PERICLES
b) Pericles
de Atenas
La
historia de la Antigua Grecia desde el s. VIII a.C[1]
hasta que fue conquistada por Filipo II de Macedonia el año 338 a.C[2]
es la historia de las ciudades-estado rivales, que se turnaban la hegemonía
sobre el resto de las ciudades. Esparta, Tebas, Atenas, Olimpia, Corinto y
Argos, componían el mapa griego antiguo, aunque Esparta y Atenas sobresalían
sobre las demás.
Esparta[3],
situada
en el sur del Peloponeso, conquistó a su vecina Mesenia en el s. VIII a.C, se
anexionó la mayoría de enclaves cercanos, derrotó a Atenas en la Guerra del
Peloponeso del s. V a.C, y se convirtió en la líder militar indiscutible de
toda Grecia.
Atenas[4],
principal enclave griego hacia el Egeo, se convirtió en la líder política
indiscutible de toda Grecia, y fue la que dirigió al resto de ciudades-estado
griegas en las Guerras Médicas del 480 a.C. contra la invasión persa.
Incluso
después de haber cedido su hegemonía a Esparta[5],
Atenas consiguió seguir siendo el principal centro de unión de Grecia.
a.1) Progresos externos
Atenas
fue fundada por los jonios en el s. XI a.C. en el centro de la Atica[6],
en plena edad oscura
griega y mediterránea. Se trataba de una zona pobre, de escasas cosechas, por
lo que no fue de interés para los pueblos invasores.
Sin
embargo, pronto Atenas empezó a consolidarse como un propio estado,
posiblemente cuando se llevó a cabo la unificación
del Atica. Las diferentes comarcas y aldeas pasaron entonces a depender de un
centro urbano implantado a los pies de la acrópolis ateniense, y los problemas
que empezaron a originarse de superpoblación fueron solventados gracias a la
expansión territorial.
Atenas
creció rápidamente hasta hacerse con el control de prácticamente todo el comercio
del Egeo. Esto perjudicaba a otras ciudades de la zona, como Corinto o Megara,
que pidieron ayuda a Esparta, tradicional enemiga de Atenas por causas políticas:
mientras Esparta era partidaria de la oligarquía, Atenas favorecía la
democracia.
Una
serie de batallas
entabladas desde el 431 hasta el 404 a.C, supuso la supremacía final
militar de Esparta sobre Atenas.
a.2) Progresos internos
Según los modelos de la Grecia oscura, y siguiendo la definición que
los aristócratas daban para la polis y para todo, cada estado debía estar
gobernado por un sistema oligárquico de eupatridad,
es decir, por los buenos padres de la patria.
Mientras que la enemiga Esparta sufría la stasis[7]
y otros estados tenían tiranías[8],
Atenas optó desde sus comienzos por modelos distintos y capaces, buscando
soluciones en torno a la gobernabilidad.
Varios
fueron los intentos
realizados en esta dirección a lo largo del s. VII a.C:
-Cilón,
que intentó una tiranía suavizada,
-Dracón,
que reformó los abusos de poder con medidas severas,
-Solón,
que quitó las cargas que caían sobre el campesinado, y censó a la población
no por linaje sino por otros conceptos (en este caso el de la riqueza o número
de dimnos poseídos),
-Pisístrato,
que potenció a la gente sin recursos y creó las estructuras comerciales,
religiosas, intelectuales y económicas básicas para el posterior florecimiento
de la ciudad,
-Clístenes,
que remodeló todas las instituciones políticas
atenienses en:
-Ecclesia,
o Asamblea popular legislativa,
-Bulé, o Senado de los 500 senadores,
-Arcontado, o Tribunal judicial,
-Helieo, o Tribunal popular,
-Areópago, o Consejo de aristócratas,
-Estrategia, o Consejo de alcaldía, gestionado por los 10 estrategas
militares.
A
pesar del espíritu democrático de la vida ateniense, Atenas fue un estado esclavista,
manteniendo a más de 200.000 personas realizando las tareas productivas de la
ciudad, mientras los atenienses podían dedicarse a la filosofía y a la política,
ya que no tenían que trabajar.
Por
último, y a diferencia también de la espartana, la educación
ateniense no fue estatal. A los 7 años los jóvenes iban a la escuela acompañados
por un esclavo-pedagogo que los ayudaba en sus lecciones. La formación había
de ser tanto intelectual como física.
Pericles
J. de Atenas
(495-429 a.C) fue hijo
de Jantipo y Agarista (nieta de Clístenes), educado en la niñez por el mismo Anaxágoras,
y posteriormente por Zenón de Elea. Pasó su vida con una muchacha de Mileto,
Aspasia, no del todo asumida por la aristocracia ateniense[9].
