Batalla anti-nazi del Vaticano


Régimen nazi, embaucador de la población a base de fuerza y coacción

Querétaro, 2 octubre 2023
Diego García, periodista de Observatorio

          ¿Que el papa Pío XII estaba feliz con el exterminio de los judíos? ¿Que jamás se le pasó por la mente a Pío XI denunciar las atrocidades del nazismo? Los recientes datos obtenidos sobre Pío XII, y la reciente encíclica sacada a la luz de Pío XI contra el racismo, callan la boca de sus enemigos.

          Acusaciones a montones han recibido estos pontífices. Y por eso han salido en tromba en su defensa muchos judíos, aquellos que fueron salvados por Pío XII y aquellos que lograron comprender la importancia de que Pío XI tratara de no agravar todavía más la situación.

          Lo que más se le reprocha a Pío XI, comenzando por el 1º de los pontífices bajo la era nazi, es no haber escrito nada, ni haber emitido una encíclica para denunciar el pecado del racismo hitleriano.

          Sin embargo, ahí están los 3 documentos que Pío XI ordenó redactar, en los que se constata la postura inequívoca de la Iglesia Católica contra el racismo, contra el antisemitismo y contra aquellas convulsas políticas alemanas que llevaron a la II Guerra Mundial.

Posición anti-nazi de Pío XI

          En el verano de 1938 se reunieron en París, por orden de Pío XI, los padres jesuitas David Desbuquois, Gustav Gundlach y John LaFarge. El objetivo estaba claro: redactar el borrador de un documento en el que debía exponerse la doctrina cristiana sobre la unidad del género humano contra todas las ideologías racistas de la época.

          Cada uno de los tres jesuitas redactó un documento de unas 100 páginas. Uno estaba escrito en francés, otro en inglés y otro en alemán.

          Los borradores fueron entregados a Pío XI en enero de 1939, por el entonces prepósito general de la Compañía de Jesús, el padre Ledochowski. Obviamente, no pueden ser considerados como documentos pontificios, sino simplemente como textos base o borradores, que debían ser sometidos a retoques y correcciones antes de llegar a convertirse en encíclica papal.

Documentos anti-nazis papales

          Fueron concretamente tres, todos ellos denunciando y condenando el racismo nacional-socialista alemán. De los tres, el más consistente para el papa fue el redactado en alemán por Gustav Gundlach, profesor de la Universidad Pontificia Gregoriana. Era el texto más contundente y más favorable al pueblo judío, y bajo sugerencia de Gunlach podría muy bien llamarse encíclica Societatis Unio.

          Ninguna de las 3 propuestas fue un texto completo, y según el papa varias partes requerían ser profundizadas, con nuevos estudios sobre el tema. Tampoco estaba claro si convenía utilizar la versión francesa o la alemana, pero al final fue la situación política y social la que lo decidió todo.

Riesgos de la posición papal

          A lo largo de 1938 se promulgó en Italia la legislación racista nazi, y las relaciones entre la Santa Sede y el gobierno alemán pasaron a ser extremadamente tensas. Por ello, los 3 borradores anti-nazi del papa fueron guardados de momento en el cajón.

          En noviembre de 1938 Gundlach escribió una carta al jesuita LaFarge, autor del documento francés, para decirle que el papa tenía demasiados problemas de salud, que estaba cercano a la muerte y que no estaba claro si la publicación de la Societatis Unio favorecería o empeoraría la situación.

          Por lo que se refiere a la denuncia del racismo, el Vaticano no tenía dudas. De hecho, tras la publicación de la encíclica Mitt brennender Sorge de Pío XI (14 marzo 1937), denunciando la incompatibilidad del catolicismo con los presupuestos racistas y paganos del Partido Nazi, ya había empeorado la situación de los católicos y de los judíos en Alemania.

Posición anti-nazi de Pío XII

          El entonces secretario de estado vaticano, Eugenio Pacelli (futuro Pío XII), a quien se le ha acusado insistentemente de ser "el papa de Hitler", estaba bien enterado de lo que pasaba. Y al ser elegido papa concentró todas sus energías en el intento de evitar el conflicto mundial, absteniéndose de publicar de momento la Societatis Unio.

          Sin embargo, fue utilizando todo ese material para todos sus documentos pontificios, sobre todo para su encíclica Summi Pontificatus de 1939. Más tarde, también se utilizaría parte de este material en 1941, con motivo del quincuagésimo aniversario de la Rerum Novarum, y en otros discursos y cartas.

Los 800.000 judíos rescatados por el papa

          Mieli es judío y sufrió implacablemente la terrible tragedia del holocausto judío. Pues bien, es él mismo quien nos describe la experiencia que a él le toco pasar:

"Vengo de una familia de origen judío, y he tenido muchos parientes que murieron en los campos de concentración durante la II Guerra Mundial. Por tanto, hablo de todo esto con mucha dificultad".

          Esto dijo al intervenir en Roma, el 6 junio 2001, en la presentación del libro Pío XII, el papa de los Judíos de Andrea Tornielli, experto en asuntos vaticanos del diario milanés Il Giornale. Y añade:

"Durante un largo período de tiempo fueron precisamente los judíos quienes dieron las gracias a este pontífice por lo que había hecho por ellos. Pero en los años 70 algunos grupos con intereses políticos comenzaron a poner en duda la labor de este papa".

          Así que finaliza: "Quiero decirlo con la máxima claridad: reprochar responsabilidades sobre las espaldas de Pío XII es una auténtica sinvergonzonería".

          Según el cálculo del judío Pinchas Lapide, algo menos de 1 millón de personas, entre ellos 800.000 judíos, fueron salvados por la Iglesia y por Pío XII durante la persecución nazi en Europa.

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