ANTIGUO EGIPTO
Princesa de Bakhtan

I
Protocolo Real

Horus, toro vigoroso, de hermosas coronas, cuya realeza es duradera como la de Atum. Horus de oro, poderoso de brazo, destructor de los Nueve Arcos. El rey del Alto y del Bajo Egipto, señor del Doble País, Usimare Setepenre. El hijo de Ra, de su cuerpo, Ramsés Miamún, amado de Amón-Ra, señor de los tronos de las Dos Tierras y de la Enéada de los dioses y señores de Tebas.

El dios perfecto, hijo de Amón, vástago de Ra-Horajty, semilla augusta del señor universal, a quien engendró Kamutef, rey de Egipto, regente del desierto, soberano que domina los Nueve Arcos, a quien, apenas salido del seno, presagiaron victorias, a quien se había deparado el valor cuando aún estaba en el huevo, toro de corazón firme cuando penetra en la palestra; rey-dios que se distingue en el día de la victoria como Montu, grande de fuerza, como el hijo de Nut.

II
El rey en Naharina

Estando su majestad en Naharina, según su costumbre de cada año, los jefes de todos los países extranjeros se acercaron en actitud encorvada y con el animo pacífico, a causa del poder de su majestad que se extendía hasta los límites extremos del norte; sus presentes consistentes en plata y oro, lapislázuli, turquesa, maderas aromáticas de todo tipo de la Tierra del Dios estaban sobre sus dorsos, y cada uno sobrepasaba en celo a su compañero.

Jil, príncipe de Bakhtan, hizo traer sus presentes, al frente de los cuales colocó a su Ιum mayor, glorificando a su majestad y pidiéndole el soplo de la vida. Ella agradó tremendamente el corazón de su majestad, que la amó más que nada. Entonces quedó fijada su titulatura, a saber: «Gran esposa real Neferure». Y cuando su majestad llegó a Egipto con ella, ella desempeñó todas las funciones de esposa real.

III
El mensaje de Bakhtan

Sucedió, en el año veintitrés, el veintidós del segundo mes del verano, cuando su majestad estaba en Tebas la victoriosa, señora de ciudades, realizando las ceremonias de culto para su padre Amón-Ra, señor de los tronos del Doble País, en su hermosa fiesta de Opet del Sur (Luxor), su lugar favorito del comienzo del mundo, sucedió que vinieron a decir a su majestad: «Un mensajero del príncipe de Bakhtan ha llegado, trayendo muchos presentes para la esposa real».

Entonces fue introducido el mensajero en presencia de su majestad, con sus regalos. Y éste dijo, glorificando a su majestad: «¡Alabanzas a ti, sol de los Nueve Arcos! Danos la vida que viene de ti». Después, besando la tierra ante su majestad, volvió a decir a su majestad: «He venido a ti, soberano y señor, con respecto a Bentrech, la hermana pequeña de la esposa real Neferure. Una enfermedad ha penetrado en su cuerpo. Que su majestad delegue a un sabio para verla».

Entonces dijo su majestad: «Que se me traiga al personal de la Casa de la Vida y a los funcionarios de la corte». Ellos fueron introducidos inmediatamente ante su majestad, y su majestad dijo: «Ved, yo os he hecho llamar para que escuchéis estas palabras. Así, traedme a alguien de vuestro entorno que sea hábil y que sepa escribir con sus dedos». Entonces el escriba real Dhejutyemheb llegó ante su majestad, y su majestad ordenó que fuera a Bakhtan con este mensajero.

IV
El sabio egipcio en Bakhtan

Cuando el sabio llegó a Bakhtan, se encontró a Bentrech en el estado de alguien que está poseída por un espíritu; se encontró por otro lado que se trataba de un enemigo al que había que combatir. Entonces el príncipe de Bakhtan envió de nuevo un mensaje ante su majestad, así concebido: «Soberano, mi señor, que su majestad ordene transportar un dios a Bakhtan». Este mensaje llegó a su majestad en al año veintiuno, el primer mes del verano, durante la fiesta de Amón, cuando su majestad estaba en Tebas.

V
Ramsés y los dos klmisu

Su majestad habló ante el dios Khonsu de Neferhotep, diciendo: «Mi buen señor, hablo ante d con respecto a la hija del príncipe de Bakhtan». Después, el dios Khonsu de Neferhotep fue conducido hacia el templo del Khonsu de Tebas, el gran dios que expulsa a los espíritus malignos.

