FILOSOFÍA ECLESIAL

a) Filosofía eclesial del s. I
b) Filosofía eclesial del s. II
c) Filosofía
eclesial del s. III
c) Filosofía eclesial del s. IV
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a) Filosofía eclesial del s. I

            Roma fue la heredera cultural de Grecia. Pero si los mismos griegos no supieron continuar el saber enciclopédico de sus maestros[1], menos podía esperarse de los romanos. Además, Roma era un pueblo guerrero, político, práctico, y no especulativo como lo fue Grecia.

            Así pues, el Principado de Augusto (27 a.C-98 d.C) prescindió casi por completo de las cuestiones especulativas, y conservó tan sólo las artes liberales, dándole a la retórica y gramática un sentido jurista[2], y a la arquitectura y escultura un sentido militar y civil[3].

            En el campo de la filosofía, Roma copiaba como mucho las obras de los clásicos griegos, y osciló entre el estoicismo y epicureísmo, arraigando la óptica neo-platónica[4] de Plotino[5]. En educación utilizó la literatura, con analogías romanas sobre las obras de la Antigüedad, y algunas introducciones de moralización imperial.

            En el campo de la política, el emperador Augusto se había atribuido los títulos de augustus (lit. “consagrado por los augurios”), dueño del cosmos (dado por unanimidad por el Senado), princeps (lit. “primero de los ciudadanos”) y pontifects maximus (pontífice religioso máximo). Su apo-theosis (o conversión en dios) había quedado plasmada en la ceremonia funeraria imperial, con la quema del emperador en una hoguera y el vuelo de un águila (símbolo del poder real) a su muerte, para reconocer sus méritos y la sumisión senatorial.

            En el campo de la religión, la deificación (conversión en dios) del emperador no impedía al pueblo sus cultos orientales, ancestrales o indígenas, pero siempre por debajo de él, verdadero dios al que se debía culto imperial, en todos los lugares y momentos de la vida imperial. Así, nada religioso podía estar fuera del control e ideología del emperador.

a.1) Surgimiento del Cristianismo

            Fue el origen de la definitiva y actual Iglesia. No obstante, nació en Israel, fue fruto de la mentalidad judía del AT, e interactuó con el mundo romano, a ambos introduciendo como doctrina:

-la encarnación de Dios en un hombre, Jesucristo,
-la necesidad salvífica universal de Jesucristo,
-la difusión, en la cultura e historia del mundo, de Jesucristo resucitado.

            Para el judaísmo, este conflicto y “herejía” fue total[6], y para Roma un desafío intolerable[7]. Pues en ambos casos, no se trataba de una religión de un pueblo que se imponía sobre otros pueblos, sino universal en cuanto a Dios, y concreta en la persona de Jesucristo.

            Pero no sólo la doctrina cristiana fue una osadía en pleno Imperio romano, y además poniendo en entredicho la religión judía. La misma estructura eclesial supuso también una auténtica variante en el seno imperial. Jerarquía vertical, lugares de enseñanza, reuniones secretas, servicio de comida a los pobres, economía en común, enterramientos mega-familiares, fluidez comunicativa… llegaron a crear un eficaz sistema de organización, familiar para la gente popular y difícil de ser derribada por las autoridades.

            Los apóstoles utilizaron las formas literarias de las epístolas, los hechos y el apocalipsis, y el propio San Pablo recurrió en su Sermón del Areópago a la tradición filosófica griega.

b) Filosofía eclesial del s. II

            Vivió la sustitución del Principado de Augusto por el más duro Imperium de los Severos (98-211), sumiendo a Roma en la más sangrienta de las persecuciones contra el Cristianismo. Y es que la Iglesia denunciaba in praxis todo aquello que la dinastía militar de los Severos defendía, y esto era un ataque en toda regla contra el Imperio, que trataba de dotar de mayor vigor pagano a sus muy necesarias virtudes varoniles paganas, entradas ahora en cierta decadencia.

            A nivel moral, el paganismo imperial fue confundido en forma de impiedad popular, y ésta empezó a extenderse desde las clases senatoriales[8] a las clases rurales[9].

            A nivel militar, a la confusión de paganismo con impiedad siguió la infidelidad romana a los deberes cívicos, y a no querer morir por la patria. Lo que significaba empezar a dejar tocada al alma que ponía en pie de guerra a Roma[10]: la virtus militar romana.

