ANTIGUO EGIPTO
Cuento del Soldado

I
Introducción

...ciento veinte guerreros sirios... como cestas a Djehuty... que se le dé de comer... las tropas del faraón... sus rostros.

II
Djehuty mata al príncipe de Joppe

Después de una hora, cuando todos se hubieron emborrachado, Djehuty dijo al príncipe de Joppe: «Yo mismo iré con mi mujer y mis hijos a tu propia ciudad. Entre tanto, permite que los guerreros hagan entrar los tiros, y que se les dé forraje, o bien que un aper pase junto a cada uno de ellos». Los tiros fueron recogidos, y se les dio el pienso.

En este momento apareció la maza del rey Menkheperre, la cual se anunció a Djehuty. Entonces el príncipe de Joppe dijo a Djehuty: «Tengo un gran deseo de ver la gran maza del rey Menkheperre, cuyo nombre es atiut neferív. ¡Por el ka del rey Menkheperre, así como tú tienes hoy en tu poder esta maza, tráemela!».

Así lo hizo Djehuty. Trajo la maza del rey Menkheperre y, agarrando el traje del príncipe, avanzó hacia él diciendo: «Mírame, príncipe de Joppe. He aquí la maza del rey Menkheperre, el león temible, el hijo de Sekhmet, en quien su padre Amón ha delegado su poder». Y levantando la mano golpeó en la sien al príncipe de Joppe. Éste cayó de espaldas delante de él. Djehuty le fijó el cuello a una estaca y lo ató con una soga de cuero. Después envió a buscar un peso de cobre, destinado al cuerpo inanimado del príncipe de Joppe, y le puso en los pies el peso de cobre, que pesaba cuatro nemes.

III
La estratagema de Djehuty

Mandó entonces traer los doscientos cestos que había ordenado confeccionar e hizo que se metieran dentro doscientos soldados. Llenaron sus brazos con cuerdas y estacas, y se sellaron con un sello; se les había también dado sus sandalias y sus bastones. Después fueron llevados por todos los soldados vigorosos, cuyo número remontaba a quinientos hombres. A éstos se les dijo: «Cuando entréis en la ciudad, liberad a vuestros compañeros, después apoderaos de todos los hombres que están en la ciudad y encadenadlos inmediatamente».

Salieron para decir al conductor del carro del príncipe de Joppe: «He aquí las instrucciones de tu señor. Ve y di a tu soberana: Alégrate, pues Sutekh nos ha entregado a Djehuty con su mujer y sus hijos. Mira, mi rostro los ha reducido a la esclavitud. Así hablarás tú respecto de estos doscientos cestos que están llenos de hombres cargados de palos y cuerdas». Y marchó ante ellos para informar a su soberana, diciendo: «Nos hemos apoderado de Djehuty».

IV
La toma de Joppe

Fue abierta entonces la barrera de la ciudad ante los soldados, y éstos entraron en la ciudad. Ellos liberaron a sus compañeros y se apoderaron de los habitantes de la ciudad, tanto de los jóvenes como de los viejos, los encadenaron inmediatamente y los amarraron a estacas. Así, el brazo poderoso del faraón se apoderó de la ciudad.

Durante la noche, Djehuty envió un mensaje a Egipto, al rey Menkheperre, diciendo: «Alégrate, pues Amón, tu buen padre, te ha entregado al príncipe de Joppe con todas sus gentes. E igualmente su ciudad. Envía hombres para tomarlos como prisioneros, para que llenes el dominio de tu padre Amón-Ra-Soter con esclavos y siervos, tendidos enteramente bajo tus pies y para siempre».

He llegado felizmente a su final. Es la persona del escriba hábil de dedos, el escriba del ejército, quien ha hecho esta copia.