GUERRA
DE LAS GALIAS
a)
Roma
b) Guerra de las Galias de César
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El
sistema republicano romano, o Res
pública, estaba diseñado para que ningún individuo o grupo social
se hiciera con el poder absoluto de manera perpetua. Por ello el poder estaba
dividido en varias instituciones, las más importantes de las cuales eran las
Magistraturas, el Senado y las Asambleas populares.
Las
magistraturas
estaban investidas con el imperium, o
poder civil y militar; sus cargos se compartían y eran temporales por 12 meses.
Los magistrados podían ser enviados a las distintas provincias como procónsules
o propretores, durante un año o dos. Esto generaba una gran competencia entre
magistrados y, debido al corto plazo de los cargos, la necesidad de acumulación
de grandes triunfos al servicio de la República.
El
Senado
lo constituían 300 senadores, que procedían de los patricios o de los equites
(familias adineradas). El Senado no tenía función legislativa, y sus decretos
pasaban a las asambleas populares, que generalmente los ratificaban. El Senado
funcionaba también como consejo para los magistrados:
-prolongando
el imperium a los magistrados,
-recibiendo
a las embajadas extranjeras.
Senadores
y magistrados competían por aumentar su auctoritas,
prestigio e influencia, a través de honores y triunfos.
Finalmente,
había varias asambleas
populares, en las que la plebe (grupo social más pobre y mayoritario) eran los votantes[1].
La
principal fuente de triunfos era la guerra. El ejército
romano se nutría de los equites[2]
y la plebe[3],
y su grueso lo componían los pequeños propietarios. Se servía en el ejército
básicamente por patriotismo y obtención de botín, fama y honor. Al principio
de los tiempos de la República este servicio duraba pocos meses, y los pequeños
propietarios podían volver a tiempo a sus cosechas. Sin embargo, a medida que
Roma extendía la guerra a regiones más distantes y ante enemigos más
poderosos, el servicio militar empezó a alargarse durante años[4].
Esto
fue aprovechado por las clases superiores, que poco a poco fueron aumentando sus
propiedades y creando grandes latifundios
y villas, como muestra de su poder y prestigio. Fue Tiberio Graco, tribuno de la
plebe el año 133 a.C, el que intentó llevar a cabo una reforma agraria para
solucionar este problema, no logrando triunfar[5]
y desatando por primera vez la violencia política en Roma[6].
A
partir de este momento emergieron los problemas
latentes en la República, y se configuraron dos facciones sociopolíticas:
-el
partido aristocrático, u optimates,
-el
partido popular, o populares.
Los
Graco ya habían demostrado el gran poder que confería la popularidad, y este
va a ser el camino a seguir por los futuros líderes populares. Por su parte, el
partido aristocrático no estaba dispuesto a perder su poder tan fácilmente.
Desde entonces, el uso de las amenazas, las conspiraciones
y la violencia vinieron a hacerse comunes en el seno de la República.
b) Guerra de las Galias de
César
b.1)
Campañas galas de César
Durante
su juventud Julio César no había mostrado gran interés por la política, a pesar de
recibir una educación digna de su rango. Elegido cónsul más joven en la
historia de Roma, César resolvió la guerra en Africa[7]
y venció a los cimbrios y teutones. Ostentó el cargo de cónsul más tiempo
del que era legal, algo insólito en la República. Favoreció a las clases
populares y nutrió su ejército de las clases más pobres.
Tras esto, César fue enviado con el procónsul Minucio Termo a combatir en la rebelión de Mitilene, donde ganó su primer trofeo militar. Vuelto a Roma, se dedicó principalmente a la vida privada, acrecentando sus deudas.
Tras
el año 74 a.C. Cesar decidió comenzar sus progresos
políticos:
-entrando
en el colegio sacerdotal,
-siendo
elegido tribuno militar de la plebe,
-siendo
propuesto para cuestor.
El
61 a.C. fue enviado a Hispania
Ulterior como pretor. Allí venció y conquistó a los lusitanos y a los
galaicos, y empezó a acumular méritos. Al volver a Roma, y aunque el Senado aún
le detestaba, César obtuvo la magistratura más importante: la de cónsul.
