IMHOTEP
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Madrid, 1 mayo 2024
Manuel Arnaldos, licenciado en Historia

          Según la historiografía fue Imhotep el 1º sabio, inventor, médico, matemático, astrónomo, ingeniero y arquitecto conocido en la historia, así como el 1º científico en aplicar los conocimientos operativos de la aritmética y geometría a todas sus disciplinas[1].

          En efecto, fue I-em-Hotep (lit. “el que viene en paz”), Imuthes, o Imhotep (2.690-2.610 a.C), el 1º sabio de la humanidad, el 2º ser humano en ser deificado (tras Amenhotep) y la 1ª persona experta en muchas áreas del saber (polímata), destacando por inventar el cálculo complejo matemático, la medicina profesional, la predicción astronómica, la ingeniería pétrea y la arquitectura colosal.

          Según las propias crónicas egipcias, por los títulos honoríficos a él atribuidos, fue Imhotep sumo sacerdote de Heliópolis, primero después del rey del Alto Egipto, canciller del Bajo Egipto, administrador del gran palacio, príncipe heredero, inspector de todo lo que hay bajo el cielo, Imhotep el constructor, escultor, hacedor de vasijas de piedra[2].

          Igualmente, entre los restos hallados en la Pirámide Escalonada de Saqqara fue descubierta una lápida donde se describen todos los títulos que Imhotep llegó a poseer en vida: “juez principal, canciller del Bajo Egipto, sumo sacerdote de Heliópolis, príncipe real, jefe de los trabajos públicos, carpintero y albañil real”.

          Pero Imhotep no sólo fue celebrado por sus contemporáneos del Egipto Antiguo, sino también por las composiciones literarias del Egipto Medio: He oído sentencias de Imuthes y de Diedefor, que se citan como proverbios. Hazte el día dichoso, por tanto, y no te canses nunca de esto[3]. E incluso del Egipto Nuevo, como se ve en la crónica que el sacerdote egipcio Manetón escribió para el rey Ptolomeo II:

En el reinado de Zoser vivió Imuthes, que por su pericia como médico tiene la reputación de Asclepio entre los egipcios. También fue el inventor del arte de construir con piedra labrada. Además, también se dedicó a la literatura[4].

          En concreto, fue Imhotep sumo sacerdote egipcio (de Heliópolis), así como djati (visir) del faraón Necherjet Djeser (Zoser) y sus 3 siguientes sucesores (de la III dinastía).

a) Vida

          Imhotep nació en Ankhtowe, en las afueras de Menfis, el día 16 de Epifi (3º mes de la estación de la cosecha), durante el mandato de Nebka (Sanajt el Protector)[5], y era hijo de Kanofer (arquitecto real) y Khereduonkh[6].

          El padre de Imhotep inculcó en su hijo la pasión por la ciencia y el saber, y gracias a estos conocimientos llegó Imhotep a alcanzar un puesto importante en la corte. El faraón Nebka, agradecido por los múltiples servicios de su padre, lo nombró su ayudante personal.

          No obstante, Imhotep decide que el ímpetu de su vida es otro, y por eso deja la nobleza palaciega para pasar a formar parte de los sacerdotes de Heliópolis, como otro sacerdote de templo más. Posiblemente fue Imhotep un hombre bastante religioso, pues pronto fue designado sumo sacerdote de Ptah, y era conocido con gran veneración (como “hijo de Ptah”, dios creador) por su gran entendimiento de la voluntad de los dioses y ser el más capacitado para gobernar el templo sagrado.

b) Obra

          Durante el reinado de Zoser (Djeser el Sublime), hacia 2.670 a.C, Imhotep pasó a ser primer ministro (visir) y arquitecto en jefe del Alto y Bajo Egipto. Fue el momento en que inventó las pirámides (la Pirámide Escalonada de Saqqara) y toda una serie de artilugios quirúrgicos médicos, así como confeccionó todas las ramas de la ciencia y civilización egipcia, como sorprendente sabio surgido del anonimato.

          Cuando Zoser murió Imhotep se puso al servicio de los faraones del resto de III dinastía (2.650-2.610 a.C), como sabio consejero de:

-Sejemjet, con quien abrió las primeras minas de cobre y turquesa, en el Sinaí,
-Sedjes (o Jaba), a quien planificó la Pirámide Estratificada, en Zawyet el Aryan,
-Nebkara, a quien planificó la Pirámide Septentrional, en Zawyet el Aryan,
-Kerferes (o Huny), a quien planificó la urbanización de Elefantina, siendo muy solicitado por sus talentos.

          Para poder llevar adelante todos sus planes, Imhotep desarrolló su propio corpus de conocimiento científico, perfeccionó todas sus fórmulas matemáticas y se introdujo en los conocimientos astronómicos, para insertarlos en la cosmogonía egipcia. 

          La incertidumbre que rodea el enterramiento y tumba de Imhotep ha sido llevada a la literatura por el eslovaco Vandenberg, en una excelente novela que lleva por título Complot de los Faraones[7]. Más recientemente, Christian Jacq nos cuenta su historia en Imhote, inventor de la Eternidad[8].

