18 de Julio

San Eugenio de Cartago

Consuelo Lozano
Mercabá, 18 julio 2024

         Cuando los bárbaros invadieron el Imperio Romano, los vándalos de Genserico se apoderaron de todo el norte de Africa (ca. 439) y ocuparon las provincias imperiales que allí tenía Roma. Los vándalos eran arrianos, pero se desdecían de su fe arriana allí por donde pasaban, cometiendo todo tipo de atropellos y crímenes, destruyendo y quemando iglesias y monasterios así como torturando a los católicos.

         Genserico fue sucedido por Hunerico (ca. 477), quien al principio se mostró moderado con los católicos, y por una petición especial del emperador de Constantinopla (Zenón I de Bizancio) permitió que los fieles eligieran libremente sus autoridades eclesiásticas. Para ejercer la dignidad episcopal de Cartago resultó elegido Eugenio, sacerdote estimado por su saber y su caritativo celo hacia los pobres.

         Una vez ordenado obispo, Eugenio predicó con ardor, defendiendo la fe católica con agudeza y audacia. Realizó numerosas conversiones y se hizo muy popular (para envidia de Hunerico). E incluso se dice que llegó a realizar algún milagro (como curar a un ciego, al imponer sobre sus ojos agua bendita). Los arrianos achacaron el suceso a las artes mágicas, y acusaron al obispo de hechicero. Hunerico le prohibió entonces predicar al público, así como no admitir en su iglesia a ningún súbdito vándalo (para que no se convirtiera del arrianismo al catolicismo).

         Eugenio replicó que las puertas de la casa de Dios estaban siempre abiertas, para todo el que se acercara. Entonces Hunerico puso guardias a la entrada de los templos, con orden de torturar a aquellos que no acatasen la prohibición. Y así lo hizo, haciendo pasear a los torturados por las calles (a forma de procesión), a fin de que sirviesen de escarmiento a los otros. Así llegaron la violencia, los asesinatos y las deportaciones. 

         Ante la denuncia del emperador bizantino, Hunerico mandó organizar una asamblea de obispos católicos y arrianos, para examinar los argumentos de ambas partes y "saber quién está en la verdad".

         La asamblea reunida resultó una farsa, porque los obispos católicos aparecían y al día siguiente desaparecían (al ser secuestrados y torturados). Hasta que por fin se decretó la expulsión de Eugenio, que salió caminando en caravana hacia el desierto, seguido por sus sacerdotes y fieles. En Trípoli, lugar donde fue exiliado y encarcelado, fue puesto bajo la autoridad de un obispo arriano, quién lo trató duramente.

         Cientos de católicos fueron desterrados de Cartago al desierto tripolitano, donde cayeron en manos de los moros y fueron esclavizados. En Cartago no quedó ni un sólo clérigo católico, y a duras penas quedó algún anciano, mujer o niño católico (que, con el tiempo, también desaparecerían). Fue el jaque mate a la brillante y antigua Iglesia de Cartago.

         Muerto Hunerico el año 484, su sucesor Trasimundo mantuvo la línea dura contra el catolicismo, dirigiendo a Eugenio todavía más lejos (a las Galias). Establecido en Albi, bajo hospitalidad de Alarico II (rey visigodo y también arriano, pero no tan salvaje como los reyes vándalos), realizó vida solitaria y fundó el Monasterio de San Amaranto, dedicándose a escribir para el rey (Expositio fidei Catholicae y Apologetius pro Fide) y contra los herejes (Altercatio cum Arianis). Allí murió el 13 julio 501.

 Act: 18/07/24     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A