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Hipólito
de Roma (170-235)
fue presbítero
romano, exegeta, apologista e historiador de extensa producción, y sin
culpa suya hasta
antipapa y mártir.
Vida.
Hipólito
nació en Roma, fue educado en la filosofía
helénica y aprendió por su cuenta la teología alejandrina del Logos,
así como la lengua y escritura griega.
Según
Focio (Biblioteca,
CXXI) fue
discípulo
de Ireneo, y de él
aprendió la defensa apologética y la doctrina anti-herética. Durante el
pontificado de Ceferino
I (199-217),
y a causa de las disputas teológicas, se enfrentó a Calixto I (217-222), Urbano I (222-230) y Ponciano
I (230-235),
a los que pidió mayor rigor en la práctica penitencial. Fue el momento
en que un grupo reducido de simpatizantes y disidentes lo nombró papa,
por su cuenta. Jerónimo
(Varones
Ilustres,
LXI) y Eusebio
(Historia
Eclesiástica,
VI,
20.22) llaman a Hipólito obispo, pero
ignoran su sede. Durante la
persecución de Maximino Tracio fue
Hipólito
desterrado junto a
otros cristianos
a Cerdeña, y
parece que en ese destierro se reconcilió con la
Iglesia
y murió mártir (ca.
235). El papa Fabián
I hizo trasladar
su
cuerpo a Roma
(ca. 236),
y lo enterró en el cementerio
de la vía Tiburtina, que aún lleva su nombre.
En la Biblioteca Vaticana también se conserva una estatua suya con un grabado en su base,
y un catálogo casi completo de sus
obras. Obras.
Aparte
de la estatua vaticana, dan fe de sus obras
Jerónimo y Eusebio, y
aunque en Occidente sus escritos gozaron de poca simpatía (por su
carácter cismático),
las
traducciones en Oriente fueron multiplicándose, en los idiomas
siríaco, copto, árabe, armenio, eslavo... En
cuanto a obras
perdidas, tendríamos de Hipólito su
Sobre el
Universo, Contra Artemón, Sobre la Resurrección, Exhortación a
Severina, Contra Marción, Comentario
a Juan,
Comentario al
Apocalipsis, Contra Gayo,
Sobre los Carismas... En
cuanto a obras que han sobrevivido, tenemos de Hipólito sus:
Exegésis.
Hipólito
tuvo
un gran interés por la Escritura,
fue el 1º gran exegeta de la Iglesia y fundó el método alegórico,
aunque sin salirse de la sobriedad exegética. De
entre sus obras destacan el:
-Comentario
sobre los Patriarcas, sobre las bendiciones de
Isaac
y Jacob,
la misión de
Moisés
y una exégesis tipológica de Gn 27,
Gn 49, y Dt 33;
-Comentario sobre los
Salmos,
con una introducción general y especial incidencia en los salmos
1 y 2;
-Comentario al Cantar de los
Cantares, en
el que la esposa y el esposo son la Iglesia y Cristo, o también el alma
enamorada de Dios y Cristo; -Comentario sobre
Daniel, 1º
tratado exegético de la Iglesia
(ca. 204)
en torno a 4
libros, de los cuales el
libro I
es un comentario sobre
Susana
(prefiguración
de la
Iglesia perseguida por judíos y paganos).
Apologías.
La pureza de la tradición
apostólica
fue una gran obsesión de Hipólito,
tanto en
vertiente doctrinal como
en su vertiente
litúrgica.
Y de esa pureza surgieron los escritos:
-Syntagma o
Contra las Herejías, catálogo de 32 herejías aparecidas hasta
su tiempo,
y del que
sólo se
conserva la parte final (sobre la herejía de
Noeto);
-Philosophumena o
Refutación
de Herejías,
de 10
libros, de los cuales
el libro I fue atribuido antiguamente a Orígenes, el libro III no se ha
encontrado todavía y los
libros IV-X
fueron hallados en 1842 en un códice
griego del Monasterio de Athos.
En
general, los
libros
I-IV
tratan los diversos errores de la filosofía
y religión paganas,
los
libros V-IX
impugnan todos
los sistemas gnósticos,
y el libro
X es una exposición sintética de la verdadera
fe; -Sobre el
Anticristo,
que Hipólito
pretende que no se identifique con Roma (que es sólo el 4º
poder de la visión de Dn 2 y Dn
7), haciendo ver que su venida no es inminente. -la
Traditio Apostolica,
la 2ª constitución eclesiástica
más antigua
de la Iglesia, tras
la Didajé.
