Terrorismo Democrático


Caso Ayotzinapa 2014, en que 43 estudiantes fueron torturados por la policía

Querétaro, 19 septiembre 2022
Javier Algara, periodista de Observador

          México acaba de descubrirse a sí misma como un país donde la democracia sí puede funcionar. Y en comparación con otros países donde esto no ocurre, o sus períodos de democratización fueron acompañados de crueles guerras, u otros sufrimientos de hechura perversamente humana, México ha sido al fin bendecida.

          Los votos, a la par que años de trabajo más o menos organizados por grupos ciudadanos, y una terca energía opositora, con paciente brega legislativa, han logrado por fin romper el nudo gordiano del socialismo, y enterrar el bicéfalo fantasma de la omnipotente unidad presidente-partido. No obstante, todavía quedan señales desagradables de que la democracia todavía no está del todo bien entendida.

          Una de ellas es la forma como se está expresando la esperada participación ciudadana en torno a los temas de la reforma hacendaria y la ley indígena.

          Un caso: el proyecto foxista de reforma fiscal (de hace ya años) fue presentado al Congreso de la Unión un miércoles por la noche. Su texto formaba una torre de papel de miles de páginas en las que se daban los motivos, las explicaciones técnicas, los objetivos, las consecuencias previstas... sobre las que los legisladores deberían estudiar, debatir y votar.

          El jueves de esa misma semana, a mediodía, y antes de que nadie hubiera podido leer toda esa montaña de información, ya había mociones en varios congresos locales (como el de San Luis Potosí), para descalificar la propuesta. Lo primero que hicieron algunos diputados locales, al grito de "¡democracia!" y "fuera el presidencialismo antidemocrático", fue lanzarse a la yugular del presidente Fox, para criticarlo de algo que sólo conocían de oídas y que, a diferencia de los anteriores presidentes, sí había dado a conocer a todo mundo.

          Otro caso, del mismo tema: un diputado federal del PRI convenció (en aquella misma época, por supuesto) a los transportistas del país para que hicieran un paro nacional en protesta contra esa iniciativa de reforma fiscal, causando con ello la pérdida de millones de pesos a todos los autónomos y empresas.

          La iniciativa no solamente no se ha aprobado aún (15 años después), sino que ni se ha terminado de estudiar, tanto por unos como por otros. Lo que va finalmente a dañar a México, o a beneficiarlo, va a ser siempre la decisión que adopten los parlamentarios, y no las propuestas de sus presidentes, pues las propuestas son siempre exactamente eso: una propuesta, digna de estudio venga por donde venga.

          El verdadero terrorismo democrático es hacer creer a la ciudadanía, a través de las tácticas mentirosas y los machacones medios de comunicación, que será culpa de un presidente si una ley es aprobada o no. Porque eso es una tarea que corresponde a los parlamentarios, los cuales pertenecen a unos partidos que tienen su propio programa, el cual votan los ciudadanos de forma democrática.

          Es tarea de los parlamentarios, por tanto, evitar entrar en ese terror fabricado por los mafiosos de siempre, utilizando la cabeza, aplicando la lógica, reflexionando seriamente y debatiendo con serenidad, dejando de lado el asalto visceral y primario al que intentan llegar siempre los mismos. Y adoptando, eso sí, cuantas medidas beneficien a los ciudadanos y mejoren la vida democrática de México.

          Por supuesto, todo esto es el reflejo de las décadas de orfandad democrática en la que se encontraba nuestro país. Mas eso no excusa a nadie (ni a los católicos) de mantenerse ajenos al proceso socio-político que vive el país, ni de colaborar solidariamente para que éste se dé correctamente. Los cristianos tienen una tarea trascendental que cumplir en este sentido, ahondando su compromiso cristiano en el corazón de la sociedad.

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 Act: 19/09/22          @noticias del mundo             E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A