            A nivel familiar, el debilitado Imperio tuvo que ver cómo el Cristianismo le contradecía públicamente sus principios, no parando de propagar que:

-el esclavo[11] ya no era “una cosa que habla” según la doctrina aristotélica, sino “mi hermano”,
-el niño de 1-3 días de vida
[12] no podía ser eliminado libremente, sino que el infanticidio empezaba a estar mal visto y no tolerado,
-el hombre ya no podía repudiar
[13] libremente a su mujer e irse con otra, sino ser ambos una sola carne hasta la muerte.

            Por eso, el desenlace fue fatal. La persecución anti-cristiana del Imperio, coordinada a la perfección desde el Oriente al Occidente, fue brutal. 75.000 cristianos fueron asesinados, y el resto convertidos en parásitos sociales, declarados traidores de la patria, expulsados de sus trabajos, despojados de sus casas y posesiones, ridiculizados por sus paisanos en el circo...

b.1) Espíritu martirial: Ignacio de Antioquía

            Consistió en el punto de inflexión clave en el nacimiento del Cristianismo, en el alma que llevó a la Iglesia a crecer en la adversidad, en la auténtica filosofía que movió la mente de los cristianos, en el verdadero elemento de unión de todas las estructuras cristianas en medio del Imperio.

            En efecto, Ignacio, obispo de Antioquía de Siria, y condenado a las fieras en su ancianidad (hacia el año 110, bajo Trajano), fue escribiendo durante su viaje de cautiverio hacia Roma una serie de cartas (7 en total), en las que el deseo de “alcanzar a Cristo, aunque sea bajo el pasto de las fieras” es expresado con un vigor inigualable. Esa debía ser, a su juicio, la única receta y alma de la Cristiandad frente a los peligros doctrinales[14] o al paganismo romano[15].

            Se puede decir que, de fondo inspirador, San Ignacio espoleó a la comunidad cristiana universal, e introdujo en su seno elementos totalmente mortíferos, de cara a los que habían declarado al Cristianismo su enemistad. Fueron algunos de estos elementos:

-el ansia de alcanzar a Cristo[16],
-la eucaristía
[17],
-la autoridad arzobispal
[18],
-la unidad doctrinal
[19].

c) Filosofía eclesial del s. III

            Vivió casi un siglo de relativa paz y tranquilidad imperial, desde el último de los Severos hasta la llegada de la Tetrarquía[20] de Diocleciano (284-305). Esto sirvió para que la Iglesia se centrase en transmitir los escritos del NT, y dotarlos de explicaciones y profundidad cultural. Momento que también fue aprovechado por la Iglesia para intentar transmitir el testigo cultural de la 1ª generación cristiana (judíos del s. I) a la perdida 2ª generación (judíos helenizados del s. II) e incipiente 3ª generación (helenos conversos del s. III).

            El encuentro entre cristianos y paganos helenos había sido rápido desde los inicios, desde que el mismo San Pablo lo impulsase en el sermón del Areópago de Atenas, y con constante búsqueda de lazos en la cultura filosófica griega. En este sentido, los nuevos cristianos del s. III aplicaron al evangelio la lógica griega, incorporando de paso algunos argumentos estoicos.

            Todos los primeros escritos cristianos tuvieron semejanzas (como la lengua y el habla griegas), y se llegó a formular un catecismo común, para unir tanto a judíos como a helenizados y paganos.

c.1) Clemente Romano

            Partió del orden cósmico para explicar el principio último del Creador:

-sirviendo de modelo para la vida,
-pacificando la cooperación entre los hombres,
-recurriendo a las Fabulas de Menenio Agripa y Fenicias de Eurípides,
-con cierto trasfondo de cosmología estoica.

            Continuó con el Cuerpo de Cristo para explicar el organigrama de la sociedad cristiana:

-mediante la unidad de sus miembros,
-con un determinado orden,
-con un espíritu enteramente propio.

            Trató de ejemplificar la autoridad episcopal:

-poniendo ejemplos seleccionados,
-mostrando los ejemplos de la desobediencia,
-reconciliando la lucha de facciones,
-aplicando la elocuencia política.

            Inauguró la necesidad de disciplina eclesial:

-como un estado bien organizado,
-con total supremacía de la Iglesia de Roma,
-limitando el poder de las Iglesias locales,
-desde la experiencia política y ética social,
-con cierto trasfondo de moralidad estoica.