El Senado le concedió entonces el gobierno de las provincias de la Galia Cisalpina, la Galia Transalpina e Iliria, provincias a las que se encaminó el año 58 a.C.
En
marzo del 58 a.C. César recibe la noticia de que los helvecios han empezado a
emigrar desde su hábitat natural, y que se disponen a cruzar la Galia Cisalpina
y Transalpina para establecerse en Aquitania. La conquista de la Galia entra en
acción. Tras su victoria ante los belgas el Senado declara quince días de
festejos, siendo este hecho un honor inédito en Roma.
En
la Galia seguía César con sus campañas contra los bárbaros, hasta que
finalmente dejó completada la conquista total del terreno galo, el 51 a.C, y
decidió que era la hora
de volver a Roma.
Al volver a Roma la República concedió a Cesar enormes privilegios, y toda la ciudad fue un clamor popular.
César escribió todas sus campañas en la Galia según las iba terminando de
ejecutar. Volvía del campo de batalla, y se ponía a escribir lo sucedido.
Sobre todo, insistió en que su conquista
total de Francia tuvo 3 partes:
-la
de los aquitanos,
-la
de los belgas,
-la
de los celtas.
Son elementos que subyacen en esta Guerra de Galias de Julio César:
-estilo
elegante, preciso y directo, sin adornos retóricos y con las palabras exactas,
-descripciones
geográficas y etnográficas
-atención
a la cronología de algunos hechos,
-sentido
pragmático, ayudando al estado con finalidad moralizante
-el
providencialismo, siendo los hechos del pasado vengados por los dioses en el
futuro
-la
fortuna, a través de la naturaleza, y con fuerza en el devenir de las tropas,
-sentencias
ante hechos concretos,
-emisión
de juicios de valor, siempre dentro del esquema de los consilia
-consideración
de la historia como magistra vitae
-consecuencias
moralizantes y propagandísticas
-la
arenga, y capacidad de aprender,
-propaganda
de sí mismo, en tercera persona,
-orgullo
de Roma,
-respeto
a los enemigos,
-sensación
de pervivencia de Roma, en medio del caos bárbaro.
No
obstante, no se sabe si:
-primero
escribió César informes breves al Senado, que luego fue completando,
-o
si directamente hizo Cesar los Commentarii
tal cual están hoy en día.
Tampoco
se sabe cómo fueron estos recibidos en Roma, tanto en el Senado como en el
pueblo. Existen varias hipótesis:
-que
fueron publicados tras su elaboración para
ser leídos por el público culto,
-que
fueron leídos públicamente según iban llegando.
Los
helvecios, pueblo galo establecido entre el monte Jura y el Rihn, habían
decidido emigrar en masa hacia el oeste, y combatir a todos los pueblos que se
le opusieran por el camino, para enseñorearse de que eran los más poderosos de
la Galia.
El
ejército de Cesar decide entonces quemar todas sus aldeas y cosechas, para que
no tuvieran posibilidad de volver a su tierra de origen.
Los
helvecios intentan:
-cruzar
a través de la Galia Cisalpina, pero César fortifica posiciones y se lo
impide,
-cruzar
a través del territorio de los heduos, pueblo aliado de Roma, al que saquean.
César
interviene en ayuda de aquellos y hostiga a los helvecios. Finalmente, los vence
en la gran Batalla de Bribacte. Los helvecios derrotados regresan a su tierra
original por orden de César, que se compromete a concederles retomar sus
tierras. Tras esto, numerosos pueblos galos muestran su amistad a César.
El
pueblo de los sequanos, antiguos enemigos de los heduos, piden ayuda a César
para que los libere de la opresión de un traicionero y cruel reyezuelo germano
llamado Ariovisto, al que ellos mismos habían llamado para enfrentarse contra
los heduos.
César
contacta con Ariovisto pidiéndole que libere a los sequanos, y que no
introdujera más tropas de Germania[14].
