión, conoció Pantaleón al sacerdote Hermolao, que vivía oculto por el rigor de la persecución anti-cristiana. En dicho encuentro, no dudó Hermolao en hablar a Pantaleón de la doctrina de Jesucristo, y Pantaleón quedo impresionado, prometiéndole que continuarían en contacto.

         Poco después se encontraba Pantaleón ante un caso desesperado, pues atendiendo a un niño fallecido le salió por detrás la víbora asesina. El médico, impotente, recuerda entonces las palabras que le había dicho Hermolao: "el nombre de Cristo basta para resucitar a los muertos". Pantaleón no vacila, y su increpación llena de fe opera el milagro. El niño vuelve a la vida, y ante el susto decide Pantaleón hacerse cristiano. Unos días de convivencia con el sacerdote Hermolao le proporcionan la instrucción necesaria, para recibir poco después el bautismo de Jesús.

         A partir de este momento, la vida de Pantaleón es totalmente distinta, y convierte con su actitud a su propio padre (que muere poco después). Pantaleón se arroja entonces a una vida de absoluto fervor, entregando a los pobres sus cuantiosas riquezas, poniendo en libertad a todos sus esclavos, y entregándose a las obras de caridad en la práctica de su profesión médica.

         Naturalmente, esta conducta no pudo pasar desapercibida, y los restantes médicos de Nicomedia ardieron en celo al ver que la gran mayoría de los enfermos quería ser curada por Pantaleón (con lo que las pérdidas materiales iban a ser cuantiosas para ellos). Naturalmente, había que deshacerse de él, y por eso acusaron a Pantaleón de ser cristiano, ante el mismo emperador.

         Diocleciano era un emperador de excepcionales vuelos, que había sorteado la catástrofe económica imperial a través de su edicto Máximum (ca. 302, en la mayor tasación estatal de todos los tiempos) y que había montado una maquinaria administrativa imperial brutalmente eficaz (ca. 303, en su famosa Tetrarquía político-militar de 2 césares y 2 augustos).

         Pero su otro colega augusto, Galerio, le había movido a firmar el decreto de exterminio general de los cristianos. Y Diocleciano no tuvo rubor en decretar la 10ª de las grandes persecuciones contra la Iglesia (el 23 febrero 303), multiplicando los ríos de sangre cristiana por doquier.

         La presencia de Pantaleón ante el tribuno romano es el triunfo de la fe de Cristo sobre todos los intentos opresores. Pantaleón pasa a ser un grito de triunfo, y el emblema de la fe invencible por obra del poder de Jesús. El interrogatorio intenta seducir al joven médico, pero todo es en vano, pues Pantaleón declara y reafirma una y otra vez su fe. Pero veamos literalmente lo que dicen las Actas de su martirio, realmente sorprendentes.

         Sucesivamente, Pantaleón es atado a un potro, ve desgarradas las carnes por garfios de hierro, sufre quemaduras con teas encendidas, se le somete a una caldera de plomo endurecido, es arrojado al mar... Mas no pudiendo socavar su ánimo, se ensaya con él el tormento de las fieras.

         Toda Nicomedia acude, a multitudes, al anfiteatro. Y a la señal estremecedora, y en medio de un silencio impresionante, se abren las jaulas. Varias fieras avanzan rugientes y a saltos hacia el mártir, que está solo y en medio de la arena. Mas apenas le llegan las fieras, éstas se aquietan y someten a sus plantas. Pantaleón las bendice y ellas se retiran. El vocerío loco de la multitud reclama la libertad para el inocente, y tiembla en el ambiente la sensación de que el Dios verdadero es el que le sostiene.

         Bajo un griterío que pedía la libertad del joven médico, los jueces deciden su decapitación, y arrojan a Pantaleón a un calabozo, junto al sacerdote Hermolao y otros 2 cristianos (Hermipo y Hermócrates).

         Llegado el día señalado, Pantaleón es azotado y atado a un olivo. El verdugo pide perdón al joven médico, pero hace caer sobre él la cuchilla definitiva. Era el año 305, y los cristianos se llevan su cuerpo del lugar del suplicio, dándole sepultura en el interior de la ciudad (Nicomedia), entre intensa veneración.

         San Pantaleón ha pasado a ser uno de los principales patronos de los médicos. Su culto se fue extendiendo y haciendo popular, y su nombre pasó a ser símbolo de la hora ciega de la persecución, estimulando y dando valor al resto de cristianos que pasaron por ella.

 Act: 27/07/24     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A