SUFISMO
a) Origen
del Sufismo
b) Física
sufí
c) Filosofía sufí
d) Teología sufí
e)
Mística sufí
g)
Impronta occidental sufí
__________________________________
Surgió tras Mahoma hacia el año 800, momento en que la vivencia del Corán
quedaba insuficiente para los monjes cristianos que iban pasando al Islam. Muy
pronto se extenderá también al interior de los monasterios
cristianos, y
atrajo a todo tipo de cristianos que, ante el nuevo dominio musulmán[1]
podían seguir viviendo para Dios y renunciando a las cosas del mundo.
Surgió el sufismo, pues, como movimiento cristiano dentro del Islam, en
los monasterios cristianos que querían vivir al margen del mundo, y en los que
se fue fusionando la vieja ascética cristiana con los nuevos novicios árabes
que querían ingresar. Derivó en 2 tipos de
monjes:
-los
merabot-ligados, o aquellos que
permanecieron internos al monasterio,
-los
ribat-musulmanes, o aquellos que
tomaron libertades para salir a predicar
Su ideal o aspiración fundamental consistió en el desprendimiento de
todas las cosas para llegar al fanah-éxtasis,
o unión con Dios por el amor. Para ellos, el mundo era bueno y el mal pura
apariencia, aunque tenían cierto toque escéptico o desengañado respecto a
las discusiones teóricas.
El sufismo pasó con el tiempo a tener su centro intelectual en Konia-Anatolia,
y Abenarabi se convertirá en su cúspide intelectual.
Fueron preceptos físicos sufíes:
-identidad,
o unidad metafísica,
-simplicidad,
o unidad numérica.
La primera no repugnaría a la multiplicidad del ser compuesto, y la
segunda tampoco lo haría a la multiplicidad del ser relacional. De ahí se
deriva que el Creador absoluto no repugne a la multiplicidad de los seres del
cosmos.
-lo
común a todo ser,
-lo
que influye desde fuera en lo interior del alma,
-lo
que moldea los cuerpos con los 4 elementos clásicos
-síntesis
y análisis,
-tiempo,
espacio y lugar,
-continuidad
y sucesión,
-colores,
figuras y extensión.
En armonía con su doctrina de la sustancia única, único es también el
principio de todo movimiento, así necesario como libre: Dios.
-que
el hombre no es causa total de sus actos,
-que
el autor de la ley moral no es el hombre sino Dios.
Luego todo mérito o desmérito, en este campo, conduce a la perplejidad,
al no saber del todo quién es el sujeto -y responsable- de sus propios actos.
Se trata, pues, de buscar otro modo de buscar el principio de todo[8].
No ya con nuestra ciencia o razón (inciertas, contradictorias, dudosas…),
sino consiguiendo que ese principio nos de su conocimiento. Es el camino de la
ascética, para llegar a la mística[9].
-la
soledad,
-el
combate contra las pasiones humanas,
-la
ruptura con los lazos del mundo,
-el
trato íntimo y constante con Dios.
-intelectuales,
o aquellos conocimientos de que la inteligencia es capaz,
-científicos,
o aquellos que el hombre puede adquirir con la experiencia sensible,
-escondidos,
o aquellos que el hombre todavía no ha descubierto, ni llegará a descubrir.
Y en cuanto a los conocimientos escondidos, o fuera del alcance del
hombre, éstos pudieran ser de 3 especies:
-ideales,
aquellos que la razón discursiva puede averiguar,
-subjetivos,
aquellos que la experiencia extra-sensible puede sentir,
-objetivos,
aquellos que ciertos profetas pueden recibir de Dios.
-la
vía natural, mediante las sensaciones sentidas por el hombre,
-la
vía sobrenatural, capaz de proporcionar lo sensible y lo extra-sensible al
hombre.
Se trata, pues, de una revolución en el campo filosófico occidental[11],
ya recogida discretamente por Aristóteles[12],
trasnochadamente por Platón[13],
y ahora afirmada con total rotundidad. El
conocimiento sobrenatural, como perfecta vía natural y más allá de lo natural
(los griegos hablaban de metafísica, pero siempre bajo el ámbito limitado de
la razón), comienza su andadura en la filosofía occidental.
