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 Act: 27/05/24   @escritores de iglesia      E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A 

IRENEO DE LYON

resumido por

ESCUELA DE JÓVENES CRISTIANOS, FILIAL DE MERCABÁ

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Ireneo de Lyon (140-202) fue apologista esmirneo y el principal opositor a las herejías gnósticas del nuevo judeo-cristianismo
, razón por la cual San Jerónimo lo denomina "hombre de los tiempos apostólicos" (Epístolas, LXXVII, 687).

Vida. Según Eusebio de Cesarea (Historia Eclesiástica, V, 443) Ireneo fue oyente de San Policarpo en su adolescencia, lo cual hace suponer que vivía en Esmirna.

A la muerte de San Policarpo (ca. 155) Ireneo aparece ya en Roma, y en tiempos de Antonino Pío (ca.161) como presbítero de la Iglesia de Lyon. Una vez sacerdote, según Eusebio, Ireneo fue enviado por la diócesis de Lyon al papa Eleuterio (ca. 174), para que hiciese de mediador ante los montanistas.

El aprecio hacia su persona y su rectitud doctrinal hace explicable el que a la muerte de Fotino, obispo de Lyon, fuese Ireneo nombrado su sucesor, con una dignidad que queda también confirmada por el testimonio de Sócrates (Historia Eclesiástica, III,391). De su tarea como obispo, conocemos su papel pacificador en la controversia de la Pascua, durante el pontificado de Víctor I (ca.189).

Sin embargo, no parece ser cierto el hecho de su martirio, que según Gregorio de Tours (Historia de los Francos, 127) ocurrió en la persecución de Septimio Severo (ca. 202).

Obras. De la producción literaria de Ireneo nos ha llegado su obra principal, que escribió contra los gnósticos bajo el título Elenjos kai Anatrope tes Pseudonímou Gnóseos (lit. demostración y refutación de la falsa gnosis), más conocida como Adversus Haereses o Contra las Herejías.

Se trata de una obra polémica, dividida en 5 libros. En el intenta descubrir como falsas las doctrinas de los herejes (Valentín, Basílides, Cerinto, Marción, Taciano...). En el refuta con argumentos de razón dichas herejías. En el prueba la misma suerte, pero apoyándose en la Eescritura. En el hace lo mismo pero con palabras del Señor. En el , que trata casi exclusivamente de la resurrección de la carne, ofrece idéntica perspectiva, pero partiendo de otras doctrinas del Señor así como de las epístolas apostólicas.

Se propone en ella desenmascarar Ireneo a los herejes, para que reconozcan sus errores y se conviertan, a la vez que confirma a los neófitos y cristianos en la doctrina tradicional.

La otra obra que nos ha llegado de Ireneo es su Epídeixis tou Apostolikou Kerigmatos (lit. demostración de la enseñanza apostólica), no un libro polémico sino más bien apologético.

Expone en ella Ireneo la predicación de la verdad, y explana las pruebas de los dogmas divinos. Se trata de un precioso testimonio de la teología y de la doctrina, al mismo tiempo que ofrece un sentido del cristianismo sencillo, seguro y profundo.

Además de las obras enumeradas, escribió Ireneo, según Eusebio, el Adversus Gentes (hoy perdida), y diversas cartas contra los que adulteraban la ley precisa de la Iglesia. Especial debió ser su carta De Schimate (enviada a un tal Blastio que vivía en Roma y era favorecedor de innovaciones), y su Monarquia Divina (enviada al presbítero romano Florino, advirtiendo que Dios no es el autor del mal). Eusebio nos cita también una carta escrita al papa Víctor I, afirmando que, sobre el particular escribió también a otros muchos obispos.

Antropología. Enseña Ireneo que el hombre está compuesto de cuerpo, alma y espíritu. La carne es el elemento capaz de ser perfeccionado, mientras que el alma es un elemento intermedio que se elevará unas veces (siguiendo las mociones de la parte espiritual del hombre) o se rebajará otras (accediendo a las concupiscencias de la carne).

Parece, pues, que son dos cosas totalmente distintas el hombre perfecto y el hombre perfecto y espiritual. El hombre perfecto equivaldría al hombre acabado e íntegro, que tiene las partes esenciales que le hacen ser un hombre y no otra cosa. El hombre perfecto y espiritual sería el abierto en sus partes integrantes (cuerpo, alma y espíritu) al Espíritu de Dios.

