REINO ASTUR

 

Refugio de visigodos y cristianos,

y reconquistador de territorios al Islam

 


Cangas de Onís, puerta de entrada al Reino Astur, bajo la cruz de la Victoria

Madrid, 1 marzo 2020
Manuel Arnaldos, historiador de Mercabá

            El último tramo de la España Visigoda había vivido 40 años con 5 monarcas toledanos marcados por el enfrentamiento entre los clanes nobiliarios, así como la falta de unidad visigoda en el plano público y político[1].

            Rodrigo I de Toledo, en un último intento de unir las fuerzas españolas ante el Islam, nada pudo hacer ya ante la traición visigoda. Como antiguo duque de la Bética, había logrado reunir a todos los expertos hispanos para hacer frente al peligro musulmán, hacinado ya a las puertas de Gibraltar. Pero el 23 julio del 711, y a orillas del río Guadalete, los 12.000 moros de Tariq y Muza contemplaron estupefactos cómo los soldados visigodos de la rama de Witiza huían en desbandada[2]. Rodrigo I luchó él mismo y en persona, dando su vida por aquella España Visigoda que ya quedaba perdida sin remedio, a manos de los musulmanes.

            Los pueblos de Asturias, en el norte de España y de baja romanización, acogieron a los supervivientes visigodos de la masacre mora, así como a las clases nobiliarias y casas reales visigodas. Y los mimaron con esmero, inculcándoles desde la mentalidad clánica la necesidad de volver a recuperar la España que habían perdido, así como volver a repoblarla al completo[3], no sólo en esa etapa de adiestramiento astur sino también en sus descendientes y siglos venideros[4].

a) Con capital en Cangas

            A nivel general, el s. VIII astur fue capaz de alargar su población hasta el entorno del desierto poblacional del Duero, y establecer esta línea fronteriza como zona franca neutral ante los moros de Al-Andalus. Todo ello tras conseguir que:

-los bereberes se retiraran del Duero, bajando tras ello hacia el sur[5],
-los cristianos astures se empezaran a instalar allí, mediante campamentos fortificados
[6].

            Se puede hablar, pues, a nivel general, de un siglo de desestructuración poblacional, del Cantábrico hacia el Duero y con fuerte migración de unos sitios a otros, así como fuertes cambios de hábitats.

            Alfonso I fue el primer organizador de la España cristiana del norte, y de los territorios que sobrevivieron a la invasión árabe. Había puesto la primigenia frontera astur en la línea del Nervia al Nervión (hoy Cordillera Cantábrica), y con ella abarcar un territorio de 300 km. largo x 60 km. ancho, sumando 18.000 km2.

            Hasta el 770 ese primer territorio se repobló desde Alava a Finisterre, gracias al flujo de población venida del sur, del norte de Portugal y de la Rioja. Empezaron a surgir fuertes contrastes regionales, y unas coordenadas comunes en torno a la presura[7], u ocupación individual de tierras vacías, sin dueño conocido y forjadora de:

-los pequeños y medianos propietarios,
-los grandes dominios, tanto aristocráticos como eclesiales.

            Junto a la labor del rey, la Iglesia fue la otra gran repobladora del norte cristiano astur[8], pues fue ella la promotora de la presura, y la que fue estableciendo diferenciaciones regionales en torno a los obispados y monasterios.

            Campesinos, montañeros y grupos de familias fueron los principales grupos de población que se fueron instalando. Empezaron a surgir, así, los primeros poblados, que se fueron moviendo de un sitio a otro, según tuvieran terrenos para explotar y capacidad para defenderse.

a.1) Pelayo I de Asturias

            Reinó del 718 al 737, como noble visigodo[9] que acaudilló la 1ª resistencia[10] ante la invasión islámica, fundando así la monarquía y reino astur[11].

            En efecto, supo hacer Pelayo I de las montañas de Asturias y Cantabria los primeros núcleos de resistencia cristiana a la invasión islámica sobre Hispania[12], y que estas zonas mantuvieran desde el principio una absoluta madurez política y territorial.

            Y es que, un poco más al sur, el Islam había dejado sin dominar muchas zonas de España, como el entorno del río Duero, y se había centrado tan sólo en los núcleos prósperos y fortificados[13].

            En la Batalla de Covadonga-722 hizo frente y expulsó Pelayo I a los moros que inspeccionaban la zona norte, marcó el inicio de la Reconquista, y fundó el primer núcleo de resistencia en Cangas de Onís.

a.2) Alfonso I de Asturias

            Reinó del 739 al 757, sucediendo a su suegro Pelayo I[14] e imprimiendo a la monarquía astur una vocación expansiva, ampliando así las fronteras norte del cristianismo español[15].

            Todo comenzó al saber aprovechar Alfonso I la Sublevación berebere-741 en Al Andalus, junto a otras incursiones africanas sobre el sur peninsular. Ocasión oportuna que aprovechó Alfonso I para hacerse con Galicia, País Vasco y norte de Portugal, a las cuales integró rápidamente bajo control cristiano astur[16].

            En cuanto al resto de asuntos, edificó Alfonso I la ermita de Covadonga, ganó para su causa al resto de hispanos y visigodos de la península, e introdujo en su reino a los monjes benedictinos, para apuntalar los territorios más escondidos

a.3) Tras Alfonso I de Asturias

            Los movimiento de Alfonso I no habían pasado desapercibidos para el Islam de Al Andalus. Así, los monarcas astures que le sucedieron, desde Fruela I hasta Bermudo I (757-791), vieron cómo los andalusíes les echaron el ojo y el cerrojo, y les tuvieron sometidos a pagar su libertad[17].

            Bajo férreos tributos ante los emires cordobeses[18], como el tributo de las 100 doncellas y muchos otros, los reyes asturianos tuvieron que pagar a Abderramán I de Córdoba para seguir viviendo en paz.

            No obstante, estos monarcas multiplicaron los monasterios benedictinos en todo su reino, promulgaron numerosas crónicas de la época y trasladaron la sede real de Cangas a Oviedo, en el valle del Nalón y junto a la vía romana de Asturica-Augusta[19].

b) Con capital en Oviedo

            A nivel general, el s. IX astur fue un siglo de fuerte crecimiento de población cristiana, fruto de las presuras. Esto propició que los monarcas buscaran nuevos avances en la frontera, y trasladasen la corte de Cangas a Oviedo, y de Oviedo a León.