          No obstante, era norma en el Antiguo Egipto que los arquitectos reales se construyeran sus propias tumbas. En ese sentido, lo más probable es que, habiendo sido Imhotep el constructor de la tumba-Pirámide de Zoser, él mismo se hiciera construir su propia tumba. Seguramente con un diseño inédito[9] y decorado novedoso[10], probablemente en Ibeion[11] y posiblemente con fórmulas que todavía siguen despistando a los arqueólogos, para que lo dejen descansar en paz[12].

c) Pensamiento

          Las crónicas egipcias atribuyen a Imhotep una gran cantidad de escritos didácticos sobre moralidad y religión[13], así como sobre poesía, observaciones científicas y tratados de arquitectura, que no han sobrevivido y de los que únicamente se sabe por la referencia que hacen a ellos obras de escritores posteriores.

          A él se le atribuyeron, en ese sentido, el origen de la cultura egipcia y el calendario de 365 días (del más acá) que todavía utilizamos hoy. Entre mitos y realidades, el sabio Imhotep parece navegar en un aura de misterio, refrendada por las pruebas arqueológicas y documentales que han demostrado que este hombre realmente estuvo fuera del común de los mortales.

          Como filósofo y teólogo, estableció Imhotep las bases del pensamiento egipcio, y fijó las ceremonias del viaje del difunto al más allá. También fue conocido por haber aconsejado al rey Zoser sobre el netjer (forma de Dios) a quien debía dirigir sus oraciones, para que cesara la sequía en Egipto.

d) Matemática

          Imhotep diseñó una serie de cuadernos llenos de problemas con números o palabras, con la aparente intención de entretener. Uno de dichos problemas fue de particular importancia para la matemática, porque ofrece un método para encontrar el volumen de un tronco. Oigámoslo:

Si te dicen: una pirámide truncada (de base cuadrada) de 6 de altura vertical, por 4 en la base (base inferior) y 2 en lo alto (base superior). Haces el cuadrado de 4 y resulta 16. Doblas 4 y resulta 8. Haces el cuadrado de 2 y resulta 4. Sumas el 16, el 8 y el 4 y resulta 28. Tomas un tercio de 6 y resulta 2. Tomas 28 dos veces y resulta 56. Mira, es 56. Encontrarás lo correcto[14].

          En cuanto a instrucciones sobre aritmética y geometría, Imhotep proporciona fórmulas para calcular áreas y métodos para la multiplicación, división y trabajo con fracciones unitarias[15]. También aporta conocimientos que incluyen números compuestos y primos, y una comprensión simple de la criba que planteará Eratóstenes y la teoría de números perfectos (a saber, del número 6)[16].

          También muestra Imhotep cómo resolver ecuaciones lineales de primer orden, así como series aritméticas y series geométricas. Además, 3 elementos geométricos suyos sugieren los rudimentos de la geometría analítica:

-cómo obtener una aproximación con un error menor del 1%;
-un antiguo intento de cuadrar el círculo;
-el uso más antiguo conocido de un tipo de cotangente
[17].

          Los cuadernos originales de Imhotep (hoy perdidos) también parecen anunciar reglas para estudiar la naturaleza y para comprender todo lo que existe, todo misterio, todo secreto, según las referencias posteriores que a él se refieren[18]. Finalmente, otra serie de papiros muestra que Imhotep se planteó resolver una ecuación cuadrática[19].

e) Medicina

          Imhotep fue el primer investigador científico de la medicina de la historia[20], así como estimado por el pueblo egipcio como el “inventor de la cura”, y 2.000 años después por el mundo entero como “padre de la medicina”[21]. En concreto, a Imhotep se le recuerda por sus tratados médicos, por considerar natural la causa de las enfermedades y lesiones (y no por castigo divino o maldición espiritual) y por sus descubrimientos en el campo de la medicina experimental.

          En efecto, fue Imhotep fue el fundador de la medicina científica, por sus ensayos clínicos sobre todo tipo de enfermedades y dolencias, por su metodología racional sobre la curación[22] y por unos escritos (como el llamado Papiro de Edwin Smith) que dejaron descritas todas sus observaciones anatómicas y soluciones quirúrgicas[23], con más de 100 términos médicos, 48 lesiones anatómicas[24] y numerosos tratamientos farmacéuticos.

          Hasta la llegada de Imhotep, la concepción de la enfermedad en el Egipto Antiguo conducía a un enfoque mágico-religioso de la cura, tratando de buscar la curación en los curanderos (a través de brebajes y pócimas), los rituales religiosos (a través de la magia blanca), las plegarias a los dioses (a través de conjuros) y los hechizos (para infundir energía al paciente)[25].

          Pero la llegada de Imhotep lo cambió todo, pues éste abrió paso a la experimentación y racionalización, dejó de lado las causas y tratamientos mágicos (salvo en un caso)[26] y aportó un enfoque empírico a la cirugía, el cuidado profesional de los pacientes y el tratamiento certero de enfermedades y heridas, concluyendo con un método preciso para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades[27]. Fue el inicio de la medicina moderna, que los griegos aprendieron y perfeccionaron[28], propagó los hospitales profesionales por Egipto[29] e inmortalizó a Imhotep[30].