Tanto el alma como el espíritu tienen asegurada la pervivencia por su misma naturaleza. La carne, en cambio, por configuración propia es perecedera y mortal.

El Espíritu de Dios, absorbiendo a la carne en su debilidad, le comunica su fuerza y virtualidades. Lo débil sería así asumido por lo, poderoso quedando la enfermedad de la carne desterrada por la fuerza del Espíritu. La incorruptibilidad tendrá lugar no por la propia sustancia humana, sino por la intervención de Dios.

Teología. El principio fontal del que se sirve para refutar los sistemas gnósticos es el de la unidad divina: un solo Dios, un solo Señor, un solo Creador, un solo Padre, sólo El contiene todas las cosas dando el ser a todas ellas. Teniendo en cuenta los presupuestos de la gnosis, identifica el Dios único y verdadero no sólo con el Creador del mundo, sino también con el Dios del AT.

El Padre es Señor y el Hijo es Señor. El Padre es Dios y el Hijo es Dios, ya que el que ha nacido de Dios es Dios. Así mismo, por la esencia misma y la naturaleza de su ser, se demuestra que no existe más que un solo Dios, aunque en la economía de nuestra redención haya un Hijo y un Padre.

También afirma la divinidad del Espíritu Santo incluyéndolo en el rango de Dios y que Él mismo lo derrama sobre la humanidad por El adoptada. El Espíritu Santo es eterno y se adueña del hombre interior y exteriormente no abandonándolo jamás.

La historia de la humanidad creada y redimida, así como las palabras "hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra" (Gn 1,26), prueban claramente la existencia del Padre, del Hijo y del Espíritu.

El Verbo, pues, es Hijo de Dios, Hijo único de Dios y su filiación no comienza con la concepción virginal sino que es eterno como el Verbo que preexiste desde siempre.

Por su parte el Espíritu Santo, que ha hablado por los profetas, que ha enseñado a nuestro padres las cosas divinas y que ha guiado a los justos por el camino de la justicia, es el que, llegada la plenitud de los tiempos, ha sido derramado de un modo nuevo sobre la humanidad, mientras que Dios renovaba al hombre sobre toda la tierra. El Verbo es quien revela al Padre y el Espíritu Santo es el revelador del hijo.

Cristología. Contra la teoría de Valentín afirma Ireneo que la carne y sangre de Cristo son tan reales y verdaderas que fue el antiguo plasma de Adán lo que Cristo recapituló en Sí mismo. De esta manera, resulta evidente que si la afirmación de los herejes fuese cierta, el Verbo de Dios no habría tomado la carne ya que el asumirla hubiera supuesto la carga de un elemento despreciable.

Pone un interés especial en probar la realidad de la encarnación precisamente porque estriba en ella la posibilidad de salvación para la carne. El hecho de que Cristo asumió una carne verdadera explicará el relato sobre la plasmación del hombre haciendo ver cómo Cristo es el ejemplar del hombre de Gn 2,7.

El que el Verbo aún no hubiese tomado carne acarreó dos efectos desastrosos para el hombre, es decir, olvidándose que había sido hecho a imagen de Aquel que aún no se había manifestado, perdió fácilmente dicha semejanza.

Es, pues, la encarnación el postulado necesario para que la obra redentora tenga sentido, al mismo tiempo que Cristo hecho carne, sufriente, muerto y redivivo apunta a la idea de hombre perfecto, idea ahora realizable, porque de un modo ejemplar se ha realizado ya en Cristo.

Por otra parte, Cristo hecho carne queda constituido, después de restituir su dignidad al hombre plasmado, en mediador entre Dios y los hombres renovando, mediante su obediencia, los vínculos de amistad entre las dos partes alejadas.

Mariología. Es el teólogo por excelencia del tema María nueva Eva. La obra de la redención sigue, en el obispo de Lyon, las mismas etapas de la caída del hombre y, por consiguiente, la antítesis Eva-María no es más que un aspecto o un momento de la recapitulación.

Según Ciguelli, Ireneo subraya los siguientes puntos:

Eva es una virgen caducada, seducida por el ángel rebelde, desobediente, que causa por sí misma la muerte, virgen condenada, causa de muerte para todo el género humano, que engendra en la corrupción y en el dolor.

María es virgen que recapitula a Eva, evangelizada por el ángel fiel, obediente, que causa por sí misma la salvación, virgen abogada de Eva, causa de salvación para todo el género humano, que engendra sin corrupción y sin dolor. Cristo abrió con toda pureza el seno puro que regenera a los hombres en Dios.