            En efecto, Ordoño I y Alfonso III lograron establecer, a nivel general:

-la línea Oporto-Simancas-Zamora, obra de Ordoño I,
-la línea Braga-Astorga-León-Amaya-Briviesca-Miranda, obra de Alfonso III.

            Al sur de la cordillera cantábrica, Asturias potenció la repoblación de los valles de la Peña de Orduña y de Reinosa, dando origen a una intensa colonización en las gargantas del nacimiento del Ebro, conocidas como las Conchas de Haro.

            Bajo mandato de Alfonso II, Asturias buscó lugar para los mozárabes[20] y muladíes[21] que habían venido del sur[22], y buscaban protección en el norte[23]. Galicia al completo, y norte de Portugal, fueron los lugares elegidos para ello.

            En el lado oriental, la primitiva Castilla, mencionada por 1ª vez en una carta del año 800, empieza su andadura en este siglo, como pequeño territorio junto a los valles de Mena y Losa, y comprendiendo el valle de Espinosa de los Monteros bajando hacia Villarcayo, y Medina de Pomar. En cada lugar, creando fortalezas y castillos que aseguraban el lugar.

            La Rioja con ayuda de los leoneses, y Burgos y Nájera con ayuda de los navarros, también lograron ser repobladas por Asturias en este s. IX[24]. Momento en que empiezan a surgir los primeros contrastes regionales, junto a unas coordenadas comunes, eso sí, en torno a la necesidad de repoblación.

            Y junto a la labor directa del rey, también el s. IX experimentó la labor repobladora de la Iglesia[25], como promotora de la vieja presura y mediante el establecimiento de sus obispados y monasterios, que crearon las primeras demarcaciones territoriales.

            Campesinos, montañeros y grupos de familias fueron los principales grupos de población que iban trasladándose a cada lugar conquistado por Asturias. Empezaron a surgir, así, los primeros poblados, que se iban moviendo de un sitio a otro, según el terreno a explotar y la capacidad para defenderse. Fueron los casos de San Emeterio del Taranco[26], Santa María de Valpuesta[27], San Vicente de Fistoles[28], Cervera[29], San Román de Tovillas[30], Brañosera[31], Cuevacardiel[32]

            La organización política de esta nueva fase de repoblación, la 2ª implantada por el reino astur, siguió en este s. IX el modelo de los mandationes[33], basada en la implantación de distritos municipales dotados de:

-rentas importantes,
-personajes que actuaban en distintas partes,
-monasterios y edificios áulicos obispales,
-fortificaciones defensivas, como murallas o castillos.

b.1) Alfonso II de Asturias

            Reinó del 791 al 842 y fue el gran reactivador de la Reconquista, tras la paralización llevada a cabo por los monarcas anteriores. De hecho, accedió al trono de Cangas como reacción a la sumisión a Córdoba.

            En la Batalla de Lutos-794, y tras haber organizado un ejército fiel[34], consiguió Alfonso II la 1ª victoria campal sobre el Islam[35], a campo abierto y reclamando a Córdoba el cetro español que le había arrebatado.

            Pasada Asturias a la ofensiva, y entre las victoriosas Batalla de Narón-797, Batalla de Orón-816 y Batalla de Anceo-825 sobre los moros, Alfonso II rescató miles de esclavos hispanos al califato de Córdoba, así como:

-repobló Galicia entera, con población mozárabe y muladí venida del sur,
-reconquistó casi toda Portugal, desalojando a los moros y plantándose a las puertas de Lisboa en el 798.

            En cuanto a la economía, Alfonso II careció casi siempre de dinero, y cuando lo tuvo lo empleó sin distinción, entre lo privado y lo público. En las épocas de carestía, y sin una moneda fuerte que generara comercio, todas las miradas del monarca se dirigieron entonces hacia:

-las tierras conquistadas, cuya explotación agrícola y pastoril pasó a constituirse en la única fuente de riqueza del reino,
-los territorios no conquistados, a los que el mismo rey en persona tuvo que infligir saqueos y rapiñas, para hacerse con los botines y alimentos de los musulmanes.

            Supo establecer Alfonso II una gran monarquía asturiana[36], construyendo en Oviedo todo el aparato palaciego astur (palacios, iglesias, catedral...) e implantando la herencia goda en todos los cargos, curia y administración civil[37]. En ese sentido, adoptó el viejo Líber Iudiciorum, o Fuero Juzgo[38] de la vieja jurisdicción visigoda toledana, como ley jurídica principal del Reino Astur[39].

            Tuvo Alfonso II en la religión su auténtico paladín[40], y ahora dotada con una estructura eclesial alejada de la influencia musulmana. Trasladó la corte eclesial a Oviedo en el 802, recogiendo el testigo de la iglesia primada de Toledo[41] y vinculándose estrechamente a la iglesia carolingia de Carlomagno[42] y su hijo Luis I de Francia.

            A nivel cultural, Alfonso II reavivó la herencia monástica del monasterio de Santullano[43], alejado del ruido mundano[44], y con el molde cultural y técnico que luego quedaría plasmando en todo el reino de Asturias[45]. Además, impulsó el arte astur, en obras tan emotivas como:

-el palacio de Oviedo, prototípico godo, y donde ofrece la Cruz de los Angeles[46],
-la Cámara Santa de Oviedo, donde guarda las reliquias de los santos toledanos[47],
-San Tirso de Oviedo, con innovadores alfices enmarcadores de las ventanas[48],
-numerosas iglesias por el Naranco, como las de Santa María de Bendones[49], San Julián de los Prados[50] y Santa Cristina de Liena[51].
           

            El año 814 recibió Alfonso II la noticia del descubrimiento de la tumba de Santiago de Compostela, e inmediatamente mandó levantar encima suyo un santuario, como buque insignia del cristianismo español, e independiente ya totalmente de las iglesias del sur.

b.2) Ordoño I de Asturias

            Reinó del 850 al 866 y fue el artífice del gran crecimiento demográfico astur, así como del incremento del prestigio exterior de Asturias, a nivel de cortes internacionales.