Papiro de Edwin Smith

          Según un grabado de una losa sepulcral en Saqqara, Imhotep preconizaba la aplicación de presión sobre las arterias carótidas y temporales para calmar las migrañas y cefaleas de carácter pulsátil (dolor de cabeza), al disminuir el flujo de sangre al cerebro consecuente a la vasodilataciónEn otro grabado de la época, Imhotep afirmaba que el pulso era un índice del corazón y de las condiciones del enfermo[31].

          Pero el escrito más importante y completo de Imhotep fue el contenido en el Papiro de Edwin Smith[32], con un total de más de 200 diagnósticos, 200 tratamientos y 90 términos anatómicos. Se trata de la 1ª obra médica de la historia, que apuesta por el componente empírico y quirúrgico aun sin menospreciar el componente místico y religioso de la época.

Metodología médica

          En dicho papiro, describe y diagnostica Imhotep cada lesión de forma racional, con un tratamiento posterior, prognosis y notas aclaratorias. Esto no quiere decir que no haya alusión a las prácticas médicas comunes en esa época[33], pero sí que los exámenes son descritos en la misma línea que una visita al médico en la actualidad[34].

          Según Imhotep, la prognosis dada después de cada entrada comienza con las frases “una dolencia de la que me ocuparé” o “una dolencia que enfrentaré” o “una dolencia para la que no se puede hacer nada”[35]. Fueron sentadas así, por Imhotep, las bases de lo que hoy en día es una historia médica: síntomas, diagnóstico, pronóstico y tratamiento.

          Cada caso clínico es dispuesto por Imhotep de forma lógica, incluyendo un encabezamiento descriptivo (o diagnóstico presuntivo), resultado de exámenes, diagnóstico final, pronóstico y tratamiento. Se clasifica cada caso en relación al pronóstico (favorable, incierto o intratable), y teniendo en cuenta el tratamiento en “condición médica que yo puedo tratar”, “condición médica que puedo paliar con” y “condición médica que no puede ser tratada”.

Conocimientos médicos

          Entre otros aspectos interesantes, el tratado de Imhotep describe varios casos de trauma del sistema nervioso central, cita por 1ª vez la palabra cerebro y describe por 1ª vez la existencia del corazón, el hígado, los vasos sanguíneos, riñones y uréteres[36].

          En el papiro recomienda Imhotep el uso de vahos de opiáceos como anestésico, describe observaciones anatómicas y relata toda una serie de trepanaciones. Así como aporta las primeras descripciones de suturas craneales, de la meninge, la superficie externa del cerebro, del líquido cefalorraquídeo y de las pulsaciones intracraneanas.

          En conocimientos anatómicos, que Imhotep obtiene sobre los heridos en guerra, el sabio egipcio sostiene que los vasos sanguíneos nacen en el corazón y transportan a su vez aire y líquidos, como sangre, esperma, lágrimas y orina, a las diferentes partes del cuerpo. Además, el pensamiento reside en el corazón[37].

          Tiene también la primicia Imhotep en la descripción de las convulsiones o delirios post trauma. Hace alusión al 1º caso de afasia reportado en la literatura, al enunciar un paciente que después de un trauma de cráneo “estaba frustrado” por la imposibilidad para hablar y que desarrolló una rigidez nucal, que podía estar en relación con una irritación meníngea (caso que reporta como grave, y que en su condición sólo podría ser aliviado o consolado, pero no tratado).

          Alude a otros lesionados con fracturas de cráneo, tanto abiertas (con exposición de las meninges y el cerebro) como cerradas (de la base del cráneo), con o sin déficit neurológico, con o sin depresiones de fragmentos óseos, y fracturas de la cara. Particularmente se pronuncia con elementos de mal pronóstico cuando hay depresión ósea, exposición de las meninges y el cerebro, heridas craneales infectadas o tétano, grandes traumas craneofaciales, puñaladas u otras lesiones penetrantes.

          Aunque por aquel entonces el desconocimiento de la fisiología del sistema nervioso central no permitía una interpretación del proceso patológico, Imhotep aporta varios casos de parálisis de los miembros en las lesiones traumáticas de la columna vertebral, y síntomas de deterioro neurológico en un aplastamiento de una vértebra del cuello, así como la parálisis de la vejiga y los intestinos.

          Uno de los casos más interesantes acerca del tratamiento de dislocaciones que recoge Imhotep es la reducción de la mandíbula, técnica que ha permanecido invariable desde los tiempos faraónicos hasta nuestros días. Otro procedimiento enunciado por Imhotep es el taponamiento nasal para tratar el sangrado en casos de fracturas nasales. Existe un descripción, además, de la colocación de una férula, como tratamiento de un trauma nasal.

f) Arquitectura

          Como científico, Imhotep había sido el inventor de muchos instrumentos y fórmulas matemáticas que muy pronto quiso llevar a la práctica, acometiendo así la mayor obra arquitectónica de la historia: la invención y construcción de las pirámides de Egipto. Así, si la fama de Imhotep como médico había sido enorme, no menor fue su prestigio como ingeniero.