Ya
desde su juventud
colaboró Pericles con Efialtes, asesinado al poco tiempo de acceder al poder,
cuando intentó una ofensiva contra el Areópago
Es
entonces cuando, a pesar de su corta edad (30 años), le tocó a Pericles asumir
la jefatura
del partido demócrata de Atenas. Fue probablemente esta
inexperiencia la que lo llevó a lanzarse a multitud de empresas, quizás
demasiadas y superiores a sus fuerzas.
b.1) Ascenso político
Uno
de los hombres más influyentes de la historia de Atenas no fue ni un rey ni un
tirano. Pericles, hombre rico y de buena familia, se puso al frente de la facción
popular, partido democrático no muy diferente de los que existen hoy
en día. Pericles, impulsor de la democracia y del gobierno del pueblo por el
pueblo, ha sido calificado por todo el mundo como el “padre de la
democracia”.
Gracias
a su personalidad,
llegó a controlar la Ecclesia, aunque el único cargo
que ostentó realmente fue el de miembro del Grupo de los 10 generales,
elegidos cada año, que gobernaban la ciudad-estado.
En
efecto, bajo su dirección la Ecclesia tomó el poder que antes tenía el
Areópago, y permitió el acceso a los cargos públicos del estado de
cualquier ciudadano, sin distinción de fortunas.
Durante
el “siglo de Pericles” Atenas se convirtió en un estado democrático, y en
una de las ciudades más hermosas del mundo. En los 30 años que Pericles
dirigió Atenas, los atenienses produjeron sus mejores obras arquitectónicas, escultóricas
y literarias. Según Aristóteles, “Pericles fue un sabio en cuyo mandato
Atenas alcanzó el cenit de su poderío y esplendor”.
Pericles murió víctima de la epidemia de Peste del 429 a.C, cuando contaba 66 años.
En
el campo de alianzas,
Pericles fue único. Alió a Atenas con Argos y con los tesalios, y admitió a
Megara en la famosa Liga de Delos. Fortaleció el ateniense Puerto del Pireo
con murallas y gigantescas fortificaciones, y multiplicó los efectivos de la
flota ática. Numerosas ciudades de la Jonia se adhirieron al llamamiento a
filas del líder ateniense.
En
el campo de batallas,
sin embargo, la cara y cruz hicieron acto de presencia. Envió 200 naves[10]
a Menfis para ayudar a Egipto contra los persas. Envió otro poderoso ejército
para ayudar a la Dórida, una expedición a Tesalia, otra flota a Chipre... y todas
con un denominador común: el enemigo persa. Sin embargo, a pesar de la victoria
en la Batalla de Salamina-449 a.C, todo lo demás fueron derrotas: en Egipto-454
a.C, en Egina-456 a.C, en Tanagra-457 a.C.
No obstante las derrotas, Pericles siguió creando alianzas y paces
exteriores, como la Paz de los 30 años (que le permitió centrarse en la política
interior ateniense).
b.3) Urbanización de Atenas
Pericles
aumentó los puestos de trabajo, las construcciones navales, grandiosas obras
públicas, la artesanía y los intercambios comerciales. Se rodeó de
una camarilla de intelectuales
y artistas, entre los que estaba Fidias, autor del Partenón, el filósofo Anaxágoras,
el trágico Sófocles, el historiador Herodoto o el arquitecto Hipodamo.
Instaló,
así mismo, colonias
militares en las costas del Egeo con habitantes atenienses, distribuyendo así
la población excedente y abriendo nuevas economías, colocando guarniciones en
puntos estratégicos y vigilando a los aliados de dudosa fidelidad.
En cuanto a obras intelectuales, se puede considerar la
época de Pericles como una de las más productivas de la historia de la cultura.
Atenas, destruida, saqueada e incendiada por los persas tras la Batalla de las
Termópilas-480 a.C[11],
necesitó de un ambicioso plan de reconstrucción material y moral. Las
principales obras que materializaron el proyecto de Pericles fueron:
Si
bien Pericles no tuvo fortuna en el campo de batalla exterior, su acción en el terreno
interior de Atenas significó la transformación del estado hacia la
democracia, iniciada ya con Solón y Clístenes.
Los
heliastas y arcontes (y desde el 457 a.C. también los zeugitas,
los buleutas y los pritanos) participaron y pudieron tomar
parte en la vida de la polis.
Pericles
aumentó la autoridad
de la Bulé, implantó el nombramiento de cargos públicos por sorteo y no por
elección (excepto en casos especiales) y, aunque la decisión final en materias
relevantes las dejó en manos de la Ecclesia, él mismo dio al pueblo los
poderes legislativo, ejecutivo y judicial, como pueblo
soberano que era.