            Conquistador total del Duero, Ordoño I amplió la frontera hasta la línea Oporto-Zamora, repoblando y amurallando las ciudades de Tuy, Astorga y Amaya, y planteando el traslado de la corte un poco más al sur de Oviedo.

            Ordoño I universalizó la idea de Reconquista española, haciendo incursiones sobre posesiones árabes en Al-Andalus, interviniendo en diferentes revueltas musulmanas, poniendo en dificultades al mismo emirato de Córdoba, y apoyando sin cesar las revueltas mozárabes de Toledo, como en la Batalla de Guadalacete-854.

            Sofocó también una revuelta de los vascones, apoyados posiblemente por la familia muladí Banu Qasi de Zaragoza, y frenando de paso:

-los accesos moros a Navarra, en la zona de Tudela,
-las intenciones moras de atravesar el Ebro, en la Batalla de Albelda-859.

b.3) Alfonso III de Asturias

            Reinó del 866 al 910 y fue el primero de los caudillos imperiales de España[52], a la hora de plantar cara y hacer pedir la paz al califato de Córdoba[53] y de activar un propio imperio cristiano dentro de España.

            Consolidó e incluso amplió Alfonso III los avances astures de sus predecesores, fortificando Toro y Zamora como epicentro de su reino, y desde ellas avanzando en la reconquista de Portugal:

-defendiendo Oporto, en un ataque cordobés del 868, comandado por Mohamed I,
-expulsando a los moros de Coimbra, y repoblándola con gallegos,
-reconquistando todo el centro, hasta el río Mondego.

            En la parte occidental de España derrotó Alfonso III a los moros en la Batalla de Polvoraria-878, sofocando así el intento de entrada del omeya Ibn al-Qitt en Zamora. Y un poco más abajo, consiguió materializar la llegada astur al valle del Tajo, tras su victoria en la Batalla de Oxifer-881 y posterior pacto de no agresión que hizo con el valí de Mérida, Marwan al-Yalliqi.

            En la parte oriental, Alfonso III se ganó la amistad de la familia muladí Banu Qasi en Zaragoza, y logró neutralizar los impulsos musulmanes por conquistar Aragón, en sus campañas del 882 y 883. Firmó la Paz sobre Aragón con Mohamed I de Córdoba, y eso le permitió apuntalar la línea Zaragoza-León. Un poco más abajo, reconquistó Alfonso III Deza y Atienza, abriendo así una avanzadilla astur en la propia serranía de Guadalajara.

            A nivel cultural, convocó el Concilio de Oviedo-893 y en él estableció la Cruz de la Victoria como el emblema del Reino Astur, para ser custodiada en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Construyó la basílica de Compostela, y consiguió para la ciudad astur el título papal de sede apostólica y primada de España, dotando así a Asturias de autoridad sobre otros reinos y condados. Finalmente, el último año de su reinado, año 910, trasladó la administración civil del reino astur a León, en claro avance militar y cultural hacia el sur español.

b.4) Inicio del Camino de Santiago

            Ya desde el s. VI habían empezado a multiplicarse los documentos escritos que hablaban del enterramiento de Santiago en Compostela, sobre todo tras la publicación de un Breviarum Apostolorum-550 que había puesto por escrito los lugares de predicación de los apóstoles y sus sepulturas, describiéndose los enterramientos de Pedro, Pablo, Juan, Tomás… y Santiago. Según el texto eclesial, se atribuía a Santiago su enterramiento en el “ara marmárica”[54].

            El hallazgo de la tumba de Santiago se produjo el año 820, bajo el reinado de Alfonso II y tras desconocerse hasta entonces el lugar de su ubicación. El obispo de Iria Flavia trasladó inmediatamente su sede episcopal a ese lugar, y las peregrinaciones comenzaron a llegar de inmediato:

-bajo nombre de Camino de Santiago[55],
-iniciando el mayor movimiento de humanos nunca visto en la historia de Occidente
[56].

            Descubierta la tumba de Santiago el año 814[57], Alfonso II fue informado personalmente del acontecimiento, ordenando en el 820 la construcción de un templo en dicho lugar[58]. El año 830 el obispo Teodomiro inició la construcción, y levantó una iglesia para albergar la tumba del apóstol, convertida ahora en cripta subterránea.

            Alfonso III ordenó ampliar la edificación de Alfonso II. Hacia el 899, y en una nueva construcción, el obispo Sisnando levantó un segundo edificio, que al igual que el anterior, embebía la tumba apostólica.

            A finales del s. X la iglesia compostelana fue saqueada e incendiada, aunque el sepulcro subterráneo del apóstol no sufrió el fuego, ni fue descubierto por los saqueadores[59].

c) Con capital en León

            A nivel general, y coincidiendo con el siglo de oro andalusí, el reino astur contó en el s. X con dos imprevistos:

-las incursiones y presiones musulmanas, del califato de Córdoba,
-los intentos internos independentistas de su propia criatura, Castilla.

            No obstante, y a pesar el esplendor del Califato de Córdoba, Asturias supo ganarse a Navarra para la causa reconquistadora, y mediante Sancho III de Navarra consiguió aumentar la frontera cristiana hasta el Sistema Central, repoblándola con pueblos astures de gallegos y cántabros.

            En este nuevo avance se retomó de nuevo el modelo la presura del s. VIII (para los nuevos terrenos adquiridos) y se mantuvo el modelo de los mandationes del s. IX (para los antiguos territorios), originando en este s. X una red llena de aldeas[60]:

-de decenas de personas,
-muy cercanas unas a otras,
-son su propio patrón,
-con propias parroquias, centralizadoras de la gente,
-con huertos, cereales, pastos y bosques para su explotación.

            En este modelo poblacional, el 3º del reino astur, o sistema de aldeas, empezaron a surgir las primeras comunidades aldeanas, con deberes de explotación común de pasto y derechos adquiridos. Estas comunidades propiciaron:

-nuevas diferencias regionales[61],
-los concejos
[62] municipales.