          Por otra parte, Imhotep fue el creador de la 1ª ciudad funeraria de la historia, a la hora de alojar los restos del que había sido su faraón protector: Zoser, o Djeser el Sublime. Lo hizo con un material constructivo nuevo y desafiante (la piedra), con una metodología realmente complicada (para movilizar millones de toneladas de piedra) y con una mentalidad realmente espiritual y respetuosa (a través de espacios y atmósferas religiosas). Veámoslo.

Uso de la piedra

          En una inscripción de la XIX dinastía, encontrada en Saqqara meridional, los antiguos egipcios ya describían a Zoser como el “iniciador de la piedra”, lo cual debía ser realmente atribuido a su principal impulsor: Imhotep.

          La idea de utilizar la piedra (y no el barro, ni adobe, ni ladrillo, ni mampostería) fue albergada por Imhotep en su deseo de construir un monumento colosal, como proeza nunca antes intentada (ni concebida), para albergar los restos de su inestimable faraón Zoser, una vez fallecido éste.

          Cuando Imhotep hizo realidad su sueño (la Pirámide Zoser de Saqqara), los grandes templos y edificios administrativos, así como los palacios, tumbas y esculturas, empezaron a ser concebidos en Egipto como imponentes y majestuosos monumentos al más allá y a la eternidad. Pero todo comenzó con la visión de Imhotep, y su difícil manejo del trabajo de la piedra.

          Más aún, los visitantes que bajaban a Egipto empezaron a ver en esas inmensas moles de piedra un mundo impactante surgido de la arena, y es lo que hizo que numerosos eruditos de Grecia viajasen a Egipto, estudiasen al detalle sus fórmulas y métodos, y copiasen sus modelos en sus propios países de origen, sin saber que detrás de todo ello estaba Imhotep.

          Imhotep inventó para ello la extracción, el transporte y el montaje de 2,5 millones de piedra, de 4,5 millones de toneladas de peso, para cada una de sus pirámides (más o menos), tanto de piedra caliza como de granito rosáceo.

Trabajo de la piedra

          Pero la mayor dificultad técnica estuvo en el peso de la piedra. Pues bien, Imhotep lo solucionó tallando los bloques de piedra, antes que nada, en partes iguales (sillares), con dimensiones adecuadas respecto a las herramientas que los habían de transportar y manejar, y de mayor a menor tamaño según se iban colocando en los niveles superiores. Los troncos rodados de madera habrían de ser sus transportistas (a través de la arena), y montañas artificiales de arena (tells) sus poleas de levantamiento.

          De esta manera, las columnas pétreas de Imhotep no pasaron de meros elementos decorativos, que simplemente estuvieron adosadas a los muros (sin sustentar mucho peso) o podían ser utilizadas para recibir todo tipo de cincelado o chapistería de cobre, según la moda de la época.

Metodología constructiva

          Imhotep tuvo que organizar todo el proceso de construcción, que en algunos casos abordó espacios de 1,5 km de perímetro. Para ello dividió el trabajo en cuadrillas de obreros, y comenzó siempre sus trabajos por la construcción del edificio central subterráneo, excavando bajo la roca del terreno escogido.

          Una vez concluidas las galerías del edificio subterráneo central (casi siempre funerario, o museístico) pasaba Imhotep a abordar el edificio central terrenal (pirámide, templo, palacio...), trabajando una tras otra las diversas gradas de altura que había de tener (en algunos casos, de hasta 6 niveles), hasta llegar a su altura final (en ocasiones, de 60 m. altura).

          Se dedicaba después Imhotep a los edificios colindantes al edificio central, así como a la decoración de las paredes, almacenaje de vasijas (en el caso funerario) y recreación de espacios sensibles, concluyendo la obra con una larga y cuadrada muralla (si era el caso) pétrea, que cerrase el recinto total (en ocasiones, kilométrico).

Invención de las pirámides

          Las primeras tumbas de los reyes de Egipto eran mastabas, estructuras rectangulares de ladrillos de lodo seco construidas sobre cámaras subterráneas donde se colocaban los muertos[38]. Cuando Imhotep inició la construcción de las pirámides cambió la forma tradicional de la mastaba del rey, pasando de una base rectangular a una cuadrada[39].

          Las mastabas primitivas habían sido decoradas con inscripciones y grabados de caña, e Imhotep quiso continuar con esa tradición. Su mastaba-pirámide tendría así los mismos toques delicados y simbolismo resonante que las tumbas precedentes, pero estarían de esta manera mejorada, al ser trabajadas en piedra en vez de barro seco[40].

          Imhotep no sólo cambió así los componentes de las mastabas primitivas, sino que diseñó un laberinto subterráneo, por debajo de la pirámide, para albergar bajo tierra (simbólicamente, en el infra-mundo) los restos y tesoros del faraón.

Pirámide I Escalonada

          La Pirámide Zoser de Saqqara fue la 1ª pirámide de la civilización egipcia, y representa una superación total respecto al modelo de las mastabas. Mide 140 m. largo x 118 m. de ancho, con una altura de 62 m[41]. Sus lados se orientan a los 4 puntos cardinales, está hecha de roca maciza y bajo ella se encuentran los pasadizos excavados en el suelo de los que surgen los corredizos subterráneos que comunican las diversas cámaras.