            Introducía así, Clemente Romano, la paideia griega en la unidad de la Iglesia, sobre todo las ideas de synkrasis y sympnoia, y a través del filtro de la filosofía neoplatónica. Una paideia-enseñanza griega que daba profundidad y protección intelectual a la vida cristiana, como algo querido por Dios para enseñar a los hermanos.

c.2) Padres Apologistas

            Defendieron al cristianismo ante su injusta persecución. Y lo hicieron ante una mayoría de población que todavía era pagana, y que veía como a los cristianos se les acusaba oficialmente de:

-canibalismo, por ingerir el cuerpo y sangre de Cristo,
-ateismo, por negar los honores divinos al emperador.

            Y lograron su propósito, teniendo para ello que penetrar de cultura griega toda la tradición de la Iglesia, y que adoptar la filosofía griega como parte de la vida y doctrina eclesial.

            Justino no arrojó de sí la filosofía griega:

-tras convertirse al cristianismo,
-interpretándola cristianamente.

            ... empleando recursos griegos:

-entablando las bases intelectuales de la Iglesia,
-empleando la dialéctica de discursos.

            Filón de Alejandría absorbió toda la tradición griega:

-usando un rico vocabulario conceptual,
-en sus medios literarios,
-para probar sus puntos de vista cristianos.

            ... siendo así que eran antagónicas Grecia y pensamiento judío:

-desde el s. III a.C. en Alejandría,
-por la idea del principio divino del mundo.

            Y es que el filósofo, decían los padres apologistas, desde siempre se había interesado por Dios:

-pues la religión filosófica existió en Grecia desde un principio,
-pues los temas religiosos eran indispensables para las categorías griegas.

            Y el cristiano debía también preocuparse por los temas filosóficos, sobre todo de la ética, la cosmología y la teología precedente.

c.3) Padres Neoplatónicos

            Aportaron al cristianismo grandes inteligencias, necesarias para completar su expansión. Y lo hicieron sin miedo a desarrollar una teología filosófica, remarcando las ideas esenciales si hacía falta. Y es que, según los padres neoplatónicos, la cultura griega y fe cristiana se deseaban mutuamente:

-por la unidad final entre ellas: el humanismo,
-dándose seguridad la una a la otra,
-recurriendo la metafísica griega a la interpretación religiosa, y viceversa.

           No obstante, se trataba de unos padres neoplatónicos que anteponían la fe a la razón:

-distinguiendo fe religiosa de filosofía racional,
-dando un carácter supra-racional a la fe.

            Y de unos padres neoplatónicos que añadían a la razón griega:

-el factor personal, para aceptar lo que no se puede alcanzar,
-el factor de la autoridad, como base de las relaciones personales.

c.4) Padres Alejandrinos

            Se basaron en la revelación divina contenida en la Biblia. Pero supieron introducirle el concepto de especulación, sin miedo a tratar la religión como una filosofía positiva más. De hecho, aportaron en sus argumentos bastantes precedentes griegos, como a Filón, los estoicos y sus colegas platónicos.

            Orígenes de Alejandría desarrolló toda una doctrina cristiana:

-con el método filosófico,
-penetrando las enseñanzas de Cristo,
-transformando la teología a la manera griega.

            ... profundizando el estudio de las Escrituras:

-mediante el recurso alegórico,
-encontrando sentidos secretos,
-sacando verdades éticas del Antiguo Testamento.

            ... partiendo de los grandes sistemas históricos:

-de conceptos helénicos para todas las cosas,
-de la literatura monográfica.

            ... haciendo hincapié en la gnosis:

-frente al maniqueísmo y mitraismo,
-distinguiendo entre saber esotérico y exotérico,
-ofreciendo el único misterio verdadero del mundo.

            ... anticipando cierta literatura escolástica:

-empleando la erudición griega,
-con tono sobrio y racional,
-con maneras del clasicismo estilístico,
-como un maestro de la discusión filosófica.

            Clemente de Alejandría se encomió en el logos proteptico:

-como camino a la felicidad,
-como reconocimiento del fin de la vida humana,
-como necesidad para adquirir el verdadero bien.

            ... adoptando un lenguaje pretencioso y elaborado:

-con carácter declamatorio,
-no desdeñando el estilo retórico contemporáneo,
-argumentando y no sermoneando,
-acercándose con frecuencia a la poesía,
-con ritmo no siempre agradable.

c.5) Padres Capadocios

            Fueron los artífices de la reconciliación del Cristianismo con todas las ramas del saber humano, superando conflictos entre las propias filas y atrayendo a los paganos que se oponían racionalmente. Y supieron hacerlo plasmando en todos ellos la idea de la perfecta imagen de Dios en Cristo Jesús.