Pericles
gobernó Atenas durante 30 años respetando la constitución y ejerciendo el
cargo de estratega.
Las magistraturas electivas aumentaron su influencia, y los 10 estrategas se
convirtieron en centro del ejecutivo. Esta situación de equilibrio y colaboración
entre las diversas clases sociales aumentó el bienestar del pueblo.
“En ese
mismo invierno los atenienses, siguiendo la costumbre tradicional, organizaron públicamente
las ceremonias fúnebres de los que habían muerto en la guerra. Y después que
los cubrieron de tierra, un hombre elegido por la ciudad, no necio y destacado
en la estimación, pronunció un pertinente elogio, tras lo cual se marcharon
todos. Así pues, para hablar en honor de los muertos fue elegido Pericles, que
habló así:
Es difícil hablar
con exactitud en estos momentos. Mas, puesto que a los antiguos les pareció
esto bien, es preciso que también yo intente satisfacer la expectación de cada
uno de vosotros.
Os propongo un régimen
político que no sea modelo de las leyes de los vecinos, sino de las nuestras.
Las cosas dependerán no de una minoría, sino de la mayoría. Su nombre es
Democracia.
A todo el mundo asistirá, de acuerdo con este modelo, la
igualdad de derechos en los conflictos privados. Y para los honores, si se hace
distinción en algún campo, se hará en el mérito. La pobreza no tendrá como
efecto que un hombre, siendo capaz de rendir servicio al Estado, se vea impedido
de hacerlo por la oscuridad de su condición.
Gobernaremos liberalmente lo relativo a la comunidad. Y al
tratar los asuntos privados, tampoco transgrediremos los asuntos públicos, más
que por miedo, por obediencia a los que desempeñen cargos públicos y a las
leyes. Y de entre ellas -las leyes- eliminaremos todo lo necesario en pro de los
injustamente tratados, y cuantas por ser leyes no escritas comportan una vergüenza
reconocida.
Y también procuraremos frecuentes descansos para nuestro espíritu, sirviéndonos
de certámenes y sacrificios celebrados a lo largo del año”.
Se trata de la Oración fúnebre del ateniense Pericles, recogida por Tucídides en su Historia de la Guerra del Peloponeso sobre la guerra de poder entre Atenas y Esparta a finales del V a.C, y en la que Pericles aprovecha para aportarnos el concepto básico de lo que él considera como democracia.
El
panfleto publicitario o campaña electoral de Pericles, desarrollado en su Oración
fúnebre, trae bastante cola de elementos positivos y
contradicciones propias.
En
el campo de las aportaciones
positivas, se aprecia cómo en las bases de esta democracia periclea existe:
-respeto
a la tradición,
-conciencia
del progreso hacia algo mejor,
-igualdad
esencial entre ciudadanos,
-identidad
colectiva en torno a la ciudad, no a la estirpe,
-elogio
de las instituciones y carácter de los atenienses, que se crean mutuamente,
-no
ser indistinto el modo de vida que se elija,
-caracteres que han de ser modelados desde la ciudad, y cada uno de ellos
contribuyendo al todo,
-reconocimiento de los méritos,
-el modelo ejemplar de los muertos para los jóvenes,
-el valor de la antigüedad,
-el valor social del ciudadano, pues el
individuo solo no es pensable.
En el campo de las contradicciones, nos encontramos en primer lugar con
el sistema de
sorteo para la ocupación de magistraturas, consejerías o congresos
legislativos, impuesto por Pericles, e incompatible con sus deseos de ejemplo
ante el mundo de sabiduría y juicio.
En segundo lugar nos encontramos con el enorme derroche
de dinero tenido que ser desembolsado para pagar a los funcionarios
estatales. Se dice incluso que éste era el incentivo que muchos buscaban al
ocupar cargos, y no otro.
La debilidad exterior y militar,
pese a los reiterados intentos de que no se perdiera, acabaron perdiéndose. De
hecho, nunca Pericles pudo llevar a cabo una batalla definitiva, sino siempre
parciales y de contención.
Por último, multiplicar entes
sin necesidad, o peritos por 2 años sin control, acabó cavando su
propia fosa para los momentos de debilidad, ocurridos cuando la guerra y peste
asolaron Atenas, y a él se le echó, literalmente, todo el pueblo encima.
Después de las Guerras Médicas y de las victorias de Maratón-490
a.C,
Platea-480 a.C. y Salamina-479 a.C, Atenas se convirtió en poderosa cabeza
democrática de ligas helénicas. Bajo Pericles, el predominio de la
aristocracia fue sustituido por el poder del pueblo.