          Habiendo sido ideada en su origen por Imhotep para albergar 5 pisos pétreos de altura, añadió el genio egipcio un 6º piso más, consiguiendo así el efecto que más tarde quedó plasmado en la Pirámide Keops de Guiza. De hecho, el faraón Zoser quedó tan impresionado con la obra que ignoró sus propios privilegios (de que sólo el rey apareciera epigrafiado en sus monumentos), que hizo inscribir también el nombre de Imhotep.

          En relación a esta obra maestra, la pirámide escalonada, escribe Miroslav Verner que pocos monumentos ocupan en la historia de la humanidad un lugar tan significativo. Puede decirse, sin exagerar, que su complejo piramidal constituye un hito en la evolución de la arquitectura monumental en el mundo entero. Aquí fue usada la piedra caliza por primera vez a gran escala, como un material de construcción, y aquí se realizó por primera vez la idea de una tumba real monumental, en la forma de pirámide[42].

Complejo funerario de Saqqara

          En torno a la Pirámide de Saqqara (o Pirámide Escalonada de Zoser) se encuentra el complejo funerario de Saqqara, con una premeditada intención espiritual[43]. Mide en total 40 acres (16 ha, o 150.000 m2), está rodeado por una inmensa muralla y en su ángulo suroeste remata sus paredes con un  friso de cobras (uraei), con la misión de alejar las fuerza nocivas de allí. El complejo incluía un templo, diversos patios separadores, santuarios y aposentos (habitaciones) para los sacerdotes.

          La singularidad del recinto lo convirtió pronto en un centro de peregrinación, y en un espejo arquitectónico y decorativo (en todas sus partes) al que todos intentaron emular[44].

          Todo el complejo está rodeado por una gruesa muralla de 1,5 km. longitud x 11 m. altura, así como por un foso de agua de 750 m. largo x 40 m. ancho que la rodea al completo. La muralla contaba con una única entrada al este, y el resto de sus 14 puertas (las 13 labradas) son falsas, estando situada la única verdadera (la cortada) en la esquina sureste.

          Al recinto se accedía por un pórtico construido con grandes columnas. Frente a la entrada se encontraba el célebre Patio de las Cobras, en el que destacaba una bellísima cornisa decorada con un friso de dichos reptiles, símbolo por antonomasia del poder real en el Egipto faraónico.

          A la derecha de la entrada se encontraba el Patio del Hebsed. Era éste el lugar donde cualquier faraón sucesivo podía realizar los rituales mágicos de la renovación, en los que cada cierto tiempo (teóricamente, cada 30 años) debía renovar su poder físico y espiritual para poder continuar su reinado con total normalidad.

          Justo junto a la Pirámide de Zoser edificó Imhotep el Patio del Serdab, destinado para los rituales mortuorios (con momificación incluida) y en torno a la célebre estatua en caliza policromada del faraón Zoser[45].

Pirámide II Escalonada

          Imhotep estuvo también involucrado en el diseño y construcción del complejo funerario y pirámide del faraón Sejemjet (3º faraón de la III dinastía), también en la zona de Saqqara. Según las trazas originales estuvo destinada a ser más grande que la de Zoser, pero la pirámide nunca se terminó, debido a que Sejemjet murió en el 6º año de su reinado (ca. 2.658 a.C). No obstante, la base y el 1º nivel muestran similitudes en cuanto a diseño, respecto al trabajo de Imhotep en la Pirámide de Zoser.

          Aunque no pudo ser llevada a cabo, más que en su 1º nivel, la Pirámide de Sejemjet conserva un inestimable testimonio histórico de Imhotep, en forma de misterioso grafito realizado sobre una de las paredes. Igualmente resulta misterioso que su cámara del sarcófago se haya conservado intacta hasta nuestros días, pero vacía de cualquier resto funerario. ¿Diseñó Imhotep aquí un sistema de enterramiento que logró burlar a ladrones y arqueólogos? ¿O más bien continuó las obras hasta terminar una pirámide totalmente subterránea? Ambas cosas parecen ser.

Pirámide Estratificada

          Sejemjet fue sucedido por Jaba (4º faraón de la III dinastía), quien encargó a Imhotep su propia pirámide, hoy conocida como la pirámide por capas, que también quedó sin terminar cuando Jaba murió (ca. 2.636 a.C). La pirámide fue construida en Zawyet el Aryan, es similar en diseño a la Pirámide de Zoser y muestra base cuadrada en los cimientos y técnica de construcción hacia el centro de la estructura, en vez de hacia arriba. Posiblemente fue terminada según los diseños de Imhotep, pero no bajo su dirección.

Pirámide Septentrional

          También se observa la mano personal de Imhotep en las pirámides de los posteriores faraones Nebkara (ca. 2.621) y Huny (ca. 2.613), así como su propio y siempre novedoso diseño piramidal. La 1ª fue construida en Zawyet el Aryan, y la 2ª en Meidum.

          No obstante, parece que la 2ª fue copiada según los modelos de la 1ª, y que no intervino ya en ella Imhotep, dada la escasez de tiempo entre reinados, la lejanía del lugar y la edad del sabio egipcio. Debieron ser sus discípulos, e incluso el propio faraón Huny (según se cree), quien llevó a cabo los trabajos arquitectónicos.

g) Legado

          En el Egipto Antiguo (o periodo menfita) los egipcios consideraron a Imhotep como el dios de la sabiduría, le vincularon al dios Thot (dios de las letras) y le representaron sentado (a forma de los escriba), con un papiro desplegado sobre sus rodillas y tocado con un casquete. De hecho, todos los escribas debían hacer el juramento imhotepiano antes de ponerse a escribir[46].