Averroes, pues, introduce la filosofía clásica en la Edad Media, insertándole
el bosquejo religioso omitido por el mundo griego, pero tras el Cristianismo[14]
totalmente vigente y futurible.
-los
que se emplean para denominar,
-los
obtenidos de las negaciones de las imperfecciones humanas,
-los
que añaden cualidades relativas,
-los
obtenidos de las operaciones divinas ad extra,
-más
los 7 atributos de la dogmática ortodoxa islámica
Pero esta multiplicidad de nombres no daña en nada la absoluta
simplicidad de la esencia de Dios. Por otro lado, los atributos divinos no
pueden ser cosas distintas entre sí, ni nada antropomorfo. El agregado de
atributos no viene de otro lugar que de la suma de las relaciones de Dios.
-el
Nuevo, con su efecto el Intelecto primero,
-el
Suscitador, con su efecto el Alma universal,
-el
Oculto, con su efecto la ley natural,
-el
Postrero, con su efecto la materia,
-el
Manifiesto, con su efecto los cuerpos,
-el
Sabio, con su efecto las formas,
-el
Comprensor, con su efecto el trono divino,
-el
Generoso, con su efecto el escabel divino,
-el
Rico, con su efecto la esfera suprema (no estrellada) y la producción de
los días (debida al movimiento de ella),
-el
Predestinador, con su efecto la esfera de las estrellas, suelo-paraíso y
techo-infierno,
-el
Señor, con su efecto la esfera del 2º cielo,
-el
Perspicaz, con su efecto la esfera del 2º cielo,
-el
Dominador, con su efecto la esfera del 3er cielo,
-la
Luz, con su efecto la esfera del 4º cielo, que es el corazón del mundo
compuesto. La creación del sol, día y noche; el hermoseamiento del
mundo,
-el
Formador, con su efecto la esfera del 5º cielo: infusión de los espíritus,
formas de los cuerpos, y conocimientos,
-el
Definidor, con su efecto la esfera del 6º cielo: el equilibrio y ponderación
del mundo,
-el
Enérgico, con su efecto la esfera del 7º cielo: creación de la Tierra y
la Luna,
-el
Opresor, con su efecto el éter (que es el fuego elemental) y los elementos
candentes que de él se engendran,
-el
Viviente, con su efecto el aire (principio vital del mundo), y los elementos
fríos que en él se manifiestan,
-el
Vivificador, con su efecto el agua, materia vital del mundo,
-el
Mortificador, con su efecto la tierra,
-el
Eximio, con su efecto los minerales,
-el
Conservador, con su efecto los vegetales,
-el
Humillador, con su efecto los animales irracionales,
-el
Fuerte, con su efecto los ángeles,
-el
Sutil, con su efecto los genios buenos y malos,
-el
Sintetizador, con su efecto el hombre.
Su rescate, estudio e interpretación se ha convertido en el acontecimiento internacional más ignorado o desapercibido, pues casi siempre se ha ensalzado la medicina árabe, y centrado en ella toda la atención.
En El Cairo, Osman Yahya prosigue su monumental tarea de rescate, por ejemplo, del inmenso legado escrito del máximo exponente de la mística sufí, el andalusí Ibn Arabí[19] o Abenarabi[20], con más de 400 títulos. No obstante, esta inmensa tarea ha chocado en numerosas ocasiones con la intransigencia de los ulemas de la universidad de Al-Azhar[21], y sólo consigue salir adelante gracias a la movilización internacional.
Entre la más reciente y menos conocida bibliografía internacional, quizás destaque el último libro de la más eminente de las grandes orientalistas alemanas, Annemarie Schimmel, que ha publicado recientemente Jesus und Maria in der Islamischen Mystik (ed. Kosel).
Annemarie Schimmel aporta nuevos elementos de juicio, reinstalando la ciencia musulmana como un “puente de civilizaciones” entre el Este y el Oeste, entre el Islam y la Cristiandad.
Asín Palacios fue el primero en subrayar la importancia de la mística sufí medieval. Pedro Sainz Rodríguez insistió con cierta vehemencia en ese aspecto mal conocido y peor estudiado de la historia de la cultura. Miguel Cruz Hernández ha consagrado al problema páginas y análisis significativos.