            En este s. X astur, también comenzó a expandirse la aristocracia, diferenciando así jerárquicamente al campesinado. Surgieron los infanzones[63], destacados del resto de campesinos y a modo de notables de cada población, por su poder económico y protagonismo militar.

c.1) Últimos monarcas astures

            Ordoño I de Asturias reinó del 914 al 924, coincidiendo con el momento de mayor brillantez de Al-Andalus, al mismo tiempo que veía cómo por dentro surgían los primeros intentos independentistas castellanos[64]. Se limitó Ordoño II a hacer tablas con Abderramán III de Córdoba, tras vencer en la Batalla de Gormaz-917 (en Soria) y la Batalla de Nájera-923 (en la Rioja), así como perder en la Batalla de Valdejunquera-920 (en Navarra[65]).

            Ramiro II de Asturias reinó del 931 al 951 retomando la corona astur-leonesa tras unos años de desorientación general. No obstante, supo Ramiro II ampliar la frontera cristiana hasta Salamanca, y eso que el Islam andalusí vivía su época dorada por todo el sur peninsular. A nivel exterior, venció Ramiro II a los moros en la Batalla de Osma-933 y la Batalla de Simancas-939. Pero a nivel interior tuvo que sufrir los intentos independentistas castellanos, con revueltas incluidas y nuevo aire que eso daba a los musulmanes.

            Bermudo II de León reinó del 982 al 999, sucediendo a las últimas 5 monarquías astures, débiles y desgastadas, y de 30 años en que el reino astur volvió a estar sometido al humillante pago de tributos a Córdoba.

            A nivel interior, el nuevo monarca leonés Bermudo II experimentó constantes disputas con los reivindicativos castellanos, que fueron aprovechadas a la perfección por el Islam, para acampar a sus anchas. A nivel exterior, sufrió el nuevo monarca leonés la época de terror de Almanzor I de Córdoba, y vio como toda su herencia astur de Portugal, Galicia, Asturias, León, Cantabria, Basconia, Castilla, la Rioja... era saqueada una y otra vez, con las propias campanas de Compostela siendo deportadas hacia Córdoba.

            Alfonso V de León subió al trono en el 999, convirtiéndose en el héroe que logró sacar a España del callejón sin salida en que Castilla había puesto al reino astur-leonés, y en el caudillo que:

-venció de la nada al temible Almanzor I de Córdoba,
-tumbó al Califato de Córdoba en su propio esplendor.

            En efecto, y sin que nadie apostara por ello, en la Batalla de Calatañazor-1002 logró Alfonso V vencer al invencible ejército califal, dando muerte en las estepas sorianas a su máximo caudillo y gloria andalusí, Almanzor.

            Tras tumbar así al Califato de Córdoba, y abrir así un inesperado y nuevo frente en la Reconquista de España, empezó a mirar Alfonso V hacia Navarra, debido a la fuerza que Sancho III de Navarra había empezado a desarrollar[66], y que podía utilizarse para unir más fuerzas ante los rescoldos del Islam andalusí.

c.2) Nacimiento de Castilla

            Había comenzado a surgir hacia el 800 en la zona oriental de Asturias[67], pasando a ser condado astur el año 860[68] bajo población de origen vasco-cántabro poco visigotizada. Ocupó los lugares más atacados por los musulmanes (los condados alaveses y burgaleses), por sus tierras llanas y aptas para incursiones sarracenas. Tuvo en Medinaceli (en Soria) su principal núcleo poblacional castellano, muy fortificado y fronterizo con Aragón y el Islam cordobés.

            Se trataba de una zona carente de monasterios y riqueza, y diferenciada por su población, norteños venidos hacia el centro. Nunca quiso someterse al Fuero Juzgo del reino astur, ni a la reivindicación visigoda, ni al sometimiento a nadie, sino tan sólo imponer y seguir sus propias leyes locales.

            Con la llegada de Fernán González (951-956), caudillo de los castellanos, ya le será concedido a Castilla un condado autónomo, e independiente del reino astur. No obstante, siempre estuvo Castilla unida a Asturias, y luego a León, en el campo conquistador, incluso tras la llegada de Fernando I de Castilla en 1035, hijo de Sancho III de Navarra[69] y primer rey de Castilla, por la herencia y status de “reino castellano” que había recibido de su padre.

Madrid, 1 marzo 2020
Mercabá, artículos de Cultura y Sociedad

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[1] A pesar de las insistencias del arzobispo JULIAN DE TOLEDO (directriz eclesial de esta época), para que los reyes visigodos amasen al pueblo y dejasen de murmurar entre sí, recogidas en su Historia excellentissimi regis Wambae. Y es que las rebeliones entre duques y magnates visigodos eran en Toledo insoportables, y acabarían siendo las causantes de la entrada islámica en España.

[2] Según alguna de las teorías más recientes, este clan de los WITIZA incluso pudo haber pedido ayuda a los musulmanes y bereberes del otro lado del Estrecho de Gibraltar, con el objeto de combatir al “usurpador” de la Corona. El hecho fue la desintegración del aparato estatal de la España Visigoda, que permitió a los musulmanes firmar pactos diversos con una aristocracia semi-independiente y enfrentada con el monarca RODRIGO I DE TOLEDO.

[3] BARRERO y VIGIL hablan de la baja romanización del norte de España, basado en grupos clánicos, y que ahora lucharon contra los moros al igual que lo hicieron contra los romanos y visigodos. No obstante, el concepto de municipio no surgirá hasta la llegada de Castilla, en el s. XI.

[4] Según SANCHEZ ALBORNOZ, se puede hablar de 3 etapas hasta la total repoblación de España:

-siglo VIII, por parte de Asturias,
-siglos IX-X, por parte de León,
-siglos XI-XIV, por parte de Castilla y Aragón.

[5] Pues esas tierras les habían tocado en reparto, y no acababan de gustarles, en comparación con las existentes en Andalucía. Así, dejaron en vacío poblacional el Duero.

[6] A modo de campamentos móviles, que en cualquier momento podían desplazarse, como ocurrió con las incursiones y saqueos de ALMANZOR I DE CORDOBA, que provocaron la huida temporal a la montaña. Con la llegada de FERNANDO I DE CASTILLA se multiplicarían estos campamentos fortificados en Toro, Tordesillas, Cuéllar, Olmedo, Arévalo… al mismo tiempo que se fue repoblando toda la zona desértica  del Duero.