          En el Egipto Medio (o periodo tebano) fue venerado Imhotep como patrón de los escribas, debido a las grandes innovaciones relacionadas con la mejora de la escritura y a la utilización de una tinta más eficaz hecha a partir de la recomendación de Imhotep: ahumar el agua, como procedimiento que fue incorporado a otras culturas posteriores[47].

          En el Egipto Final (o época de los Ptolomeos) fue elevado a rango de dios de la medicina[48], así como identificado con Nefertum, hijo de Ptah y Nut (o Sejmet). Es decir, que su prestigio y fama llegó hasta los griegos (que lo asimilaron a su dios Asclepio) y romanos (como el Esculapio romano)[49].

          Su culto principal estuvo en Menfis[50] y Saqqara[51], aunque también fue venerado en Tebas[52], Karnak[53], Philae[54] y Deir el Medina, junto a Hathor, Maat y Amenhotep (otro ingeniero deificado[55]), a través de numerosas estatuillas que se le esculpieron[56] y una serie de capillas que se abrieron en su honor en los principales templos. Como reza una oración del Egipto Medio:

Te saludo, entrañable divinidad, ¡Imhotep hijo de Ptah! Ven a tu casa, tu templo en Tebas. Deja que la gente de esta ciudad se regocije viéndote. Recibe lo que te es presentado. Respira el incienso. Refresca tu cuerpo con una libación. Los hombres te aplauden y las mujeres te veneran. ¡Uno y todos exaltan tu bondad! para que les cures, los recibas y renueves la creación hecha por sus padres. Te traen sus ofrendas. Traen para ti sus regalos. Te profieren sus alabanzas. Qué tú comas las ofrendas de pan. Qué tú ingieras la cerveza con tus hermanos, los viejos dioses, y alimenta a los espíritus rectos con tus sobras[57].

          Su memoria, sin duda, hace gala al científico más grande que Africa haya conocido jamás[58], e hizo que hasta el s. V d.C fuese venerado como padre de la medicina, y que hasta esa fecha fuese celebrado votivamente los días del:

-Ip Ipi, o fiesta de su nacimiento (31 mayo),
-Mesout Ré Horakhti, o lamentos por su muerte (1 julio).

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[1] cf. ASIMOV, I; Enciclopedia Biográfica de Ciencia y Tecnología, vol. I, ed. Alianza, Madrid 1987, p. 1.

[2] cf. Inscripción de Zoser (en la base de la estatua, hallada en Saqqara).

[3] cf. Canto del Arpista.

[4] cf. MANETÓN, Historia Egipcia, 11.

[5] Primer faraón de la III dinastía, y conquistador de Nubia y el Sinaí.

[6] El origen de Imhotep es bastante oscuro. Ciertos autores lo vinculan a la alta aristocracia de la época, afirmando que era hijo de otro arquitecto que llevaba por nombre Kanofer, mientras otros investigadores defienden la posibilidad de que se tratara de un personaje ascendido de la clase más humilde, en donde destacaba por sus extraordinarias dotes.

          Si bien este último hecho puede parecer insólito en una sociedad tan cerrada como aparentaba ser la egipcia, esta circunstancia se dio en más de una ocasión. Contamos con innumerables casos de individuos que partiendo de un origen muy humilde consiguieron escalar varios peldaños hasta llegar a desempeñar altos cargos en la administración o la cultura del país. Imhotep en este caso podría ser uno de ellos.

[7] cf. VANDENBERG, P; Complot de los Faraones, ed. Martínez Roca, Barcelona 1993.

[8] cf. JACQ, C; Imhotep, el inventor de la Eternidad, ed. Planeta, Barcelona 2013.

[9] El carácter mítico de Imhotep hace imaginar a la comunidad científica que su tumba pueda contener toda suerte de claves y referencias para poder resolver muchos de los problemas que plantea esta enigmática civilización, como el trabajo de las piedras duras como la diorita o el granito, la propia construcción de las pirámides, etc.

[10] La decoración y escritura de las paredes proporcionaría, seguramente, una información muy valiosa para estudiar la importancia de Imhotep en su época.

[11] A mediados de los años sesenta, varias expediciones británicas excavaron la zona de Saqqara en busca de la tumba de Imhotep. Cerca de un complejo funerario de la III dinastía, hallaron un gran enterramiento de Ibis (Ibeion), pájaro por excelencia vinculado al dios de los escribas (Thot) y, por extensión, con el sabio Imhotep. Por cercanía es muy posible que la tumba de este erudito se encuentre en las inmediaciones, pero hasta el momento es lo único que sabemos.

[12] Pues nos encontraríamos ante un descubrimiento sin precedentes en la historia de la arqueología. Su valor histórico superaría, incluso, al grandioso hallazgo de la tumba de Tutankamón. Actualmente se desconoce el lugar exacto en donde este sabio fue sepultado.