            Gregorio de Nazianzo compitió con los escritores paganos:

-con enorme vitalidad y expresividad,
-fundando una literatura cristiana plena,
-haciendo renacer las antiguas formas griegas.

            Basilio de Goreme insistió en la creación de escuelas cristianas:

-implantando medios de educación superior,
-incluyendo la antigua poesía griega.

            Gregorio de Nisa basó la vida perfecta en la contemplación de Dios:

-no en un mero conjunto de dogmas,
-y en una perfecta unión con El.

            ... basándose en la voluntad humana hacia el bien:

-siendo todo mal pura ignorancia,
-en esta vida y en la siguiente.

            ... formando las virtudes cristianas según la educación platónica:

-según la naturaleza de cada hombre,
-con el debido adiestramiento,
-con la ayuda divina.

            ... divulgando el clasicismo:

-como maestro de retórica,
-empleando el movimiento neo-ático del segundo movimiento sofista,
-con un nuevo tipo de prosa rítmica acentuada, a la que sujetaba toda oración.

d) Filosofía eclesial del s. IV

            Estuvo influenciada por el inédito Cesaropapismo de Constantino (312-406), que decidió poner punto final al desangramiento cristiano de la Tetrarquía de Diocleciano, pero a cambio de convertir al emperador en el centro de lisonjas cristianas. En este sentido:

-el Imperio cedía la victoria al Cristianismo, pero ahora podía supervisarlo escrupulosamente;
-el emperador renunciaba a recibir culto imperial, pero ahora debía ser recompensado por el Cristianismo.

            En medio de un contexto de fuerte crisis imperial, ésa fue la estrategia de Constantino, la utilización del Cristianismo, para lo que no dudó en:

-mentir, utilizando los crismones cristianos y hablando de su agradecimiento a Cristo, pero sin aceptar la sumisión al bautismo[21],
-utilizar dinero público, para templos e inútiles suntuosidades, en medio de la gigantesca crisis económica que azuzaba
[22].

            Con estos tributos, Constantino ya podía inmiscuirse en cualquiera de los asuntos eclesiales, a su antojo y sin escrúpulos de mayor o menor idoneidad[23]. Constantinopla, su imagen y semejanza, comenzaba su andadura cesaropapista total, ramificando la Iglesia universal y minando la resistencia a la tentación de los siguientes monarcas occidentales.

            Aquella inocente apotheosis imperial de Augusto (haciéndose a sí mismo dios), quedaba ahora superada, pues, tras el cesaropapismo de Constantino (haciéndose a sí mismo papa).

d.1) Ciudad de Dios: Agustín de Cartago

            Constituyó, sin duda alguna, la respuesta del mundo cristiano al cesaropapismo imperial, el cénit del Cristianismo antiguo, la máxima recapitulación del pensamiento humano antiguo, la magna y genial apología del gran San Agustín. Sus dos ciudades, representación de los dos reinos, el de Dios[24] y el del mundo-demonio[25], vino a ser la reflexión política exterior sobre la caída de Roma y el nuevo poder de los bárbaros[26].

            Conocidas son las dos partes de De Civitate Dei:

-la primera, en que se rechaza las acusaciones de los paganos contra la Iglesia, y se ataca a fondo al paganismo;
-la segunda, en la que surge la inevitable confrontación entre los “dos reinos”, su origen, desarrollo y final. Todo terminara con su separación final, pues hasta ahora coexisten mezclados en el transcurso de los siglos.

            No obstante, resulta interesante ahondar en dos de las ideas que entran en juego en De Civitate Dei: la exterior ciencia-sabiduría; el interiorismo-alma humana.

            En efecto, la distinción entre scientia y sapientia corresponde a dos objetos distintos, reflejándose en su doble orden de realidades: ratio inferior (ciencia) y ratio superior (sabiduría). La primera tendría por objeto el conocimiento de las cosas mudables, y la segunda el de las eternas.

            Por eso es peligroso invertir el orden de ambas, y la ciencia debe estar subordinada a la sabiduría. Pues a la sabiduría se llega a través de la meditación y contemplación, y a la ciencia sólo a través de lo que se ve y siente. La primera lleva al bien supremo, y la segunda a la belleza sensible.