[7] Sistema económico por el que cualquiera podía ocupar y explotar las tierras que quisiese, pero siempre y cuando las acotara y pusiera en explotación, ya fuera individual o colectivamente. Un sistema de presura por el que:

-se empiezan a ocupar individualmente las tierras vacías, sin dueño conocido,
-se inicia la creación de pequeños y medianos propietarios,
-se origina la creación de grandes dominios, aristocráticos o eclesiales.

[8] Lugo, Oviedo y el Valle de Mena comenzaron a repoblarse, junto a otros lugares futuros, según los modelos y distribución eclesiales.

[9] TEODOFREDO  &  RECILONA
                              
/  /
            RODRIGO  y  LUZ   &  FAVILA
                                            /  /
                            PELAYO  y  ERMESINDA  &  ALFONSO I DE ASTURIAS

[10] PELAYO I DE ASTURIAS, cuando WITIZA conspiró para asesinar a su padre FAVILA (Rex asturiensis, según la crónica Albeldense-866 de Oviedo), huyó a Asturias, donde tenía amigos y familia. Allí permaneció hasta la entronización de RODRIGO I DE TOLEDO, del que era partidario. Con éste ocupó el cargo de conde de espatarios de la guardia del rey, y como tal combatió en la Batalla de Guadalete-711. Tras la batalla se refugió en Toledo y, a la Caída de Toledo-714, mientras otros escapaban a Francia, él volvió a Asturias, custodiando el tesoro del rey visigodo.

[11] La monarquía astur-leonesa, según dirá ALFONSO X DE CASTILLA en sus Partidas, vino a ser de origen divino, siendo el rey elegido por Dios para ser su instrumento eficaz, “para cumplir la justicia y dar a cada uno su derecho”. Este origen divino del rey, no trasladado después a los señores feudales, fue la clave del auge de las monarquías españolas, ante el enemigo islámico enfrente.

            Pero el rey astur, aunque recibía el poder directamente de Dios, también necesitaba el reconocimiento del pueblo (al contrario que en Francia, donde la aprobación del pueblo no era necesaria).

            Si la realeza goda había introducido en España el tipo monárquico electivo, ahora la monarquía astur-leonesa pasó a ser hereditaria masculina, hasta que Alfonso X de Castilla introduzca una nueva reforma en sus Partidas, con el favoritismo por el primogénito.

            No obstante, el principal error de la monarquía española fue el dividir los reinos entre los hijos, pues esto deshacía lo que se había conseguido, e introducía las luchas intestinas.

[12] La España medieval fue 2 cosas:

-sociedad de frontera, de España ante el Islam,
-nacimiento de internas nacionalidades, entre los reinos cristianos.

[13] Para impedir las incursiones cristianas hacia el sur.

[14] Dux godo de Cantabria, ALFONSO I DE ASTURIAS se había casado con ERMESINDA, hermana de PELAYO I DE ASTURIAS.

[15] El ejército astur-leonés no fue estable ni homogéneo. Cada hueste real tenía: mesnadas de la nobleza, señores feudales y obispos, milicias locales. En pocos meses, tenían que reunirse estas tropas, actuar rápidamente por la falta de recursos, y disolverse.

            Con la llegada de Castilla en el s. XI, también se incorporarán órdenes militares y cruzados venidos de fuera, e incluso mercenarios.

[16] La administración astur-leonesa estuvo pivotada sobre el eje curia-corte real, y recayó siempre en los funcionarios reales, que no sabían distinguir lo privado de lo público. Las curias más destacadas fueron la cancillería (que recaía en un eclesiástico), la Casa Real, el tribunal de justicia y los cargos militares. Y junto a ese eje, la nobleza siguió teniendo sus propios poderes locales.

            Con la llegada de Castilla en el s. XI, el poder local de los pueblos pasará a ser la clave de la vertebración de España, siendo los merinos, o gobernadores reales territoriales de las 18 merindades castellanas, los auténticos inspectores del estado.

            En la Castilla del s. XIII aparecerá la figura de los adelantados, que sustituirán a los merinos en los nuevos reinos incorporados, y que se ocuparán de la inspección civil y del reclutamiento militar.

            En Aragón será siempre clave el conde de Barcelona, que tendrá que dividir su condado en vizcondados y veguerías (recayendo en el veguer la administración judicial). En Baleares y Valencia el reino se dividirá en gobernaciones, con mayor participación directa del rey aragonés.

[17] El fisco astur-leonés careció siempre de dinero, y no hizo distinciones entre lo privado y lo público, pues todo dependía del monarca.

             Con la llegada de Castilla en el s. XI, las conquistas y botines conseguidos a los moros ya posibilitarán un auténtico fisco, basado en:

-las regalías-rentas reales sobre las salinas,
-las monedas y tráfico comercial,
-las rentas feudales,
-la manieria-impuesto de sucesiones,
-el portazgo-impuesto de las puertas urbanas y el pontazgo-impuesto en los puentes,
-el yantar-alimentación del ejército al pasar por un pueblo…

[18] En el contexto de los saqueos continuos de Córdoba a Asturias. Como fue el caso de las campañas del emir HISHAM I DE CORDOBA contra los rebeldes cristianos del norte, donde BERMUDO I DE ASTURIAS fue derrotado en el puente de Villafranca del Bierzo, y eso le había costado el puesto.

[19] Traslado de la sede real a Oviedo que hizo la corte astur al abrigo de los monasterios de San Vicente y de San Pelayo (hoy catedral de Oviedo), y de su barrio circundante que habían ido levantando los monjes MAXIMO y FROMESTANO, el año 761 y sobre una colina no muy lejana de varias vías romanas de comunicación. Todo ello, según recogió el escrito Pacto Monástico de San Vicente-781.

[20] Cristianos que vivían en territorio musulmán, en la zona de Al-Andalus.

[21] Hispanos convertidos al Islam, en la zona de Al-Andalus.

[22] De Córdoba, Mérida, Toledo y Zaragoza.

[23] Por las continuas revueltas y rebeliones que habían protagonizado contra el poder musulmán, especialmente intensas contra HAKAM I DE CORDOBA (796-822) y ABDERRAMAN II DE CORDOBA (822-852).

[24] La repoblación tan rápida que sucedió en el reino Astur-leonés no va a ser igual de fácil en el resto de reinos cristianos, por las constantes incursiones sarracenas desde Toledo y Zaragoza.