Una vez allí, su majestad dijo ante Khonsu de Neferhotep: «Mi buen Señor, si vuelves tu rostro hacia Khonsu de Tebas, el gran dios que expulsa a los espíritus malignos, se le hará ir a Bakhtan». Violentó su gesto con la cabeza, por dos veces, tras lo cual dijo su majestad: «Provéelo con tu fluido mágico, para que yo haga ir a su santidad a Bakhtan para salvar a la hija del príncipe de Bakhtan».

Su majestad violentó su gesto con la cabeza ante Khonsu de Neferhotep, por dos veces, y después hizo pasar el fluido mágico a Khonsu de Tebas, cuatro veces.

VI
Viaje y estancia de Khonsu en Bakhtan

Su majestad ordenó conducir al dios Khonsu de Tebas a la gran barca sagrada, y hacerlo acompañar por cinco barcos de transporte, carros y numerosos caballos, a derecha y a izquierda.

El dios fue trasladado a Bakhtan en un año y cinco meses. Entonces el príncipe de Bakhtan vino con sus soldados y sus grandes ante Khonsu de Tebas. Cuando estuvo ante él, se puso sobre su vientre, diciendo: «Llegas a nosotros para mostrarte gracioso cara a nosotros, por orden del rey Usimare Setepenre».

El dios fue dirigido al lugar en que se encontraba Bentrech, e hizo pasar el fluido mágico a la hija del príncipe de Bakhtan. Ella se encontró bien de inmediato. Entonces el espíritu que se encontraba dentro de ella dijo ante Khonsu de Tebas: «¡Sé bienvenido en paz, gran dios que expulsa a los espíritus malignos! Bakhtan es tu ciudad, sus habitantes son tus servidores, y yo mismo soy tu siervo. Volveré al lugar de donde he venido, para otorgar todo el reposo a tu corazón con respecto a esto por lo que tú has venido. Que su santidad ordene hacer un día de fiesta conmigo y con el príncipe de Bakhtan». Entonces el dios hizo un gesto con la cabeza a su sacerdote, diciendo: «Que el príncipe de Bakhtan haga una gran ofrenda a este espíritu».

Mientras que esto pasaba entre Khonsu de Tebas y el espíritu de la princesa, el príncipe de Bakhtan permanecía allí con los soldados, y tenía mucho miedo. Entonces hizo una gran ofrenda ante Khonsu de Tebas y ante el espíritu de la princesa de Bakhtan, celebrando un día de fiesta en su honor. Después, el espíritu se marchó en paz al lugar que le plugo, a la orden de Khonsu de Tebas. Y el príncipe de Bakhtan se regocijó extremadamente, así como todas las gentes que había en Bakhtan.

VII
Regreso de Khonsu a Tebas

Después, el príncipe de Bakhtan reflexionó para sí, diciendo: «Actuaré de forma que este dios quede aquí, en Bakhtan, y no le dejaré regresar a Egipto». Y este dios fue retenido tres años y nueve meses en Bakhtan.

Un día en que el príncipe de Bakhtan dormía en su lecho, vio en sueños a este dios que había abandonado su capilla, bajo la forma de un halcón de oro, y que remontaba el vuelo en el cielo, hacia Egipto. Se despertó con angustia, y luego dijo al sacerdote de Khonsu de Tebas: «Este dios se halla aún aquí con nosotros. Que regrese a Egipto, ¡haz volver su carro a Egipto!». El príncipe de Bakhtan hizo partir a este dios hacia Egipto. Le otorgó numerosos presentes, consistentes en cosas buenas de todo tipo, así como soldados y caballos en gran número.

Llegaron en paz a Tebas, y entonces Khonsu de Tebas fue dirigido al templo de Khonsu de Neferhotep. Fueron depositados los presentes entregados por el príncipe de Bakhtan, consistentes en cosas buenas de todo tipo, ante Khonsu de Neferhotep, sin entregar nada de ellos a su propio templo. Khonsu de Tebas llegó a su templo en paz, el año treinta y tres, el diecinueve del segundo mes del invierno, del rey Usimare Setepenre. ¡Pueda él ser gratificado con la vida, como Ra, eternamente!