          Aunque son varias las expediciones que han intentado encontrar la última morada de Imhotep siguiendo, más o menos, una lógica arqueológica por la cual lo más probable es que su tumba se encuentre cerca de la necrópolis del faraón Zoser en Saqqara, los sondeos llevados a cabo en la zona han resultado, por ahora, infructuosos.

[13] Muy en relación, posiblemente, con otros textos egipcios similares posteriores, como la Instrucción del rey Amenemhat I a su hijo Sesostris I, la Enseñanza de Ptahotep, o la Sátira de los Oficios, todos ellos tendentes a inculcar en la persona una serie de valores muy definidos.

[14] cf. Papiro de Moscú.

[15] cf. Papiro de Rhind. [16] cf. Ibid. [17] cf. Ibid. [18] cf. Ibid.

[19] cf. Papiro de Berlín.

[20] cf. MULTANOSKY, M. P; Historia de la Medicina, ed. Academia de Ciencias, La Habana 1967, pp. 58-63 y 78-88.

[21] Como defiende el clínico y filósofo de la medicina OSLER, cuando dijo que Imhotep fue la primera figura de un médico que se separó claramente del misticismo de la antigüedad.

[22] cf. MEJÍA RIVERA, O; Introducción Crítica a la Historia de la Medicina, ed. Universidad de Caldas, Manizales 1999, p. 447.

[23] cf. LAMATA, F; SEGOVIA DE ARANA, J. M; Manual de Administración y Gestión Sanitaria, ed. Díaz de Santos, Madrid 1998, p. 11.

[24] Que ilustran diversas lesiones traumáticas y accidentales de la cabeza, la cara, el cuello, los brazos, el tórax, el hombro y la columna vertebral, en ese orden.

[25] cf. ASANTE, M. K; The Egyptian Philosophers: Voices from Imhotep to Akhenaten, ed. African American Images, Chicago 2000, pp. 67-92.

[26] Pues en el Antiguo Egipto hubo muchos sacerdotes, hechiceros, brujos y magos que ejercieron la función de médicos y atendieron a los enfermos, desde sus conocimientos místico-religiosas, concepciones demonológicas y creencias mágicas acerca de la enfermedad.

          En general, dichos curanderos aplicaban tratamientos y curas generalmente irracionales, recurriendo a remedios como los brebajes, pócimas, conjuros, exorcismos y hechizos. Y aunque es verdad que no obtuvieron ningún efecto práctico, justo es decir que brindaban alguna ayuda psicológica a los pacientes, dándoles consuelo, seguridad y compañía, algo que resulta imprescindible en la medicina.

[27] cf. LAMATA, F; SEGOVIA DE ARANA, J. M; Manual de Administración y Gestión Sanitaria, ed. Díaz de Santos, Madrid 1998, p. 11.

[28] Hay indicios que sugieren que los trabajos de Imhotep influyeron en el filósofo y sabio griego TALES DE MILETO, que viajó a Egipto en el s. VI a.C, así como en el médico griego Hipócrates (s. V a.C). De hecho HIPOCRATES, que vivió 2.500 años después que el genio egipcio, se presenta como el padre de la medicina moderna, pero en realidad utilizó los anales de Imhotep en Men Nefer (Memphis), y en ellos aprendió la ciencia médica.

[29] De hecho, a su muerte fue reconocido Imhotep como dios de la medicina, y a él le fueron consagrados muchos templos. El primero en Memphis se convirtió en un hospital y en una escuela de magia y medicina (el que los griegos llamarán más adelante Asklepieion). Otro templo del que se tiene conocimiento existió en la isla de Philae, y fue construido bajo los Ptolomeos. También había un pequeño templo medicinal en Tebas, pero parece haber sido menos importante que el de Philae.

          Por otra parte, en casi todos los templos dedicados a Imhotep se encuentran registros de sanatorios, como el situado en la terraza superior del Templo de Hatshepsowet, en Deir el Bahari.

[30] Como patrono de la curación, con culto incluido. Como deidad médica, Imhotep tuvo sus alter ego entre los griegos (que lo conocieron como Asclepios) y romanos (que lo conocieron como Esculapio), alcanzando su culto su máximo esplendor durante este tiempo greco-romano. De hecho, hasta el dios Esculapio adoptó el emblema de una serpiente (el uraei del friso egipcio de cobras) enroscada sobre un bastón, como símbolo de la medicina.

[31] cf. SUROS FORMS, J; Semiología Médica y Técnica Exploratoria, ed. Elsevier, Madrid 2001, p. 234.

[32] El Papiro de Edwin Smith es llamado así en memoria del egiptólogo que lo localizó (tras su hallazgo en Luxor) y compró a un anticuario en 1862, encontrándose hoy expuesto en la Academia de Medicina de Nueva York.

          Mide 4,5 m. largo, está escrito por ambos lados en escritura hierática (la taquigráfica del jeroglífico) y consta de 22 columnas con casi 500 líneas. Según los expertos, el papiro es una recolección de escritos médicos de Imhotep, que fueron recopilados, respecto a copias anteriores, durante el periodo de la XVII dinastía (1.650 a.C).