[25] Lugo, Oviedo y el valle de Mena comenzaron a repoblarse, junto a otros lugares futuros, según los modelos y distribución eclesiales.

[26] Obra del abad VITULO y el sacerdote ERVIGIO hacia el 800, hijos de los ricos LEBATO y MUNIADONA, y que bajaron a las gargantas del monte Ordunte por el puerto de Tornos hacia el valle de Mena, llevando siervos de su casa, deseosos de salir de las estrecheces de los valles asturcántabros. Repoblaron el actual pueblo de Burceña (construyendo iglesias) y Espinosa de los Monteros (junto a la vía romana que iba de Amaya a Flaviobriga), poniendo el centro de gravedad de la zona en San Emeterio del Taranco.

[27] Obra del obispo JUAN en los valles de Valdegobia y Añaza, hacia el 805. Obispo de la antigua sede de Auca (desaparecida en manos musulmanas y en cuya antigua jurisdicción se hallaba aquel territorio), heredó tierras que habían sido de su madre MUNIA, y se adentró en el valle de Valpuesta (regado por el río Flumencillo). Allí restauró la iglesia de Santa María y organizó la colonización de los alrededores, penetrando hasta el corazón de Valdegobia (donde construyó edificios, organizó el cultivo y fijó su morada en Santa María de Valpuesta). El mismo ALFONSO II DE ASTURIAS defendió estas fundaciones del obispo Juan del ataque sarraceno del año 816, a orillas del río Oroncillo.

[28] Obra del obispo QUINTILLA el 811, y de los nobles SISNANDO y GUIDUIGIA, sobre la zona de Villacarriedo, y donde se asentaría el futuro monasterio de Fistoles. Cinco años más tarde, el conde GUNDESINDO pasó a ser el gobernador real de la zona, enriqueciéndola con iglesias, monasterios y tierras en los valles de Pas, Miera, Pénagos, Cayón y Liérganes.

[29] En el norte de Palencia, sobre el 818, y de la cual sabemos por el acta de obediencia que ciertos monjes del monasterio de San Pedro de Nazaoba, en la zona de Liébana, tuvieron que testificar. En efecto, unos tales “FLAVIO y TRASICUS, ambos de Cerbaria, y que tienen sus posesiones en aquella región, donan (al monasterio) todas sus posesiones, tanto las que están dentro de Liébana como las que tienen más allá de los montes”.

[30] Obra del abad AVITO hacia el 822, que en la zona de Valdegobia se dedicó a construir iglesias (la de San Román, que todavía existe) y cultivos, donando a los pobladores que viniesen las grandes heredades que él mismo había puesto en explotación. La iglesia de San Román sería donada a 7 monjes, lo que habla de una fuerte repoblación de la zona.

[31] Obra del conde NUÑO NUÑEZ el 824, que debió gobernar las tierras de Liébana y Campó en nombre de ALFONSO II, y que podría haber sido el jefe de la corriente repobladora de la Morcuera. Lo novedoso es que fue la primera vez que un noble astur intervino en el avance colonizador, hasta la fecha algo eminentemente eclesiástico y popular. Extendió la repoblación por los valles de Braniaossaria, hacia las ruinas de la ciudad cántabro-romana Vadinia, cerca de la actual Barruelo de Santullán.

[32] Obra del presbítero CARDELIO, hijo del rico cántabro VITERIO, hacia el 836. Pues había decidido repoblar la zona de Belorado, en el valle de Oca, fundando el pueblo de Cardelio (hoy Cuevacardiel).

[33] Alfoces, según se siga la terminología latina o árabe.

[34] Reclutado por ALFONSO II DE ASTURIAS de entre las mesnadas de la nobleza, huestes de los obispos y milicias de cada localidad. Se trató de un ejército astur no estable ni homogéneo, forjado bajo la idea de reunirse en pocos meses, actuar rápidamente (por la falta de recursos) y disolverse tras la batalla librada.

[35] Una Batalla de Lutos-794 que se producía además el mismo año en que el emir HISHAM I DE CORDOBA había enviado 2 expediciones contra Asturias, al mando de los hermanos WALID y MUGAIT, vencedores sobre los francos en una campaña anterior.

            Y una Batalla de Lutos que se producía en una nueva y 3ª intentona mora sobre Asturias, esta vez realizada por ABD AL-MALIK a través del itinerario Córdoba-Mérida-Zamora-Astorga-valle del Orbigo-río Luna-valle de San Emiliano-puerto de Mesa... presentándose a las puertas de Oviedo y encontrando ésta vacía.

            Tras lo cual, saqueada la ciudad y destruidas todas sus iglesias, los sarracenos iniciaron victoriosos el camino de regreso. Camino en que el rey ALFONSO II DE ASTURIAS, buen conocedor del terreno, les estaba esperando, con una emboscada en un angosto lugar llamado Lutos, y donde la mayor parte de los musulmanes, incluido el propio Abd al-Malik, resultaron muertos.

            No obstante, las consecuencias de Lutos no se hicieron esperar. HISHAM I DE CORDOBA envió, al mando de ABD AL-KARIM, un ejército de 10.000 jinetes hacia Asturias, que tomaron y destruyeron de nuevo Oviedo (aunque no lograron dañar el ya reanimado reino astur).

[36] Mediante un concepto de monarquía de origen divino, en el que el rey era elegido por Dios para ser su instrumento eficaz, “para cumplir la justicia y dar a cada uno su derecho”. Así, el rey astur recibía el poder directamente de Dios, pero con el reconocimiento del pueblo. Por otro lado, la monarquía astur fue siempre hereditaria masculina.

[37] Una administración civil que ALFONSO II DE ASTURIAS hizo pivotar sobre el eje Curia-Corte Real, recayendo siempre en unos funcionarios reales que no sabían distinguir lo privado de lo público. En cuanto a las curias, las más destacadas fueron la Cancillería (que recayó siempre en un eclesiástico), la Casa Real, el Tribunal de Justicia y los cargos militares. Y en lo que tocó a la nobleza, ésta siguió teniendo sus propios poderes, en los ámbitos locales.