Se trata de una obra que
traza las normas y fórmulas más importantes para la colación de las
órdenes sagradas, las funciones de los ministros, la administración del bautismo y la celebración de la
eucaristía. No es un ritual o sacramentario,
sino una norma ideal o criterio de tradición apostólica, en materia de ordenación
litúrgica. La
autenticidad de
la Traditio es hoy
indiscutida,
y su importancia es
excepcional como fuente litúrgica
de la Iglesia primitiva. De
hecho, formó el núcleo de
las constituciones eclesiásticas
de
tradición
antioquena
y alejandrina.
Cronologías. Entre
la lista de obras grabadas en la estatua
vaticana de Hipólito encontramos
Determinación de la fecha de la
Pascua, citada también por Eusebio.
Se trata
de un cómputo pascual establecido por Hipólito
el 234,
que
incluye una historia del mundo
desde la creación. Según ella, habían transcurrido 5.738 años de los 6.000
que habría de durar el mundo, y por tanto no era inminente el juicio final.
Esta obra incluye también el
Stadiasmos, especie de guía de navegación con
las distancias en estadios entre Alejandría y España con sus puertos
intermedios.
Homilías. Aunque es difícil
discernir claramente entre obras exegéticas y homiléticas, son notables
las homilías de Hipólito:
-Sobre la Pascua,
citada
como famosa por
Eusebio
(Historia
Eclesiástica,
VI,
22); -Sobre la alabanza del
Señor,
probablemente escuchada por Orígenes
en Roma, el
año 212; -Sobre la herejía de
Noeto,
que bien podría ser el
final de su obra Syntagma;
-Sobre los
Judíos,
de
extrema brevedad.
Doctrina. Las últimas páginas
del Philosophumena (X,32-34) contienen una interesante síntesis del pensamiento
teológico de Hipólito. Menos profundo que Orígenes en sus exégesis, heredero de
Ireneo en su actitud antiherética, y menos abierto de mente que los apologistas al considerar la filosofía griega como
"causa de todas las
herejías", Hipólito ejerció un importante influjo
en la teología antigua.
Teología.
De su pensamiento importa subrayar
su teología trinitaria y cristológica, que se desarrolla en la línea de los
apologistas Justino, Atenágoras, Teófilo y Tertuliano.
No
obstante, Hipólito cayó en
un claro subordinacianismo,
a
la hora de
explicar la procesión del Logos en 3
fases: antes de la creación, en la
creación y en la
encarnación, en la
que por fin el Logos es perfecto Hijo de Dios (Contra Noeto,
10-11.15).
Soteriología.
En
este tema Hipólito se inserta en la más
pura ortodoxia,
y se alinea con Ireneo
en
su Teoría de la
Recapitulación,
concibiendo la redención como una deificación
de la humanidad (Philosophumena,
X,
33-34).
Eclesiología.
Hipólito refleja
un
fuerte temperamento
ascético,
con
radical aversión
al laxismo moral y
una estricta
fidelidad a la tradición eclesiástica.
Pero cae en un exagerado
espiritualismo,
a
la hora de concebir una Iglesia ideal de los solos justos (Comentario
de Daniel,
I,
15-17; Anticristo,
49).
Concibe
también
la
idea de Iglesia como
esposa de Cristo,
que engendra hijos de Dios para la edificación del cuerpo total de Cristo (Anticristo,
3.4.65).
Y delinea la figura visible de la Iglesia jerárquica, que
garantiza con su enseñanza la verdad que trasmite (Traditio
Apostolica,
2-3).
Sacramentos.
En el tema de la disciplina penitencial se muestra
Hipólito extremadamente
rigorista, en polémica
abierta con
el papa
Calixto
I,
y desautoriza que éste
hubiese
abierto un proceso
de mayor
comprensión en el perdón concedido al
adulterio y
la fornicación,
así
como que hubiese autorizado
el matrimonio entre libres y esclavos. Ver
aquí su Anticristo ( ),
Apóstoles
( ),
Daniel ( ),
Fin del Mundo
( ),
Génesis ( ),
Judíos
( ),
Noeto
( ),
Platón
( ),
Proverbios ( ),
Refutación de Herejías
( ,
,
,
,
,
,
,
,
y ),
Salmos ( ),
Teofanía ( )
y Traditio Apostolica ( ),
por orden alfabético.
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