Sectas a la Vista

.
Querétaro, 31 octubre 2022
Diego García, periodista de Observador

          Ha habido un gran incremento de sectas en Iberoamérica en los últimos años, generando confusión entre las personas a la hora de distinguir si un determinado grupo se mantiene fiel a las enseñanzas del evangelio (y de la Iglesia) o si, por el contrario, distorsiona estas enseñanzas y construye su propia verdad. He aquí algunos criterios aplicables.

          El líder de la secta siempre tiene la última palabra (y única) en todos los asuntos, y no hay apelación posible fuera de su sistema de valores. Él persuade a sus seguidores a que lo sigan, a que abandonen sus familias y trabajos, y a partir de ese momento es el propietario de sus vidas.

          Con el tiempo, estos líderes se van convirtiendo en mesías, y empiezan a presumir de tener una misión especial en el mundo. Centran la veneración de sus adeptos hacia sí mismos, y a éstos los van introduciendo en una serie de principios abstractos o de bien común. El líder pasa a convertirse, así, en el objeto del amor, devoción y adhesión de sus seguidores.

          La secta es totalitaria por naturaleza, y ya desde sus inicios comienza a dictar con gran detalle a sus adeptos cómo deben vestir, qué deben comer, cuándo deben trabajar, dónde deben dormir o ducharse. Y con el tiempo pasa al dictado de lo que deben creer, pensar y decir.

          La secta suele tener una doble moral, pues por un lado pide a sus miembros ser totalmente abiertos y honestos con el grupo, confesando todo lo que hacen en público (sobre todo al líder), mientras que por otro lado anima a éstos a mentir y manipular a los que no son miembros de la secta. A menudo se impone la saludable práctica de exponer al resto del grupo los pecados pasados e imperfecciones.

          Los dos objetivos básicos de una secta son reclutar nuevos miembros y conseguir dinero. Es verdad que las religiones y ONGs también pueden reclutar y conseguir dinero, pero lo hacen para intentar mejorar las vidas de otras personas, y no únicamente para crecimiento de la institución.

          La secta aparenta ser innovadora y exclusiva, y en ese sentido el líder comienza por afirmar que rompe con la tradición, que ofrece algo novedoso y que su sistema de valores es el único viable para salvar al mundo. Con el tiempo, la secta comienza a ejercer coerción psicológica y subrepticia sobre sus adeptos, para que éstos se vuelvan incapaces de examinar la validez o no de lo que presume su líder.

          Hay en la secta una fortísima limitación a cualquier forma de comunicación con el exterior, tanto a nivel de revistas y noticias cuanto a nivel de cartas y visitas de amigos, o uso del móvil. Todo eso es lo que una secta considera tabú, y según ellos es lo más contrario al plan del "ven y aíslate".

          Con el tiempo se va forjando en la secta un vocabulario propio y novedoso, mediante el cual se lleva a los adeptos a pensar en parámetros estrechos y abstractos, alejados de la realidad. Hasta que consiguen en ellos el establecimientos de sus clichés, y que piensen como en blanco y negro.

          En fin, la salvación se presenta como algo posible sólo dentro del grupo, el cual es completamente capaz de explicarlo todo y no está sujeto a mejoras o críticas. Y quien lo abandone está condenado irremisiblemente a una vida de sufrimiento infinito (por lo que se ve, el que ellos mismos le van a propiciar, si es que logra escapar de allí).

.

 Act: 31/10/22          @noticias del mundo             E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A