[38] Cuerpo de Leyes que había sido elaborado en el Líber Iudiciorum-654 de RECESVINTO I DE TOLEDO. Y que ahora ALFONSO II DE ASTURIAS decide retomar, adoptando el viejo cuerpo legal de 300 leyes visigodas como regla de oro:

-“para regir la convivencia y justicia común entre los ciudadanos”,
-“para someter por igual a varones o a mujeres, tanto a grandes como a pequeños”.

[39] Según el mismo ALFONSO II DE ASTURIAS mandó relatar, y que poco después vería la luz escrita en las Crónicas Asturianas-881, bajo ALFONSO III y en sus versiones de:

-Crónica Albeldense, del Monasterio de Albelda,
-Crónica Profética, del sacerdote DULCIDIO DE TOLEDO, embajador astur ante el emirato de Córdoba,
-Crónica Rotense, precedente del Códice de Roda-989, de la Catedral de Roda,
-Crónica Sebastianense, del obispo SEBASTIAN DE ORENSE.

[40] No obstante, la política religiosa de ALFONSO II DE ASTURIAS acabó degenerando en una especie de regalismo, consistiendo éste en que el monarca podía entrometerse en los asuntos de la Iglesia, y viceversa, con concesiones mutuas. El ius regalium, en este sentido:

-recibía el visto bueno de la jerarquía eclesial, para la investidura real;
-permitía al rey otorgar dominios eclesiales, como vacantes, diezmos, rentas, impuestos eclesiales y nombramiento de titulares,
-estuvo a punto de convocar concilios locales asturianos, que hubiera degenerado en un régimen a nivel internacional.

[41] De la que la Iglesia astur había decidido separarse, siendo éste el momento en que monarca y apoyo eclesiástico empezarán a ir de la mano, y todavía más estrechamente que de antiguo. Y es que, en efecto, la Iglesia de Toledo estaba sumida en el caos musulmán:

-con la herejía adopcionista en su propio seno, en su obispo ELIPANDO,
-con continuas revueltas pro-cristianas al exterior, frente al opresor musulmán.

[42] Mediante constantes delegaciones que en ambos sentidos se enviaron astures y carolingios, alcanzando su clímax máximo entre el 796 y 798, entre ALFONSO II DE ASTURIAS y CARLOMAGNO y en pleno combate de ambos contra la herejía adopcionista.

[43] Enclavado en el núcleo de los Picos de Europa, se trataba de un edificio con planta basilical de amplio crucero, importante altura, jerarquización del entorno, con gran iconostasio coral, pinturas sobre la Jerusalén celeste, enormes cruces visigodas presidiendo cada dependencia monacal… Aquí fue donde implantó ALFONSO II DE ASTURIAS el no tener una imagen representable de Dios, sino la única de la cruz.

[44] Un texto de la época nos informa del anhelo personal de ALFONSO II DE ASTURIAS en relación con el reino del cielo y Dios, lo que luego se traducirá en la imagen más anicónica occidental de Dios, trasladada después a la corte carolingia por parte de TEODULFO.

[45] De hecho, el mismo monarca mandará renovar el viejo monasterio, con criterios ya nuevos (estucado, abovedamiento, muros y arquerías decorativas… y toda una serie de innovaciones que no vendrían en Europa hasta bien avanzado el románico), siguiendo los moldes godos y áulicos de Toledo.

[46] El 808, y enchapada la madera con láminas de oro, con epigrafías en el reverso y con filigranas de hilo con 48 engastes de piedras preciosas y camafeos en el anverso.

[47] De la mártir romana SANTA LEOCADIA, los obispos visigodos SAN ILDEFONSO, SAN JULIAN, SAN EUGENIO… todos ellos devueltos en el futuro a su sede primada, acompañando la entrada triunfal de ALFONSO VI DE CASTILLA en Toledo.

[48] A modo de medallones decorativos colgados de las ventanas, y de posible origen celta-asturiano.

[49] Donde el monarca astur introduce en la arquitectura asturiana el interesante invento del alfiz.

[50] De gran transepto y excepcional altura de las naves, recurriendo al recurso estético del triple vano, para equilibrar volúmenes y crear el efecto de luces-sombras sobre el paramento.

[51] Cuyo curioso iconostasio recuerda a las futuras arcadas de la Mezquita de Córdoba.

[52] Como describe la Crónica Sampirense-999, en la que el obispo SAMPIRO DE ASTORGA presenta la época de ALFONSO III DE ASTURIAS como la de Adefonsus Hispaniae Imperator (en el 877) o Adefonsus Hispaniae Rex (en el 906), títulos que él mismo utilizaba para visualizarse como único rey legítimo de España, en detrimento del usurpador califa de Córdoba.

[53] Como se vio en la Batalla de Veldemora-878, en la que ALFONSO III DE ASTURIAS derrota y secuestra al general AL-MUNDIR en uno de sus escarceos, y obliga a MOHAMED I DE CORDOBA a:

-pagar su rescate, que no fue barato,
-pedir una tregua de 3 años, siendo la 1ª vez que el Califato de Córdoba pedía a Asturias la paz.

            No obstante, tras esa tregua de 3 años intentó MOHAMED I DE CORDOBA resarcirse de la humillación astur, atacando Galicia por mar (intento que resultó fallido, al naufragar su flota en plena tempestad).

[54] Ya en el s. VIII español se cantaban coplas al santo apóstol protector, así como los grandes literatos componían himnos en su honor. De resaltar son los preciosos versos del BEATO DE LIEBANA, que escribía: “Oh apóstol, dignísimo y santísimo, cabeza refulgente y dorada de España, defensor poderoso de tu pueblo”.

 

            Los martirologios de FLORO y de ADON, del 808, así como las Actas de los reyes asturianos y los documentos del Monasterio de Gemblours, también recogían esta certidumbre.

 

            A nivel internacional, fue el monje BEDA, desde la Irlanda del s. VII, quien describió con meticulosa precisión la localización exacta del cuerpo del apóstol en Galicia (hecho que luego se cumplió).

[55] Camino de Santiago que fue inaugurado por ALFONSO II DE ASTURIAS, su primer peregrino y aquel año 814, en un trayecto que él hizo:

-de Oviedo a Compostela, más tarde ruta primitiva del Camino,
-tras las palabras pertinentes “voy a Santiago y no al Salvador, visitando al criado pero no al Señor”, más tarde oración primitiva del Camino.