Ariovisto se negó, soberbio y desafiante. Tras lo cual César, adelantándose a
los acontecimientos, decide ocupar la importante ciudad de Besançon como base
de apoyo.
Desde
allí, las tropas romanas salen en busca de los germanos, produciéndose la gran
batalla. La victoria fue para los romanos, que ejecutaron a los prisioneros. El
resto de germanos, incluido Ariovisto, cruzó el Rihn de vuelta a Germania.
Belicosos
y peligrosos de entre todos los bárbaros, según César, los belgas se
dedicaban a combatir habitualmente a los germanos, y no habían recibido influjo
alguno de civilización.
Viendo
éstos el avance de los dominios romanos en la Galia, prepararon entonces una
coalición contra Roma. César fue informado de eso y se apresuró a reaccionar
antes de que atacaran los belgas.
Al
cruzar el río Aisne, César y su ejército fueron atacados por la coalición
belga, pero resultaron salir finalmente victoriosos. Los belgas decidieron
retirarse para resistir en sus territorios, pero tampoco les sirvió de nada. De
entre los belgas solamente resistieron hasta el final los nervios (que eran los
más belicosos), y los aduáticos. Ambos fueron también derrotados.
Mientras
invernaba en Iliria, César recibió la noticia de que los vénetos, pueblo galo
de la península del Cotentín, se rebelaban contra las guarniciones romanas allí
instaladas.
César
acudió inmediatamente con su ejército a aquel territorio, y se lanzó a atacar
fuertemente sus núcleos. No obstante, los vénetos eran un pueblo navegante, y
por ello mandó también César construir una flota para derrotarles por mar.
A
pesar de las ventajas galas en la navegación, finalmente fueron vencidos por
los romanos, en una batalla naval de abordaje. La Galia quedó pacificada momentáneamente.
El
territorio de los belgas fue ocupado por unos pueblos germanos que decían ser
presionados por los suevos. César les ordenó volver a su tierra, pero éstos
le engañaron y se dedicaron al saqueo.
Ante
esto César no tuvo escrúpulos y ejecutó a todos ellos[15].
Y, a modo de lección, construyó un puente para cruzar el Rihn y se lanzó a
atacar a los germanos, del mismo modo que ellos lo habían hecho años atrás.
Tras
la masacre, Cesar volvió a la Galia, destruyó el puente del Rihn, y se dedicó
a perseguir a los rebeldes galos, que habían huido a Britania.
Sin
demasiados preparativos desembarcó en la costa británica y derrotó a los
britanos, pero no consolidó esta victoria debido a varios contratiempos.
En
la primavera del 54 a.C. César tenía planeado conquistar la parte más
meridional de Britania, y había estado construyendo una flota y gran ejército
para ello.
Tras
desembarcar en Britania, los romanos derrotaron a un ejército britano cerca de
Canterbury. Entonces, los britanos optaron por hacer guerra de guerrillas en un
territorio boscoso y desconocido para los romanos.
Ante
estas guerrillas las fuerzas del Cesar parecían ser inútiles, por lo que optó
por buscar alianzas. Esto le hizo ir progresando en su conquista, pero el plan
tuvo que ser interrumpido por una sublevación en la Galia, algo que él temía
y quería evitar a toda costa.
En
efecto, los belgas, reinados por Ambiórix, habían aprovechado su ausencia para
engañar a sus legados Cotta y Sabino. Y tras una feroz batalla entre romanos y
belgas, las tropas romanas habían sido expulsadas del territorio, hecho que
empezó a animar a otros pueblos vecinos, como los nervios.
Vuelto
rápidamente desde Britania, César se presentó en terreno belga, y uniéndose
al ejército del legado Quinto Cicerón (que todavía estaba resistiendo en
batalla), Roma logró una victoria contundente. No obstante, su rey Ambiorix había
logrado huir, con la idea de seguir buscando apoyos para su revuelta.
En
una nueva campaña militar, César volvió a cruzar el Rihn para seguir
hostigando y mermando las fuerzas de los germanos, y en la Galia empezó a
dedicarse a la pacificación de cada pueblo rebelde.
