Aburguesamiento Actual


Jóvenes de hoy en día, totalmente adormilados ante sus obligaciones

Querétaro, 27 mayo 2024
Rodrigo Guerra, periodista de Observatorio

          La postmodernidad no cesa de ofrecer hoy en día nuevos desafíos a la conciencia. Por el candor con que se desenvuelve, en ocasiones pasa desapercibida, e incluso es acríticamente aceptada. En general, se puede decir que la nueva vida burguesa se presenta bajo la apariencia de:

-decente, pues no hace cosas que estén mal vistas;
-amable, porque cuida sus formas (por encima del honor);
-emotiva, pues llora fácilmente;
-ecológica, pues detesta la basura;
-pulcra, sin ensuciarse las manos;
-multilingüe, pues utiliza anglicismos aunque no sepa inglés;
-light, o baja en calorías, y baja en responsabilidades;
-informada, mas menospreciando la realidad (al tratarse de algo ajeno);
-comunicativa, pero siempre sin educar.

          En definitiva, la postmodernidad aparenta siempre estar bien, aún cuando experimente un gran vacío en el fondo. Y sobre todo defiende con todo desparpajo su derecho a no-pensar, a forma de "¿para qué piensas tanto?", "¡no te compliques la vida!".

          Las diferencias entre el existencialista ateo de mediados del s. XX, y el burgués postmoderno del s. XXI, son bastante evidentes. Un existencialista ateo, por ejemplo, se suicidaba al toparse con la realidad del desamor, de la muerte o de la injusticia, y lo hacía de la manera más patética y espantosa posible. El burgués postmoderno, por su parte, ni siquiera se entera de eso, pues vive en el vacío del sentido de manera habitual.

          La vida burguesa contemporánea es ajena a estos dramas existenciales, y decididamente ha optado por una viva de confort, de juego y de placer, insistiendo por ello en los perfiles de una personalidad tenue y débil.

          Ante este escenario, el verdadero humanismo se ve desafiado. La misma doctrina social de la Iglesia, al afirmar la primacía del ser sobre el tener, o al optar por la justicia social en el campo de los valores humanos, no para de insistir en que es necesario recuperar la captación de la realidad, y alerta muy en serio sobre la deriva y fuga a las que este nuevo fenómeno pretende llevar.

          El acontecimiento cristiano, a través de la cruz, muestra que las personas han de saber afrontar el dolor, y que sólo de esta manera puede ser salvada esa realidad que llamamos humanidad. La cruz no es tan sólo, por tanto, un motivo para la piedad, sino parte del itinerario pedagógico para recuperar el sentido de realidad. ¿Y por qué recuperar? Porque la postmodernidad está empeñada en desdibujarla, a través del cuidado esmerado de la pura apariencia.

          Jesucristo no fue un hombre aburguesado, y siempre mostró un compromiso firme ante el aspecto denso y profundo de la vida. Para ello, dejó a su Iglesia una alternativa altamente exigente y atrayente, que hoy en día nada tiene que ver con el aburguesamiento comodón de la postmodernidad.

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 Act: 27/05/24         @noticias del mundo              E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A