Dispensar los servicios eclesiales con pulcritud

Rarotonga,.17.junio.2024
Arzob.
.Paul.Donoghue,.primado.de.Cook

          Queridos hermanos, comenzamos el año de la vida consagrada, lo que significa que somos conscientes de la importancia de la vida religiosa en nuestra diócesis, como lo atestigua la presencia entre nosotros de las hermanas de San José de Cluny, la congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, los padres Damián y John, los hermanos maristas y las Hijas de la Caridad. Oremos por estas congregaciones y por la vocación al sacerdocio, y también por el p. Epiloka Pahia, que ha sido reclamado por su obispo de origen, Soane Patita Paini, y le ha nombrado párroco de su parroquia de origen. 

          Cuando el nuncio estuvo entre nosotros, la parroquia de Matavera le comentó nuestra falta de vocaciones, y el nuncio señaló que los jóvenes de hoy tienen muchas más opciones que antes, lo cual ha de ser respetado. De hecho, estaría muy mal presionar a los jóvenes y animarlos a ser sacerdotes, hermanos o hermanas, cuando ellos ya han dicho que no lo quieren ser. Es más, el papa Francisco I ha recordado que hagamos una selección de los candidatos al sacerdocio, que nos ajustemos al derecho y que no aceptemos candidatos desequilibrados o sin vocación, porque de hacerlo perjudicaríamos el orden religioso y a la misma Iglesia.

          Lo que sí es oportuno es que las hermanas, y los sacerdotes, y yo mismo como obispo, revisemos nuestras vidas, y las reavivemos con alegría, para que nuestras vidas aparezcan atractivas para los jóvenes. Y tampoco estaría mal que pidamos a los padres y tutores que recalquen de forma positiva el valor del sacerdocio y la vida religiosa, a sus hijos o a sus tutoriados. También sería oportuno recordar al Nukutere College y al Saint Joseph's College que una de sus razones de existir es ser fuente de vocaciones para la diócesis de Rarotonga.

          Diócesis como Tonga, que hoy están tan bendecidas con vocaciones al sacerdocio, y cuenta con 5 profesores de seminario venidos del extranjero, están hoy bajo presión para compartir sus sacerdotes a diversas partes del Pacífico. Por nuestra parte, sin profesores venidos del extranjero es imposible formar un seminario, así que nuestras opciones a corto plazo pasan por seguir reforzando el papel del Seminario Regional del Pacífico, con sede en Suva, para recibir sacerdotes de allí.

          Ante esta situación de escasez, vamos a implantar en nuestra diócesis el Servicio Eucarístico, el cual será dirigido por un catequista. Tomamos este camino con la idea de no perder los ritmos de las misas y liturgias actuales. Cada parroquia, ya sea grande o pequeña, ha ido acumulando a lo largo de los años una fuerte identidad de sí misma, y sería una pena perder esa identidad por la crisis actual.

          Sin embargo, hay que tener en cuenta que, si los números comienzan a caer, entonces la solución pasaría por fusionar varias parroquias en una, dado que cada sacerdote tiene un límite máximo de misas al día, y no puede estar dando saltos de isla en isla. Espero que no llegue esa medida drástica, pues un tercer sacerdote, venido de Filipinas, debería llegar en julio o agosto de este año, y la diócesis de Tonga no nos ha abandonado completamente. Cuando la situación mejore, recompondremos nuestro compromiso total con la diócesis de las Islas Cook.

          ¿Cuál es la diferencia entre un servicio eucarístico y la misa? La 1ª diferencia es que el servicio está dirigido por un ministro no ordenado, y la misa es celebrada por un ministro ordenado, como el sacerdote o el propio obispo.

          La Liturgia de la Palabra, tanto en el Servicio Eucarístico como en la Misa, es casi la misma, así como el himno de entrada y la Oración de los Fieles. En cuanto a la homilía, hay que saber que, estrictamente hablando, cuando el sacerdote predica está haciendo una homilía de la palabra de Dios, y cuando un ministro no ordenado habla no hace sino repetir la homilía de algún sacerdote.

          La principal diferencia viene en la celebración de la Liturgia de la Eucaristía. Un ministro no ordenado no puede ofrecer el pan y el vino, porque no tiene poder ni autoridad para consagrar el cuerpo y sangre de Cristo. No ha recibido poder para hacer esto, por lo que el Servicio Eucarístico no tiene eucaristía, ni consagración, ni ofertorio, ni oración eucarística. Esto significa que, tras la Liturgia de la Palabra, el Servicio Eucarístico retoma el Padrenuestro.

          La 2ª gran diferencia se produce en la administración de la comunión. Idealmente, el cuerpo de Cristo que recibimos en la comunión debería haber sido consagrado en la misa a la que asistimos, y no tomado del sagrario o del tabernáculo de la misa anterior. Pero en el Servicio Eucarístico ha de ser así, desgraciadamente. Por su parte, los ministros de dicho Servicio han de saber que no pueden administrar la comunión a personas que no pueden recibir la comunión. La catedral ya ha dado las razones de esta práctica eclesial, y las tiene expuestas a la vista de todos.

          Por último, los ministros del Servicio Eucarístico no pueden impartir ninguna bendición, porque ellos no son alter Christus ni actúan directamente en nombre de Cristo. Así que, al terminar el Servicio, todos los que deseen recibir una bendición tienen que esperar a que venga al sacerdote. Escribiré una fórmula para despedir los servicios eucarísticos, con palabras que sean alentadoras e inspiradoras para el ánimo de todos, aunque sean diferentes a las palabras sagradas del sacerdote.

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  Act: 17/06/24         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A