ANTIGUO EGIPTO
Diálogo del Desesperado

I

Abrí entonces mi boca para mi ba, para responder a lo que había dicho:

Mira, mi nombre apesta, más que el hedor de los excrementos de aves en los días de verano, cuando el cielo arde.
Mira, mi nombre apesta
, más que atrapar peces, un día de pesca, cuando el cielo arde.
Mira, mi nombre apesta
, más que el olor de los patos en un macizo de cañas lleno de crías.
Mira, mi nombre apesta, más que el olor de los pescadores, más que los canales de las marismas donde han pescado.
Mira, mi nombre apesta, más que el hedor de los cocodrilos n un lugar de la ribera lleno de cocodrilos.
Mira, mi nombre apesta, más que el de una esposa acerca de la que se han dicho mentiras al marido.
Mira, mi nombre apesta, más que un muchacho robusto del que se dice: «Pertenece a uno a quien aborrece».
Mira, mi nombre apesta, más que el de una ciudad del rey que desata la sedición y cuya espalda se ve cobardemente.

II

Los hermanos son unos malvados, y los amigos de hoy ya no aman. żA quién hablaré hoy?
Los corazones son codiciosos, y cada uno arrebata los bienes de su compañero. żA quién hablaré hoy?
La amabilidad ha muerto, y la violencia ha descendido a todos y cada uno. żA quién hablaré hoy?
Se encuentra satisfacción con el mal, de manera que la bondad está por tierra en todos lados. żA quién hablaré hoy?
Si un hombre causaba enfado por su crimen, ahora hace reír, siendo malvado su delito. żA quién hablaré hoy?
Los hombres saquean, y todos roban a sus hermanos. żA quién hablaré hoy?
El que debía ser abandonado es ahora un íntimo, y el hermano con quien se acostumbraba a actuar se ha convertido en un enemigo. żA quién hablaré hoy?
Nadie se acuerda del pasado, nadie hace nada hoy día para aquel que solía actuar. żA quién hablaré hoy?
Los rostros están desconcertados, y cada hombre aparta la cara frente a sus hermanos. żA quién hablaré hoy?
Los corazones son codiciosos, y no hay corazón de hombre en el que se pueda confiar. żA quién hablaré hoy?
No hay nadie justo, y el país ha sido abandonado a los malhechores. żA quién hablaré hoy?
Se carece de un amigo íntimo, y se recurre a un desconocido para quejarse. żA quién hablaré hoy?
No hay nadie apacible, y aquel con quien uno solía pasear ya no existe. żA quién hablaré hoy?
Estoy agobiado por la desgracia de carecer de un amigo íntimo, ża quién hablaré hoy?
La maldad ha golpeado la tierra, y no tiene fin.

III

La muerte está hoy ante mí, como cuando un hombre enfermo sana, como salir afuera tras estar confinado en duelo.
La muerte está hoy ante mí, como la fragancia de la mirra, como sentarse bajo un toldo un día de brisa, como el perfume del loto, como estar sentado, al borde de la ebriedad.
La muerte está hoy ante mí, como cuando se aleja la lluvia, como cuando un hombre regresa, de una expedición, al hogar.
La muerte está hoy ante mí, como cuando el cielo se despeja, como un hombre que descubre entonces aquello que desconocía.
La muerte está hoy ante mí, como cuando un hombre desea ver el hogar después de haber pasado muchos años en cautiverio.

IV

Verdaderamente, aquel que está allá será un dios viviente, castigando el crimen del malhechor.
Verdaderamente, aquel que está allá estará en la barca sagrada, haciendo que escogidos presentes de allí sean dados a los templos.
Verdaderamente, aquel que está allá será un sabio, sin impedimento de apelar a Ra cuando hable.