            En cuanto al interior humano, el objeto supremo que todo hombre desea es conocer el amor absoluto, y poder ser amado por él. Pero para ello hay que desprender el alma del apego de las cosas terrenales, y elevarla a las cosas absolutas. Esto se consigue entrando en uno mismo, conociéndose a uno mismo, sin influencia de lo exterior. Es entonces cuando dentro de sí, uno podrá encontrar lo absoluto, que es Dios y ser amado por Dios.

 

Manuel Arnaldos   
Mercabá, diócesis de Cartagena-Murcia    

más información
Diccionario Mercabá de Arqueología

Indice general de Enciclopedia Mercabá de Historia   

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[1] cf. FRAILE, G; Historia de la filosofía. Tomo I: Grecia y Roma, ed. BAC, Madrid 1990, p. 813.

[2] Según decía CICERON, máximo exponente de la cultura romana, y en frase recogida por GILSON, el hombre no es más que un “animal parlante”. Gran diferencia respecto a las ricas definiciones dadas por los clásicos griegos a la noción y función del hombre.

[3] No hay más que mirar en lo que quedaron las esculturas griegas (en copias en mármol de los originales en bronce, o en utilización oficial para la propaganda imperial), o las matemáticas arquitectónicas de los templos griegos (para uso de vías públicas, amurallamiento de ciudades, termas lúdicas, basílicas judiciales, teatros y anfiteatros de recreo).

[4] La corriente filosófica que siguió estudiándose con más esmero entre las clásicas griegas fue la de PLATON, tanto en Atenas, Pérgamo, Siria, Capadocia, Alejandría… como en Roma (no obstante la escasa difusión inicial de las Enneadas de PLOTINO, cuyo neo-platonismo llegó a BOECIO vía PORFIRIO, y a SAN AGUSTIN a través de vías todavía no del todo claras).

[5] Natural de Lycopolis-Egipto (205-270), PLOTINO llegó a Roma tras participar en la campaña contra los persas y aprender la sabiduría oriental. Abrió aquí escuela, influyendo en PORFIRIO y en el mismo emperador GALIENO. Su austeridad de costumbres y dulzura de trato le ganó simpatías en Roma, proponiendo la apertura de escuelas platónicas y la creación de ciudades estilo Platonópolis. Introdujo en la filosofía platónica otros elementos traídos de PARMENIDES e incluso aristotélicos.

[6] La usurpación del título dado a Jesucristo de Adonai-mi Señor, respecto a ese Yahveh que los hebreos custodiaban como su emblema tribal, fue causa de revueltas incesantes en todos los lugares de la diáspora judía.

             (cf. RODRIGUEZ DE LA PEÑA, A; Alta Edad Media, ed. SP-CEU, Madrid 2010, p. 6).

[7] La apropiación del título dado a Jesucristo de Theos-Júpiter-Dios, respecto a ese dios que los romanos custodiaban como su emblema capitolino más universal, fue una auténtica provocación del cristianismo allí donde predicaba su doctrina.

[8] Unos senadores que desde sus orígenes habían ido transmitiendo la auténtica virtus pagana, a forma de mos maiorum o costumbre de los mayores.

[9] De hecho, los cristianos comienzan a llamar pagus-paganos a los hombres del campo, pues las mayores inmoralidades se habían asentado en la clase rural.

[10] cf. RODRIGUEZ DE LA PEÑA, A., op.cit., p. 7.

[11] Se dice que fue el cristianismo el autentico destruidor de la esclavitud, y el principal responsable de que en el año 1000 el porcentaje de esclavos en el mundo fuese del 1%, pues figuraba entre la lista de sus pecados penitenciarios. Cifra que, por otro lado, volvería a crecer con el tráfico negrero del colonialismo. 

[12] Las aberraciones romanas, griegas y bárbaras eran continuas en este sentido, tirándose a la basura en Roma a los bebes no-deseados, ofreciéndose en sacrificio en Grecia a los deficientes, dejando los pueblos bárbaros en la estepa a los bebés que sobraban.

[13] Una de las medidas que introdujo la Iglesia fue la de no casar hasta los 18 años, pues Roma desposaba y casaba a niñas de 12-13 años, dejándolas en clara inferioridad respecto al entorno.

[14] Según SUMNEY, Ignacio de Antioquía salió al frente de la cuestión docetista de Esmirna (sincretismo griego de base dualista, que aspiraba a la salvación puramente espiritual del alma, y no de los cuerpos), y a los que cuestionaban la interpretación y autoridad del AT en Filadelfia.

          (cf. SUMNEY, J.L; Those who “Ignorantly Deny Him”: The opponents of Ignatius of Antioch, Londres 1993, pp. 345-365).