[33] Pues en el reverso del papiro aparecen 8 conjuros mágicos y diversos cánticos rituales para la sanación.

[34] En concreto, Imhotep pregunta a los pacientes dónde tienen la lesión o sienten dolor, y entonces aborda la herida palpando, pinchando e interrogando al paciente.

[35] Lo cual, según cierto artículo de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, “podría ser vista como la forma más temprana de ética médica, ya que un médico antiguo, generalmente, rehusaría tratar una condición que sabía que era fatal.

[36] Hay que tener en cuenta que los egipcios, al practicar el embalsamamiento de sus muertos, tenían la posibilidad de examinar las vísceras humanas.

[37] De hecho, sobre esta creencia de que los pensamientos residían en el corazón hemos quizás heredado la conocida frase “no pienses con el corazón sino con la cabeza”.

[38] Al principio, la mastaba se construía en 2 etapas y, según el egiptólogo VERNER, “se usaba un método de construcción sencillo pero eficaz. La mampostería no se colocaba verticalmente sino en hileras inclinadas hacia el centro de la pirámide, lo que incrementaba significativamente su estabilidad estructural. El material base usado eran bloques de piedra caliza, cuya forma semejaba la de los grandes ladrillos de arcilla”.

[39] No se sabe por qué Imhotep decidió cambiar la forma tradicional, pero es probable que haya tenido en mente una pirámide de base cuadrada desde el principio.

[40] Como comenta el historiador VAN DER MIEROOP, Imhotep reprodujo en piedra lo que anteriormente había sido construido con otros materiales. La fachada del muro del recinto tenía los mismos nichos que las tumbas de adobe, las columnas parecían atados de caña y papiro, y cilindros de piedra en los dinteles de las puertas representaban pantallas de caña enrolladas. Hubo mucha experimentación involucrada, lo cual queda especialmente claro en la construcción de la pirámide en el centro del complejo. Tenía varios planos con formas de mastaba antes de que se convirtiera en la primera pirámide escalonada en la historia, apilando seis niveles en forma de mastaba colocados uno sobre el otro. El peso de la enorme masa era un reto para los constructores que colocaban las piedras con una inclinación hacia dentro para prevenir la ruptura del monumento”.

[41] Estructura más alta del mundo, en su tiempo.

[42] cf. VERNER, M; The Pyramids: The Mystery, Culture and Science of Egypt's Great Monuments, ed. Grove Press, Nueva York 2002, p. 56.

[43] Según la historiadora BUNSON, que dice que Imhotep construyó el complejo mortuorio como un santuario mortuorio, con la idea de convertirlo en un escenario religioso, con un modelo arquitectónico apto para los ideales espirituales del pueblo egipcio. La pirámide escalonada no era solo una tumba piramidal, sino una colección de templos, capillas, pabellones, pasillos, almacenes y salones. Las columnas estriadas emergían de la piedra según ese plan.

[44] Según el egiptólogo francés LAUER.

[45] Hoy colocada ante la puerta de entrada al Museo Egipcio del Cairo.

[46] Ritual que los escribas celebraban antes de disponerse a escribir, fuese el texto que fuese. En concreto, antes de escribir sobre el papiro, los escribas derramaban unas gotas de agua de su paleta de colores, a modo de libación, en honor del sabio Imhotep. Como se ve, habían pasado ya más de 500 años desde su muerte, pero Imhotep permanecía todavía vivo en la mente de los egipcios.

[47] cf. CORONADO, M. P; Imhotep, el Gran Mago de Egipto, en Más Allá de la Ciencia, CCCXXXIX (Madrid 2017), pp. 70-78.

[48] cf. SUROS FORMS, J; Semiología Médica y Técnica Exploratoria, ed. Elsevier, Madrid 2001, p. 234.

[49] cf. COSSIO, M. B; PIJOAN, J; RIVIERE, J. R; Summa Artis, vol. III, ed. Espasa Calpe, Madrid 1931, p. 69.

[50] Con una capilla anexa al sudoeste del Templo Ptah de Menfis.

[51] En un templo dedicado por entero a Imhotep, al norte de Saqqara.

[52] En un pequeño espacio en el Templo Ptah de Tebas.

[53] Donde existe un pequeño himno de alabanza a Imhotep, aludiendo sus poderes curativos.

[54] Una isla de Philae que, aparte de albergar la última inscripción jeroglífica conocida (del 394 d.C), albergó todo tipo de construcciones, en torno al Templo de Isis. Pues bien, un poco al sur del santuario de la diosa estaba el Templo de Imhotep, utilizado por los feligreses como lugar de peregrinación en busca de una cura milagrosa.

[55] Hijo de Hapu, e instructor particular de Amenofis III.

[56] Y que se han conservado hasta nuestros días. Se trata de estatuillas de bronce que representan a Imhotep de pequeño tamaño y como patrono de los escribas, uno de sus innumerables atributos. Es decir, sentado sobre un asiento en forma de cubo, y abriendo sobre el regazo un rollo de papiro en el cual se dispone a escribir.

[57] cf. Inscripción de Karnak.

[58] cf. BONAMBELA, D. A (dir); Hommage du Camerounau au Professeur Cheikn Anta Diop, ed. Silex, Madrid 2006, p. 29.