27 de Junio

San Cirilo de Alejandría

José Sánchez
Mercabá, 27 junio 2024

         Nació el 376 en Alejandría, en el seno de una familia acomodada y cristiana que le educó en la más pura tradición de la Iglesia alejandrina, y le llevó a frecuentar las aulas de aquella Escuela Catequética que en su día fundara San Panteno, y poco después enriquecieran Clemente, Orígenes, Dídimo y Atanasio.

         Los escritos transmitidos y su actividad pastoral nos obligan a imaginarlo dedicado de lleno a su formación sacerdotal y preparación intelectual en los últimos años del glorioso s. IV, cuando las sedes eclesiásticas principales ostentaban figuras luminosas en ciencia y santidad, como San Ambrosio de Milán, San Dámaso en Roma, San Cirilo de Jerusalén, San Gregorio de Nisa y San Juan Crisóstomo en Constantinopla.

         Las bibliotecas de la ciudad del Nilo le ofrecerían tesoros manuscritos abundantes de las Escrituras. La difícil convivencia de judíos, paganos y cristianos le estimularía a la futura defensa del pueblo cristiano contra los enemigos exteriores. La herencia antiarriana de San Atanasio de Alejandría se le metería en la médula de su formación dogmática (poniéndole en guardia ante las innovaciones dogmáticas), y sobre todo la influyente proximidad de su tío (el patriarca Teófilo de Alejandría), a la hora de forjar un espíritu clerical y de gobierno.

         El año 412 ocupó Cirilo la cátedra de Alejandría, como patriarca y cabeza de todas las iglesias del Egipto romano. Y desde aquella fecha, 3 etapas distintas definen su inmensa actividad patriarcal: 1ª del 412 al 428, en tareas inmediatas en la sede propia; 2ª del 428 al 431, ocupado intensamente en la lucha contra Nestorio; y 3ª del 431 al 444, dedicado a consolidar la paz eclesiástica en el Oriente cristiano.

         Apenas había tomado Cirilo las riendas del gobierno, cuando tuvo que actuar contra los novacianos y los judíos, por las grandes molestias que inferían a los cristianos. Los primeros se vieron obligados a dejar sus iglesias, y los segundos, tuvieron que salir de la ciudad mientras sus sinagogas eran convertidas en templos cristianos. Tales triunfos los obtenía el patriarca a pesar de la reluctancia y oposición de Orestes, gobernador civil de todo el Egipto.

         El año 417 la paz entre Alejandría y Constantinopla, rota por la contienda de Teófilo contra San Juan Crisóstomo, estaba totalmente restablecida: el patriarca constantinopolitano figuraba ya en los dípticos alejandrinos.

         Un año después el papa Zósimo I le comunicaba, por carta particular, la condenación romana del pelagianismo. Y cada año, por deber pastoral y siguiendo la usanza antigua de su iglesia, dirigía Cirilo su homilía pascual a todos los obispos sufragáneos y a todos sus diocesanos.

         Hasta 29 homilías son las que se nos han conservado, correspondientes a los años 414-442. En ellas el pastor alejandrino anunciaba el ayuno cuaresmal, fijaba la fecha de la pascua y exponía con profundidad la grandeza de la condición humana, la necesidad de austeridad y mortificación para obtener la victoria evangélica, acompañando reprensiones oportunas y exhortaciones de aliento.

         La vida de Cirilo estaba cargada, pues, de múltiples tareas cotidianas, pero aún no se había desbordado en aras del interés general de la Iglesia universal. En Alejandría se vivía en paz. Los sacerdotes pastoreaban espiritualmente la grey bajo las orientaciones y ejemplo de su jerarca. La comunidad florecía en virtudes. Los obispos egipcios seguían las directrices de la metrópoli. Y los monjes del desierto gozaban de quietud solitaria y espiritual, sembrados acá y allá de las riberas del gran río.

         Cirilo, eso sí, vivía intercomunicado con el exterior. De Roma, de Antioquía y de Constantinopla recibía, casi a diario, noticias de actualidad eclesiástica. Y estaba, sobre todo, en guardia ante los derroteros dogmáticos que podría tomar lo que llamaba "el dualismo antioqueno", que comprometía la unidad del Dios-Hombre.

         El año 428 llegaron de Constantinopla noticias alarmantes. Sus fieles representantes en la ciudad del Bósforo le anunciaron que Nestorio, patriarca de la capital del Imperio oriental, había escrito y hablado públicamente contra la unidad del Verbo encarnado y contra la maternidad divina de María. Inmediatamente Cirilo, en la homilía pascual del 429, declaraba la doctrina ortodoxa comprometida indicando el error y callando el hereje: "No un hombre corriente es el engendrado por María, sino el mismo Hijo de Dios hecho carne. Y por ello María es de verdad madre del Señor y madre de Dios".

         El error seguía extendiéndose. Los escritos y doctrinas de Nestorio estaban penetrando en la república monacal de su patriarcado. Informado Cirilo por los mismos solitarios de la perturbación espiritual que iba naciendo entre los monjes, se propuso, con diligencia y profundidad, atajar los perniciosos efectos de tal propaganda. Escribió, con esta ocasión, una carta dogmática a los monjes probando por la Escritura y la tradición que a María le pertenece con todo derecho el título de Theotokos (lit. Madre de Dios). Dos ejemplares envió a Constantinopla, aún sin declarar al autor de la doctrina.