Por último, fue Pablo Beneito, en la presentación de su traducción al español de la obra secreta y anónima islámica Noventa y nueve nombres de Dios, tras investigar en Turquía y Londres[22], el que concluyó que “en el sufismo se dice que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, a imagen del cristianismo”, y que “la función cognoscitiva del saber islámico es inseparable de la realización del amor divino, como mantenía la tradición escolástica medieval”.
Pertenecía a una familia noble, rica y muy religiosa. Dos tíos suyos
habían hecho profesión de vida ascética, y en medio de este ambiente de
misticismo se deslizó la infancia de Abenarabi. A los 8 años fue trasladado a
Sevilla con su familia, después de rendirse Murcia a los almohades, y estar sus
padres en contra de este fanatismo.
Su educación literaria y religiosa debió ser perfectísima. Aunque sus
inclinaciones iniciales no debieron ser hacia la vida devota, sino hacia las
letras y la caza, que fue lo que ocupó su corazón y lo apartó de Dios[23].
La nobleza de su estirpe y sus personales aptitudes literarias le
granjearon bien pronto en Sevilla el cargo de secretario del gobierno. Los Beni
Abdun de Burjía, familia distinguida, también le dieron en matrimonio a su
hija Mariam, bella y piadosa joven[24].
Una grave enfermedad debió también contribuir al cambio de vida de Arabí.
Durante ella, el joven sufrió accesos febriles acompañados de monstruosas
visiones del infierno, de las cuales se vio libre por la oración de su padre,
que velaba su sueño.
“Estuve enfermo y en mi enfermedad llegué a perder el sentido de tal modo, que me daban ya por muerto. Vi entonces un grupo de gentes de horroroso aspecto que querían hacerme daño; pero vi también a una persona hermosa que exhalaba un aroma muy agradable, y que con fuerza rechazaba el ataque de los otros, hasta que logró dominarlos. Le dije yo entonces: “¿Quién eres tú?”.
“Yo soy -me respondió- la azora[25]
que te defiende”. Desperté de mi letargo y me encontré con que mi padre
estaba llorando a mi cabecera y acababa de rezar aquella azora”.
“Cierto día, en Córdoba, entré en casa
de Abulualid Averroes, cadí de la ciudad, y que había mostrado deseo de
conocerme… Así que hube entrado, se levantó del lugar en que estaba y,
dirigiéndose hacia mí con grandes muestras de cariño y consideración, me
abrazó y me dijo: “Si”. Yo le respondí: “Si”. Esta respuesta aumentó
su alegría; pero dándome yo cuenta de la causa de su alegría, añadí:
“No”. Entonces Averroes me preguntó: “¿Cómo, pues, encontráis vosotros
resuelto el problema? ¿Es acaso lo mismo que a nosotros nos enseña el
razonamiento?” Yo le respondí: “Si y no”.
Ejemplos heroicos de castidad, proverbiales entre los ascetas sevillanos,
debieron contribuir también a formar su espíritu en la mortificación de los
sentidos y los apetitos.
Dos maestros especializados en la práctica del examen de conciencia, le
iniciaron en este ejercicio cristiano de perfección espiritual. Abenarabi
incluyó por propia iniciativa el examen de los pensamientos al de las obras y
palabras.
Pero muy pronto abandonó Arabí a todos los maestros para aislarse del
mundo, retirándose en soledad a la vida mística, donde vivió muchos años.
Al pasar por Marchena, asiste a las conferencias filosóficas de un
maestro impío, cuyo libro de texto arrebató indignado Arabí de sus manos. Las
ruinas de Medina Azahara, de lo que fue el antiguo califato de Córdoba, le
sugirieron tristes reflexiones sobre lo caduco y perecedero de la gloria humana.
Su fama se iba extendiendo, pues, progresivamente por todo el sur español.
Un famoso doctor de Ronda, de la herética secta de los motaziles, hizo un viaje
ex profeso a Sevilla para conferenciar con él, y acabó convertido al Dios
verdadero.
En 1193 lo encontramos en Tarifa, discutiendo con el sufí Abu Abdalá
sobre un tema ascético: la excelencia del rico, agradecido a Dios, respecto al
pobre paciente.
En 1198 pasó por Granada, donde se detuvo a visitar a uno de sus más
estimados amigos, Abdalá el Xacaz, en enseñanzas sobre la iluminación profética.
