Llevar la semilla hasta el último rincón

Gizo,.1.julio.2024
Arzob.
.Peter.Houhou,.primado.de.Salomón

          Queridos sacerdotes, religiosos, hermanas, catequistas, grupos de oración, padres y madres de familia, laicos y pueblo de Dios de nuestra diócesis de Gizo, sin olvidar a nuestros hermanos que trabajan en diferentes partes del país o en el extranjero, y viven fuera de los límites geográficos de la diócesis.

          El año pasado, el día 27 agosto 2023, fui instalado como nuevo obispo de vuestra diócesis de Gizo, en la Catedral de San Pedro. Durante diez meses he estado visitando todas las parroquias y grupos de nuestra diócesis, para conoceros, saludaros y oír de vuestros propios labios vuestros planes, a la hora de ir planificando juntos la forma de construir nuestra diócesis de la forma más integral. También he podido celebrar con vosotros el santo sacrificio de la eucaristía, así como compartir vuestros hogares y esperanzas.

          Durante estas visitas me he percatado que cuento con buena gente, que es capaz de transmitir a los demás el mensaje evangélico. Pero también me he percatado de las dificultades de hacerlo de un sitio a otro, y de que la semilla de Dios esté presente en todos los rincones e islas de nuestras Islas Salomón.

          Dichas visitas también me han hecho caer en la cuenta de la labor de los primeros misioneros que vinieron aquí, y trajeron y plantaron la semilla de la fe en nuestros corazones (bueno, en los corazones de nuestras antepasadas), trabajando incansablemente para asegurarse que la semilla fuese creciendo. Por aquella fe, esperanza, amor y cuidado, nuestra tierra se convirtió en cristiana, y hoy en día la Iglesia Católica está creciendo más y más, tanto en número como en entusiasmo.

          Con estas dos premisas, planteo algunas preguntas para nuestra reflexión: ¿Estamos listos para plantar la semilla en todos los rincones de nuestra diócesis? ¿Quién está dispuesto a esta plantación? ¿Cómo y dónde la puede plantar? Si nuestras tatarabuelas pudieron plantar la semilla de la fe, nosotros también podemos hacerlo, e incluso mucho más.

          Queridos hermanos de Gizo, si no plantamos la semilla de Dios por igual, habrá sitios donde no crecerá, y el fruto que buscamos no será el que esperábamos. El crecimiento vital debe darse en todas partes igual, y para eso tenemos que estar atentos y ponernos manos a la obra. Si unimos nuestras manos, mentes y trabajo, y si juntamos nuestros recursos, la semilla germinará y crecerá, y se convertirá en un árbol lleno de ramas que empezará a dar frutos en abundancia, que las próximas generaciones podrán disfrutar. Queridos hermanos, plantemos la semilla del evangelio en todos los rincones de nuestra diócesis. 

          Al comenzar este viaje, seamos conscientes de que nos esperan mares agitados y desafíos climatológicos, pero sed firmes y tened fe en el Señor, porque la estrella de Jesucristo nos irá iluminando el camino. Encomendémonos también a la Virgen María, madre Dios y madre nuestra, y pidámosle que ella interceda para que cada uno de nosotros esté atento y se anime a responder a esta llamada de Dios, comenzando por renovarse a sí mismo y a su entorno. Animad a todos a cambiar de vida, y a poner su nueva vida en Jesús. Él no te arruinará, ni te traicionará, ni te defraudará. Gracias a todos. Dios os bendiga.

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  Act: 01/07/24         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A