[56] Con unas primeras peregrinaciones que empezaron a llegar en barco hasta Asturias, y desde allí entraban a pie en Galicia. A éste se le llamó Camino norte de Santiago, comenzado como vía peregrina para visitar las reliquias del apóstol y convertido en poco tiempo en auténtico fenómeno medieval de masas, teniéndose que habilitar para el caso numerosos puertos costeros asturianos, ante la llegada de peregrinos europeos que llegaban por mar:

-esquivando así el tener que llegar a pie,
-evitando así el cruce de los Pirineos, o las travesías llenas de salteadores.

            De hecho, en poco más de 150 años empezó a recibir Compostela hasta 500.000 peregrinos anuales. Y es que el Camino de Santiago fue no sólo una vía de peregrinación, sino que también se convirtió en fuerte centro de inmigración y actividad comercial, desde Europa hacia el Atlántico y provocando:

-población del este trasladada al oeste, y del sur hacia el norte,
-la urbanización, con artesanos y mercaderes venidos en gran número,
-la instalación de comunidades judías y extranjeras,
-los burgos o barrios extrarradios artesanales y urbanos, muy diferentes ya a las labores campesinas.

[57] Una Tumba de Santiago que, tras la excavación de 1878 llevada a cabo por una Comisión Internacional de Arqueólogos (encabezada por el italiano FITA), y otra Comisión Internacional de Médicos, arrojaba los concluyentes resultados de que:

-se trataba de un sepulcro de la época romana,
-los restos de tierra existentes, dentro de la urna sepulcral, eran del s. I,
-los huesos humanos, de la tumba central y las dos adyacentes, eran del s. I.

            La excavación de 1954-55 aportó la existencia de la lauda sepulcral del apóstol, lo que invalidaba toda especulación anterior, que quería reducir el hecho a un mito legendario. También se permitió hacer análisis a uno de los arqueólogos más reticentes. Venido expresamente de Italia, y tras sus análisis sobre el altar descubierto debajo del altar mayor, el arqueólogo confirmó que:

-se trataba de un altar romano,
-los tres cadáveres distintos pertenecieron, perfectamente, al s. I.

            Otros descubrimientos arqueológicos descubiertos en ambas excavaciones, han delatado que:

            1º se trata de un contexto cerrado, es decir, capaz de aportar cronología absoluta, sin márgenes de error ni de forma relativa. El cadáver, pues, ha permanecido siempre, desde el siglo I, en el mismo lugar;

            2º el cenotafio de dos plantas donde están enterrados SANTIAGO y otros dos cadáveres ha permanecido siempre intacto, tanto en sus dos primeras iglesias, las de TEODOMIRO y SISNANDO, como en las posteriores catedrales;

            3º en la cripta se aprecia la inscripción ATHANASIOS… Pues bien, su grafía, basada en letras griegas y dos hebreas, se asemeja notablemente a las encontradas por los arqueólogos TESTA y BAGATTI en el cementerio cristiano situado en el Monte de los Olivos de Jerusalén. Esto constituye, pues, un auténtico testimonio del origen jerosolimitano de la primera comunidad cristiana, y hebrea, asentada en Galicia.

[58] Un opere parvo, según la expresión pronunciada por él mismo, al levantar la lápida sepulcral. Obra, no obstante, encomendada al obispo TEODOMIRO, que tuvo que trasladar su sede episcopal de Iria Flavia a Compostela, y que en el 820-830 levantó una iglesia para albergar la tumba del apóstol.

            Posteriormente el obispo SISNANDO acometería un 2º edificio, inaugurado por ALFONSO III DE ASTURIAS el 899 y saqueado posteriormente por el sarraceno ALMANZOR I DE CORDOBA. ALFONSO VI DE CASTILLA, finalmente, construiría en 1078 la gran catedral románica de Compostela.

[59] No obstante, y ante la inestabilidad de la época, con fronteras cristianas nada estables ante el Islam de Al-Andalus (cuyos saqueos y matanzas de ALMANZOR I DE CORDOBA, por ejemplo, fueron terroríficos para Compostela), los restos del apóstol fueron extraídos de su lugar original, y ubicados en un rincón más seguro, sin que nadie lo supiera.

[60] En Cantabria, no obstante, surgió la “organización del valle”, con pequeños caseríos que se fueron agrupando en las zonas bajas y más fértiles de los valles.

[61] Como fueron los clanes de Vizcaya, las reminiscencias ancestrales de Galicia, o la organización del valle de Cantabria.

[62] Asambleas en las que participaban todos los vecinos, y que se reunían en la Iglesia a toque de campana. Con el tiempo, se convertirán en los auténticos protagonistas de la historia de España, hasta la instauración de las Cortes por parte de los monarcas de Castilla y Aragón.

[63] Infanzones, u hombres buenos del pueblo, que posteriormente derivarán en los hidalgos (no grandes aristócratas pero sí destacados del campesinado).

[64] Que no pararían durante 50 años, desde su aparición en el 900 al este de León, hasta la concesión de un condado propio castellano en el 955, bajo el caudillaje de FERNAN GONZALEZ.

[65] En la que había luchado junto a GARCES DE NAVARRA.

[66] SANCHO III DE NAVARRA había llegado a someter todo el Aragón, Cataluña, Gascuña-Francia y Castilla, a las que había avasallado, a forma de introducir en España el feudalismo. ALFONSO V DE LEON vio en esto una oportunidad para unir a todos los reinos españoles y hacer frente definitivo al Islam.

[67] Según aparece en las crónicas escritas del año 800, en que se habla de su existencia al decir que los avances astures “levantaron una iglesia en honor a San Martín, en el área Patriniana, en el territorio de Castilla”. O en las crónicas del 860, a la hora de hablar de su implantación territorial, y decir que “en este tiempo, las Bardulias son ahora llamadas Castilla”.

[68] Bajo la regencia del conde RODRIGO, que alargó sus dominios hasta la zona de la peña Amaya (hoy Sotresgudo, al noreste Burgos).

[69] SANCHO III DE NAVARRA se había anexionado Castilla por vía matrimonial. A su muerte, producida el 1035, concedió a Castilla el título de reino, y entregó éste a su hijo FERNANDO I DE CASTILLA.