Según CORWIN, Ignacio de Antioquía asumió el papel de representante del centro eclesial, influido por grupos judeocristianos esenios.

(cf. CORWIN, V; St. Ignatius and Christianity in Antioch, New Haven 1960)

[15] “Haceos los sordos cuando se os hable prescindiendo de Jesucristo perseguido, crucificado y muerto, a la vista de los moradores del cielo, de la tierra y del infierno. Del que también resucitó verdaderamente de los muertos, al haber sido alzado por el Padre. Igual que, de modo semejante, seremos alzados los que creemos en El”.

             (cf. IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Tralianos, 9, 2).

[16] “Dejadme ser pasto de las fieras, por medio de las cuales pueda yo alcanzar a Dios. Trigo soy de Dios que ha de ser molido por las fieras, para ser presentado como pan limpio de Cristo… Vengan sobre mí el fuego, trituraciones, torturas, sólo con que pueda alcanzar a Cristo”.

            (cf. IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Efesios, 5-6).

[17] “Poned empeño en reuniros más frecuentemente para celebrar la eucaristía, con la que queda destruido el poder de Satanás, y la fe se vuelve concordia entre vosotros. Pues uno solo es el cáliz que nos une, y uno solo nuestro altar”.

             (cf. IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los de Filadelfia, 4).

[18] “Que nadie sin el obispo haga nada de lo que atañe a la Iglesia. Dondequiera que vaya el obispo, allí está Cristo, allí está la Iglesia universal, y acuda allí el pueblo… El que honra al obispo, es honrado por Dios”.

            (cf. IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los de Esmirna, 8-9).

[19] “Os exhorto a que uséis sólo del alimento cristiano, y os abstengáis de toda hierba ajena, que es la herejía. Los herejes entretejen su propia condenación con sus propias especulaciones sobre Jesucristo”.

             (cf. IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Tralianos, 6).

[20] Trascendental fue la política de Tetrarquía de DIOCLECIANO, consistente en la existencia de 2 augustos y 2 césares en los nuevos 2 Imperios, el occidental y el oriental. Aunque en un principio no significó bicefalia imperial, con el tiempo acabó deviniendo en la existencia de 2 emperadores, uno occidental y otro oriental, a veces enfrentados.

             (cf. BRAVO, G; Historial de la Roma Antigua, ed. Alianza, Madrid 2008, pp. 102-109).

[21] Otro caso sería el de FILIPO EL ARABE (244-249), declarado abiertamente cristiano, y a pesar de las consecuencias que originó (entre otras, la posterior persecución de su sucesor, DECIO), por no decir ya las del emperador TEODOSIO, que tuvo que hacer penitencia pública en Milán durante 3 días, ante todo el mundo y por mandato de su obispo SAN AMBROSIO DE MILAN, tras la matanza de 4.000 rebeldes en Tesalónica.

[22] En el ámbito económico, CONSTANTINO había tenido que introducir dos nuevas monedas en el mercado, el solidus de oro y el miliarense de plata, ambas con equivalencia de 1:72 libras. También tuvo que mantener severísimos impuestos sobre la clase curial, senatorial y comercial.

             (cf. BRAVO, G, op.cit, p. 111).

[23] Como el de obligar a que un concilio ecuménico eclesial no estuviese presidido por el papa, ni por un obispo, ni siquiera por un bautizado, sino por él mismo, en el Concilio de Nicea-325; o el de cambiar la fiesta del nacimiento de Cristo, celebrada en Oriente el 6 enero, y que el trasladó al 25 diciembre, para coincidir con la fiesta del Sol invictus. Mención aparte sería también  la aplicación que él se hizo a sí mismo de títulos impensables en una persona no megalómana, como los de “apóstol 13”, “obispo de los obispos”, “centinela de los centinelas”.

[24] La “sacra auctoritas” de la que hablara más adelante el papa SAN GELASIO.

            (cf. GELASIO I, Epistola ad Anastasium Imperatorem, 494).

[25] La “regia potestas” de la que hablara más adelante el papa SAN GELASIO.

            (cf. GELASIO I, op.cit, 494).

[26] También mal interpretado por la Alta Edad Media, al identificar la caída de Roma con la ciudad del mundo, y la ciudad de Dios con los nuevos reinos germánicos, que tenían que construirse en base a un catálogo de leyes cristianas (y no de mero espíritu cristiano, como pedirá el papa GREGORIO MAGNO).