Ambiorix
consiguió ser localizado y derrotado, pero surgió entonces un nuevo y poderoso
caudillo galo: Vercingetórix.
Con
la idea de dar caza a Vercingetórix, César decidió fortificar primeramente
Narbona, y luego marchar a los cuarteles de invierno de la Galia septentrional.
Mandó
a su legado Labieno a pacificar las tribus del norte, mientras él partía hacia
el oeste y hacia el sur. Ante sus avances los galos se iban retirando, y las
plazas iban siendo ocupadas.
En
Avaricum-Bourges, los galos habían ido concentrándose, y allí habían
decidido esperar y resistir al ejército romano. Tras un duro asedio los romanos
tomaron la plaza.
Fue
entonces cuando aparece en escena Vercingetórix, apoyado por numerosas tropas y
pueblos galos, y que se precipitó a atacar a las tropas romanas (apoyadas en
este momento por tribus germanas).
Los
galos fueron estrepitosamente derrotados, y huyeron a la cercana fortaleza de
Alesia, donde Vercingetórix se encerró con el resto de tropas y pueblos galos.
Tras largo tiempo de asedio a la ciudad, finalmente Vercingetórix y la Galia
decide rendirse ante el Imperio romano.
Aún tuvo que pasar un año más para que todas las regiones galas quedaran pacificadas. Pero, a fines del 51 a.C, la conquista de las Galias había sido completada.
Manuel
Arnaldos
Mercaba,
diócesis de Cartagena-Murcia
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Indice:
www.mercaba.org/EnciclopediadeHistoria/1.htm
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[1]
No obstante, sus votos servían sólo para elegir a sus propios
representantes de la plebe, y cuando se decidían a presentar alguna
propuesta al Senado, solían ser derrotados por los patricios y equites,
que eran los que realmente ostentaban el poder y mayoría de voto.
[2]
Que conformaban sobre todo el cuerpo de caballería.
[3]
Que, según la propia capacidad de cada plebeyo, podía proveerse de
armamento pesado o ligero.
[4]
Motivo por el que muchos de los minifundios acababan arruinándose.
[5]
Nada más surgir la propuesta de reforma agraria, los senadores empezaron a
temer el respaldo popular de GRACO, y tras acusarlo de pretender el regnum,
le asesinaron junto con sus partidarios, lanzándolos al río Tíber.
[6]
De hecho, el cargo de tribuno de la plebe fue continuado por su hermano CAYO
GRACO, que mantuvo y amplió las reformas de su hermano, y consiguió el
apoyo de muchos equites. Sin
embargo, las tensiones entre el bando senatorial y el bando de Cayo
terminaron en conflicto abierto. Finalmente, Cayo murió en la lucha,
arrojado al río Tíber.
[7]
La revuelta del rey de Numidia.
[8]
Que ayudan a entender mejor el devenir de los sucesos y el desarrollo de la
contienda.
[9]
En este sentido, menciona numerosas veces que lo que él hace es en favor de
la República (“rei publicae causa, ad rem publicam defendendam”). Alaba
también la “bondad salvaje”
de los galos y germanos, que no han sido corrompidos por la civilización,
como si han hecho los romanos (por el vino, lujo, soberbia…).
[10]
Asistencia divina que, en este caso, es siempre favorable a CESAR. Por
ejemplo, una parte del ejército helvecio que derrota César coincide en ser
la misma que años antes ya había derrotado y humillado a las tropas
romanas.
[11] Siempre usando el mismo esquema:
-concilia
de los enemigos, o debates entre los enemigos y César,
-concilia de César consigo mismo, que le lleva a pasar a la acción.
[12]
Para animar a sus tropas, por ejemplo, ante la inminente lucha contra
ARIOVISTO, donde CESAR les recuerda que sus antepasados ya derrotaron antes
a los germanos.
[13]
Como es que el enemigo recibe siempre su castigo y los soldados de
CESAR reciben siempre una recompensa.
[14]
En el fondo, tanto galos como romanos temían una invasión germana.
[15]
Genocidio por el que fue CESAR muy criticado en el Senado.