De su visita a su ciudad natal no consta noticia alguna, más que un
hecho escueto de ese año que visitó Granada. Debió estar pocos días. Lo que
sí consta es su paso por Almería, ese mismo año, y su visita a la famosa
escuela sufí de Almería, de gran influjo en la vida política islámica. Allí,
entregado a la oración y penitencia, en la soledad de una celda, recibió una
revelación de Dios, que le ordenaba escribir un libro para introducir en la
vida devota a los novicios sufíes.
En efecto, una nueva visión lo determina definitivamente a emprender su
labor misionera en el Oriente. Abenarabi no vacila, encuentra un compañero de
viaje, y se planta en tierra africana.
En Túnez hizo escala de 9 meses. Cuenta la leyenda árabe que, hallándose
en la mezquita haciendo oración, lanzó de improviso un grito tan estentóreo,
que todos los fieles asistentes perdieron, como él, el sentido, y hasta algunas
mujeres que estaban sobre las azoteas de las casas vecinas cayeron desvanecidas
a los patios. Parece ser que el místico respondió que “no tuvo conciencia de
haber gritado”.
En Egipto no se detuvo mucho tiempo, ni en Alejandría ni el El Cairo,
pues tenía decidido llegar a todos los lugares más orientales.
En
La Meca sí que se detuvo algún tiempo, prediciendo grandes desolaciones para
la ciudad[27],
según unas visiones que había tenido.
De La Meca prosiguió Abenarabi su viaje hacia Bagdad, donde sólo
permaneció 12 días, y desde donde reanudó su peregrinación hacia Mosul.
Un maestro sufí, quizás Benchami, debió atraer a Abenarabi a esta
ciudad, con el fin de aprovechar sus lecciones, y donde estuvo el maestro sufí
por bastante tiempo.
De su estancia por Anatolia, también visito Caisaria[30],
Melatia[31],
Siwas[32]…
hasta llegar a los lugares más fríos de Armenia, donde visitó Arzan, Harran y
Dunaisir.
En efecto, retirado tras su residencia en Anatolia a los desiertos de
Damasco, allí se dedicó a terminar sus dos obras magnánimas: Fosus
y Fotuhat. Y se preparó para morir,
hecho que tuvo lugar en 1240, totalmente en soledad y con la paz interior de
haber buscado a Dios durante toda su vida, y haberlo predicado 40 años por la
Andalucía, África, Oriente Medio y Asia Menor.
g.1) Sincretismo sufí
-de
su patria, la cultura occidental cristiana,
-de
su larga residencia en el Asia Menor, el cristianismo bizantino,
-de
sus estudios en Siria, Mesopotamia y Palestina, los conocimientos religiosos
arcaicos (zoroastrismo…).
El trato continuo con gentes de tan diversas tierras familiarizó a
Abenarabi, así mismo, con lenguas y culturas menos homogéneas[34]:
-el
árabe, su idioma nativo,
-el
persa, turco, armenio y abisinio, idiomas con los que él se relacionó,
-el
griego de Konia, donde residió tanto tiempo.
Su vida peregrinante en busca de maestros a quienes escuchar y de herejes
e infieles a quienes combatir, le llevó a Abenarabi al conocimiento
experiencial de los sistemas más contradictorios. Añádase a esto que cuanto
leía, oía o veía en el sueño, en la vigilia o en éxtasis, cuidaba de tomar
nota por escrito.
Abenarabi no era un especialista, sino un polígrafo y un enciclopedista.
No era solamente teólogo místico, sino también filósofo, canonista, médico,
astrónomo, literato y poeta.
En el fondo, es decir en las ideas, este esoterismo sufí no difería de
sus contemporáneos. Pero lo característico aquí es el ingenio extraordinario
del sufismo para combinar tantas y tan heterogéneas ideologías (persa,
armenia, árabe, hispana, turca…), y organizar con todas ellas una síntesis
armónica.
El método para conseguir esto fue la interpretación alegórica, sobre
los textos revelados:
-empleando
un lenguaje especial[35],
-usando
la metáfora y alegoría
-armonizándolo
todo con cábalas aritméticas
-recurriendo
a la imaginativa gráfica
Se trata, pues, de un nuevo método, el método geométrico sufí,
generado por Abenarabi durante su estancia con los derviches konios, y mezclado
del:
-neopitagorismo
alejandrino,
-cabalística
hebrea.