En
esta situación, la falta de formación debida del populacho fue aprovechada por
un grupo de maestros de la retórica, con Protágoras a la cabeza, para inundar
de ambigüedades
toda la política ateniense, con:
-relativismo,
bajo la forma de “todo se muda y todo cambia”;
-subjetivismo,
bajo la forma de “las cosas son como a mí me parece, pues soy la medida de
todas las cosas”;
-indiferencia,
bajo la forma de “no hay cosas buenas o malas, todo depende”;
-convencionalismo,
bajo la forma de “las leyes son convenciones para vivir en sociedad”;
-oportunismo,
bajo la forma de “si los medios son buenos, todo fin vale”;
-utilitarismo,
bajo la forma de “sigue tu conciencia y muévete”;
-agnosticismo,
bajo la forma de “sobre los dioses, nadie puede saber si existen o no”;
-frivolidad,
bajo la forma de “con tu palabra, fundarás una ciudad o la destruirás”;
-venalidad,
bajo la forma de “todo tiene que ser retribuido”.
En
efecto, fue en esta época de Pericles cuando surgen los sofistas, maestros hábiles
en el manejo de la palabra, que recorrían la ciudad organizando discusiones. Protágoras[12]
(480-410 a.C), principal del sofismo ateniense, llegaba a decir que el hombre
era la medida de todas las cosas, y cada uno debía actuar según su
conveniencia.
Aristófanes[13]
decía que los sofistas eran capaces de pronunciar un discurso justo y otro
injusto sobre el mismo tema.
El mismo Sócrates[14](470-399 a.C) tuvo que oponerse violentamente a este sistema lacroso político. Pensaba que los hombres debían superar la conveniencia individual y ocuparse de la verdadera sabiduría, que saca de los bienes el bien, y pone en duda todos los conocimientos adquiridos por medio de la política.
Manuel
Arnaldos
Mercabá,
diócesis de Cartagena-Murcia
más
información
Diccionario
Mercabá de Arqueología
Indice
general de Enciclopedia Mercabá de Historia
________
[1] Se suele decir que la celebración de los I Juegos Olímpicos-776 a.C. representa el final de la Grecia Oscura griega y el comienzo de la Grecia Arcaica y Grecia Clásica.
[2] Otros autores dividen: hasta el 480 a.C (con el fin de las Guerras Médicas) estaríamos hablando de Grecia Arcaica; del 480 a.C. en adelante de Grecia Clásica.
[3] Esparta, ciudad helénica más populosa en ejército y territorio, que se irá cerrando en sí misma, con una política de matiz conservador (cf. GOMEZ ESPELOSIN, F. J; Introducción a la Grecia Antigua, Madrid 2008, p. 165).
[4] Atenas, de origen limitado en espacio y recursos, que se abrirá a las ligas egeas, poniendo en marcha una política novedosa y expansionista (cf. GOMEZ ESPELOSIN, F. J., op.cit, p.165).
[5] El conflicto Esparta-Atenas fue continuo, en la conocida Guerra del Peloponeso, y las victorias y derrotas se sucedieron unas a otras. No obstante, sería en la Paz del 446 a.C. cuando se decidió el cese de hostilidades por 30 años, y Atenas renuncia a sus aspiraciones hegemónicas (cf. Ibid., p. 171).
[6] Según estudios de PIGNA, F; Atenas,
ed. Historia en el aula, Buenos Aires 2009, p. 1.
[7] Por stasis entendemos la alta probabilidad de desórdenes internos públicos, como rebeliones o alzamientos.
[8]
La tiranía griega es distinta a la concepción que en la actualidad tenemos
al respecto. Un tirano griego podía dar cabida a sistemas oligárquicos y
no meras autarquías, por ejemplo.
[9] En boca de los propios atenienses, “amigos” de todo lo bárbaro o extranjero, era conocida como “la chica de los ojos de perro”. El mismo PERICLES no correría mejor suerte con estos “cómicos” atenienses, pues era conocido como “el del cráneo de cebolla marina”. Aquí es donde encontramos uno de los elementos diferenciadores de Atenas, al considerar que sí que hay conflicto:
-entre la inteligencia y mesura griegas (sophrosyne),
-y el uso desmedido e irracional de la fuerza bárbara (hybris).
[10]
cf. GUEL, R; SISTI, M; VAN DOORN, L; Historia Universal, ed. Visor, Buenos Aires 2000, p. 93.
[11]
Más información en COOKE, J; KRAMER, A; ROWLAND-ENTWISTLE, T; Historia
del Mundo, ed. Grisewood & Dempsey, Londres 1979.
[12]
PROTAGORAS; Sobre el ser, n. 317b.
[13]
ARISTOFANES; Memorias, libro I, VI, n. 13.
[14]
SOCRATES;
Eutidemo, n. 278e.