ANTIGUO EGIPTO
Cuento de la Verdad y la Mentira

I
Cruel tratamiento infligido a Verdad

En aquel tiempo dijo Mentira a la Enéada: «Que se vaya en busca de Verdad, que se le ciegue de sus dos ojos, y que se haga de él el portero de mi casa». Y la Enéada actuó de acuerdo con todo lo que él había dicho.

Muchos días después, Mentira alzó los ojos para mirar y vio el mérito de Verdad, su hermano mayor. Entonces Mentira dijo a dos servidores de Verdad: «Tomad a vuestro señor y entregadlo a un león malvado y a numerosas leonas».

Ellos lo cogieron, y cuando estaban subiendo con él, Verdad dijo a sus servidores: «No me agarréis, sino entregad a otro en mi lugar. Y tú ve a la ciudad y búscame un poco de pan». Entonces este servidor se marchó, y dijo a Mentira: «Cuando nosotros lo hemos abandonado». Después, él salió de la casa, en tanto que Mentira le llamaba en la...

II
Una dama queda prendada de Verdad

Muchos días después, la dama salió de su casa con sus seguidoras, las cuales vieron a Verdad yaciendo al pie de la colina. Él era hermoso, hasta el punto de que no había nadie que fuera como él en todo el país. Ellas fueron al lugar donde se encontraba la dama X, diciendo: «Ven a ver con nosotras a un ciego que está tendido al pie de la colina; que lo traigan y que hagan de él el portero de nuestra casa».

La dama X le respondió: «Ve a buscarlo, para que yo lo vea». Ella fue y lo trajo. Y cuando la dama X lo hubo visto, ella lo deseó mucho, mucho, habiéndose dado cuenta de que era hermoso en todo su cuerpo. Él se acostó con ella durante la noche y la conoció con conocimiento de hombre. Ella quedó encinta esa noche de un pequeño niño.

III
El hijo de Verdad

Muchos días después, ella dio a luz a un niño de sexo masculino, que no tenía igual en el país entero, pues era grande y parecía un joven dios. Lo pusieron en el colegio, y aprendió a escribir perfectamente y practicó con éxito todas las artes viriles, de forma que superaba a sus compañeros más crecidos, que estaban en el colegio con él.

Un día, sus compañeros le dijeron: «¿De quién eres hijo? No tienes padre». Y ellos lo injuriaban y lo atormentaban: «En verdad que no tienes padre». Entonces el joven dijo a su madre: «¿Cuál es el nombre de mi padre, para que yo pueda decirlo a mis compañeros, pues ciertamente ellos me dicen maliciosamente: ¿Dónde está tu padre? Así me dicen ellos, y me atormentan». Su madre le respondió: «¿Ves ese ciego que está sentado cerca de la puerta? Es tu padre». Así le dijo ella, pero él le dijo: «Esto merecería que se reuniera a las gentes de tu familia y que se hiciera llamar a un cocodrilo».

El niño marchó a buscar a su padre, le hizo sentarse en una silla y colocó un taburete bajo sus pies; puso pan ante él, y le hizo comer y le hizo beber. Después el niño dijo a su padre: «¿Quién fue el que te cegó, para que y o te vengue?». El respondió: «Ha sido mi hermano pequeño quien me ha cegado». Y le contó todo lo que le había sucedido, y él el joven marchó para vengar a su padre.

Tomó diez panes, un bastón, un par de sandalias, un odre y una espada; fue a buscar un buey de hermoso aspecto y se puso en camino hacia el lugar en que estaba el pastor de Mentira. Al verlo, le dijo: «Toma estos ciento diez panes, así como este bastón, este odre, esta espada, este par de sandalias, y guárdame a este buey hasta que yo haya regresado de la ciudad».

IV
Se vengan de Verdad

Muchos días después, su buey pasó numerosos meses con el boyero de Mentira. Entonces, Mentira fue a sus campos para ver sus bueyes. Vio entonces este buey del joven, que era hermoso, muy hermoso de aspecto. Dijo entonces a su pastor: «Que se me entregue este buey y que yo lo coma». Pero el pastor respondió: «Él no te pertenece, y yo no puedo dártelo». Entonces Mentira le dijo: «¡Pues bien! Tienes todos mis bueyes, absolutamente todos, a tu disposición: entrégale uno de ellos a su propietario».

El joven oyó decir que Mentira había cogido su buey. Regresó al lugar en que estaba el pastor de Mentira y le dijo: «¿Dónde está mi buey? Yo no lo veo en medio de tus bueyes». El pastor le dijo: «Todos los bueyes, absolutamente todos, están a tu disposición. Toma para ti aquél que tú desees». Pero el joven dijo: «¿Es que hay algún buey de la talla del mío? Si se alzara en Paiuamun, el mechón de su cola reposaría en la región en la que crece el papiro, en tanto que uno de sus cuernos estaría sobre la montaña del oeste y el otro sobre la montaña del este, siendo el brazo principal del Nilo su lugar de reposo; y le nacen sesenta becerros cada día». Entonces dijo el pastor: «¿Es posible que exista un buey de la talla que tú dices?». Pero el joven se apoderó de él, y lo llevó al lugar en que se encontraba Mentira, y llevó a Mentira ante el tribunal, delante de la Enéada.

Los dioses dijeron al joven: «¡No es cierto! No hemos visto jamás un buey de la talla que tú dices». Pero el joven respondió a la Enéada: «¿Es que acaso existe un cuchillo de la talla que vosotros dijísteis no hace mucho, un cuchillo que tendría como hoja la montaña de Iaa, como mango los árboles de Coptos, como vaina la tumba de Dios y como cinturón los rebaños de Kal?».

Él dijo a la Enéada: «Juzgad entre Verdad y Mentira. Yo soy su hijo el hijo de Verdad, yo he venido para vengarlo». Entonces Mentira hizo un juramento por el rey, diciendo: «Como perdura Amón y como perdura el Príncipe, que si se encuentra a Verdad con vida, que se me ciegue de mis dos ojos y que se haga de mí el portero en la casa de Verdad».

Entonces el joven hizo un juramento por el rey, diciendo: «Como Amón perdura y como perdura el príncipe, que si se le encuentra con vida se infligirá un gran castigo a Mentira y se le darán cien golpes y cinco heridas, y se le cegará de sus dos ojos y se hará de él el portero en la casa de Verdad». Así vengó el joven a su padre y así fue arreglada la disputa de Verdad y Mentira.

He llegado felizmente a su final, en paz, en el templo del puro de manos, Amón, el escriba de Amón.