Incierto papel de la familia

 

            Los que nos  criamos hace cuarenta o cincuenta años tuvimos una experiencia de familia un poco distinta que la mayoría de las personas de hoy. En mi experiencia personal miro hacia atrás con gratitud mi vida en una modesta granja y como parte de una comunidad rural con tres hermanos y tres hermanas. Ayudábamos a nuestro padre con su pequeño negocio y a nuestra madre con los quehaceres de la casa. Nos pasábamos mucho tiempo con nuestros abuelos, tíos y primos, que vivían cerca. La Iglesia y la oración formaban parte de nuestra rutina habitual. Estábamos lejos de ser perfectos, pero de alguna forma la riqueza de estas relaciones era a la vez un soporte y un desafío. Lo sigue siendo incluso hoy.

            Pero la nostalgia no nos llevará a donde necesitamos ir. Debemos encontrar la valentía para defender esta «primera y vital célula de sociedad». Quizá en ninguna otra época de nuestra historia hemos enfrentado tal amenaza a la sociedad como en el actual colapso de la familia. Otros tiempos y otras culturas han tenido sus dificultades, pero tal incertidumbre sistemática sobre el papel de la familia, y hasta tal falta de voluntad en preservarla, no tiene precedente.

            La familia es más fructífera cuando se pone al servicio de la vida, y la clave para entender su importancia está en reconocer la dignidad de la vida humana. La crisis actual de la vida familiar ha sido demasiadas veces abordada con investigaciones que no saben de maneras de ayudar a la familia a efectivamente ser lo que es. En cambio, hemos sido inundados con intentos de «resolver» el problema de la familia redefiniéndola. Esto sólo confunde más nuestra comprensión de la dignidad de la familia, su propósito y su significado. La familia viene de Dios, y su poder y consuelo sólo pueden realizarse siendo fieles al plan del Creador.

 

JOHN J. MYERS, Estados Unidos

 Act: 25/01/18   @noticias del mundo           E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A