Eclesiología. Sus ideas en torno a la Iglesia pueden ser agrupadas en los apartados siguientes:

1º Cristo Cabeza de la Iglesia atrae a Sí todas las cosas a su debido tiempo continuando, mediante ésta, la obra de renovación hasta el fin de los tiempos.

2º A diferencia de los gnósticos, que no tienen un cuerpo de doctrina uniforme y armónico, la Iglesia, extendida por todo el mundo, guarda celosamente la fe recibida de los apóstoles y de sus discípulos como si estuviera toda reunida en una sola casa y cree todo como si no tuviera más que una sola mente y un solo corazón y su predicación y tradición es conforme a esta fe, como si no tuviera más que una sola boca.

3º Así como la gnosis está reservada a pocos, la Iglesia, en cambio, esparcida por la tierra abarca a los hombres de todos los tiempos; y aunque haya muchas lenguas en el mundo, la fuerza de la fe y de la tradición es en todas partes la misma.

Solamente los apóstoles y sus sucesores han recibido del Padre el don seguro de la verdad, carisma, por tanto, que falta a los herejes ppesto que no son sucesores de los apóstoles.

Primado de Roma. Dice Ireneo que, a causa de su principalidad, es preciso que concuerden con la Iglesia de Roma el resto de iglesias. Es decir, "los fieles que están en todas partes, ya que en ella se ha conservado siempre la tradición apostólica por los fieles que son en todas partes" (Contra Herejes, III, III, 2).

Demuestra también Ireneo la tradición que Roma ha recibido de los apóstoles, y la fe que ésta ha anunciado a los demás ha través de sus sucesiones de obispos.

Diversos son los significados que los autores estudiosos de dicho texto han atribuido a la palabra principalitatem:

1º El de origen apostólico. Entonces, según esta interpretación, el texto sería propter potentiorem apostolicitatem, lo cual, se puede afirmar, incluye grados en la apostolicidad, a no ser que se conceda un ius speciale a Pedro como cabeza. Abundando más, se prueba históricamente que la apostolicitas no libera a las otras iglesias del error, como sucedió con la de Corinto (la cual, gracias a Clemente I, fue traída de nuevo a la fe).

2º El de origen o principio. Si se entiende dicho origen o principio por apostolicidad, en tal caso, presenta los mismos defectos que la sentencia anterior; por el contrario, si se ha de entender cronológicamente, resulta que la Iglesia de Antioquía y, sobre todo, la de Jerusalén son anteriores a la de Roma.

3º El de autoridad. Es decir, que: 1º para tener seguridad sobre la ortodoxia de una doctrina, basta recurrir a la Iglesia de Roma; 2º con el magisterio de Roma debe estar concorde la doctrina de los obispos de todo el mundo.

Escatología. Si era necesario que fuese asumido lo que había de ser redimido, el fin último de la encarnación consiste en que el Verbo de Dios depare en los tiempos novísimos una morada apta a cada uno, dado que en este mundo muchos se ponen de parte de la luz y otros se separan de ella. La obra recapituladora de Cristo aparece, pues, como la designación concreta de cada uno al lugar que le corresponde.

Hasta tal punto es necesario un juicio que discrimine la actitud de los hombres, que si éste no se diese habría sido inútil el advenimiento ele Cristo. Si el Hijo ha venido igualmente para todos y el Padre ha hecho a todos de modo semejante dotándolos de recto juicio y de libertad en sus operaciones, es necesario que se declare mediante una acción judicial la sumisión o desacato de los hombres.

La comunión con Dios es vida, luz y participación de su gozo; en cambio, los que haciendo uso de su libertad rompen la comunión con Dios, se separan de él y de todo lo que tal unión lleva consigo. Y dado que Dios es eterno, eterna será la participación en su gozo y eterna la duración de los sufrimientos. El juicio supone que la obra comenzada en la encarnación ha quedado consumada.

Y del mismo modo que existe la comunión con Dios que asegura la comunión en su eterna gloria, existe también la comunión con el diablo. Él recapitulará toda maldad, de modo que los que le están unidos por el lazo de la injusticia y de la impiedad participarán siempre con él en la maldición del fuego sin fin.

Ver aquí su Enseñanza Apostólica () y su tratado Contra las Herejías (, , , y ).
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cf. IBAÑEZ, J; "Ireneo de Lyon", en Gran Enciclopedia, ed. Rialp, Madrid 1991.

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Molina de Segura, 27 de Mayo de 2024