         Ofendido Nestorio en su soberbia y no queriendo retractar, Cirilo no dudó dirigirse personalmente a él, diciéndole: "Losfieles y obispo de Roma, Celestino, se hallan muy escandalizados. Conceded, os ruego, a María el título de Theotokos. No es doctrina nueva la que os pido profesar; es la creencia de todos los Padres ortodoxos".

         Nestorio respondió con calumnias. Y Cirilo contrapuso una 2ª carta con la exposición detallada del dogma cristológico. Fue inútil, y Nestorio siguió abundando en insultos de forma contumaz.

         Entonces el celo apostólico y la caridad del patriarca Cirilo encontraron otro camino: el de los intermediarios. Y escribió varias cartas, al obispo centenario Acacio de Berea (para que utilizara su venerabilidad ante Nestorio), al emperador Teodosio II de Bizancio (para prevenirle de las sutilezas dogmáticas del patriarca de Constantinopla), a las princesas Arcadia y Marina, y a las mismas emperatrices Pulqueria y Eudoxia (a todas ellas con la misma finalidad).

         De Roma, a donde había escrito Nestorio, el papa Celestino I pedía información a Cirilo, a quien tenía por celoso e instruido. Éste no quería desorbitar los acontecimientos, y pretendía curar el mal reducido a sus orígenes. Pero convencido de la imposibilidad, no regateó información. El 430 salió su diácono Posidonio para Roma equipado con una relación de todo lo sucedido, con un resumen de los principales puntos nestorianos, con los escritos de Cirilo dirigidos a los monjes, a Nestorio y a la casa imperial de Bizancio.

         La respuesta de Roma no podía esperarse más favorable. Un sínodo romano declaraba heterodoxas las doctrinas nestorianas y, por voluntad expresa del Pontífice, Cirilo quedaba comisionado para notificar a Nestorio la decisión, conminándole la excomunión si en el término de 10 días no retractaba sus errores.

         Pero Cirilo quería rematar el golpe. Con la luz de Roma delante, reunió a sus obispos, redactó una Carta Sinodal y formuló los 12 anatematismos clásicos, que debería suscribir Nestorio para quedar plenamente purgado de sus errores.

         Y ahora saltó un acontecimiento inesperado. El emperador convocaba concilio general para junio del 431 en la ciudad de Efeso. ¿Qué haría Cirilo? ¿Sería cuestión de revisar las decisiones romanas y alejandrinas? Consultado el papa Celestino I, se puso en camino para Efeso.

         Allí tuvo que echar mano de toda su prepotencia dogmática, eclesiástica y diplomática. Sin el auxilio poderoso de los legados romanos, que no habían llegado a Efeso, y con la ausencia intencionada de los obispos antioquenos, que, reprobando la doctrina nestoriana, no querían condenar personalmente a Nestorio, Cirilo obtuvo la condenación de la herejía y del heresiarca, aunque a costa de tres meses de arresto imperial y la enemistad con el patriarcado de Antioquía. Desde entonces, la Iglesia universal reconoció en Cirilo de Alejandría al artífice del Concilio de Efeso (el 3º ecuménico).

         En lo restante de su vida, desde 431 a 444, una preocupación de paz eclesiástica dominará toda su actividad. Paz con el patriarcado de Constantinopla, paz interior de su iglesia, paz con los orientales de Antioquía y paz, nunca interrumpida, con la cátedra de Pedro.

         Apenas vuelto a su sede, el año 431 envía  sus letras de comunión al nuevo patriarca Máximo de Constantinopla, sucesor de Nestorio. Y a los antioquenos les dio una gran lección de humildad y celo auténtico:

"Estoy pronto a perdonar las injurias de Efeso, a rechazar de corazón el arrianismo y apolinarismo, a reconocer el Símbolo de Nicea. Pero no puedo sacrificar los anatematismos, porque sería sacrificar la fe, condenar el Concilio de Efeso y justificar a Nestorio".

         El año 433 firmó con Antioquía el Símbolo de Unión, y se puso a escribir a toda prisa su Laetentur Coeli para anunciar gozoso la paz entre Alejandría y Antioquía, al papa Sixto III, a Máximo de Constantinopla y a otros obispos significados.

         Entre sus mismos súbditos tuvo que sufrir a algunos extremistas alejandrinos, que tenían por claudicación la unión con Antioquía, y trajeron dolor a su corazón de buen pastor. Ante ellos se esforzó continuamente por justificar la paz y la ortodoxia del Símbolo de Unión. Pero al pedirle éstos que condenara públicamente a Diodoro de Tarso y Teodoro de Mopsuestia (como había hecho con Nestorio), Cirilo respondió que no debía "condenar a los obispos que habían muerto en comunión con la Santa Iglesia".

         Pasó Cirilo a mejor vida el año 444, y la Iglesia universal empezó a venerarlo como el santo de la maternidad divina de María.

         Fue San Cirilo uno de los padres más celebrados de la Iglesia Oriental, como patriarca de Alejandría que, durante 32 años, no cesó de impulsar el cristianismo en medio de la ciencia, del paganismo, del judaísmo y de los devenires políticos y religiosos del s. V, con una actividad pastoral y literaria que luchó contra la herejía nestoriana y se puso siempre del lado del papa de Roma, junto a todo tipo de simpatizantes de la Iglesia.

 Act: 27/06/24     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A