Con este nuevo método esotérico, pues, el sufismo podía argumentar:
-sobre
todo lo que a priori daba desconfianza escéptica,
-sobre
todo lo que a posteriori necesitaba echar mano de la experiencia.
En efecto, la crítica sutil que Newman hace de la razón discursiva es
prácticamente una fotocopia de la demostración abenarábica sobre la
incapacidad de las facultades para el conocimiento cierto y evidente[39].
Descartes, al igual que Abenarabi, llegó a la conclusión de que no podía conocer con perfección cosa alguna sin conocer primero a Dios: “A Deo ut priusquam illum nossem, nihi de ulla alia re scire potuerium”[40].
Manuel
Arnaldos
Mercabá,
diócesis de Cartagena-Murcia
más
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Diccionario
Mercabá de Arqueología
Indice
general de Enciclopedia Mercabá de Historia
________
[1]
En la línea Siria-Irak-Arabia Norte, aparte de su presencia y cuna de
Egipto.
[2]
Que llegaron a organizar cofradías y órdenes misioneras y a movilizar órdenes
militares al respecto, como ocurrió en la predicación que hicieron los sufíes
por todo el norte de África (cf. ASIN PALACIOS, M; El
Islam cristianizado, Madrid 1931, pp. 7-24).
[3]
Hay un símil, el del espejo, que sigue utilizando al respecto el Islam. El
espejo es como la materia primera. Dios, al mirarse en él, produce imágenes
diversas, que son los seres concretos existentes. No obstante, la teoría de
la emanación es peligrosa, ya que el mundo carecería de realidad en sí
misma, como defiende el cristianismo y una base más aristotélica de la física.
[4]
Sin nada nuevo respecto a la física clásica, en cuanto a:
-ser
subsistente en sí, como: material compuesto (cuerpo) o simple (átomo);
espiritual necesario (Dios) o contingente (alma),
-ser
subsistente en otro, como: inseparable (cualidad) o separable
(accidente).
[5]
Lo que explica el Islam mediante el símil de la luz, la oscuridad o la
sombra. Lo que no deja también de ser peligroso teológicamente y clásicamente
hablando, pues estaría abriendo la puerta a un tercer invitado: Dios, las
criaturas, la nada.
[6]
El Islam lo explica aludiendo a que no por eso deja de ser
importante, y que, por eso mismo, Dios la tiene más cerca de sí.
[7]
Agua, fuego, aire, tierra. De aquí tomará la política islámica cierta
influencia de esta doctrina física, al hacer pivotar sus conceptos políticos
en torno a la: vida, ciencia, voluntad, poder.
[8]
En
esto el Islam es precursor teórico, pues ya el Cristianismo lo había
llevado a la práctica mediante la vida eremítica, monacal… pero sin un
aparato teórico al respecto.
[9]
Fundamental en el presente ensayo, y como ingenio teórico que luego
será retomado por DANTE, DESCARTES, NEWMAN… con análisis más profundos,
hasta su plenitud en la cumbre de la mística (SAN JUAN DE LA CRUZ en su
teoría, y STA.TERESA DE JESUS en la práctica). Aún así, esta vía
introducida ahora en el Occidente, ya tenía su vivo estudio en las
comunidades orientales de esenios hebreos, platonismo budista, etc. Pero
nunca con base filosófica greco-occidental.
[10]
Hay otro ejemplo que pone el Islam al respecto: “no es lo mismo la
escritura trazada sobre lo borrado y manchado, que la trazada sobre una
superficie enteramente limpia y blanca”.
[11] AVERROES, del que se dice que se sabía las obras de ARISTOTELES de memoria, y las recitaba en griego sin alteración de palabra alguna, es el que, tras este largo camino físico-filosófico, deja la cuestión planteada de este modo y en este término, sin pasar más allá.
[12]
En Etica a Nicomaco dirá el
estagirita que “la perfección del conocimiento reside en la contemplación
de la divinidad”.
[13]
Cuando insiste en la división de conocimientos: lo ideal de las ideas, lo
real de las imágenes de las ideas.
[14]
Y derivaciones del Cristianismo, algunos de ellos extraviados, como el
Islam.
[15]
Múltiples son las doctrinas existentes en el Islam antes de la implantación
de la teología sufí, tales como las sectas:
-yabaríes,
de YAHM BEN SAFWAN de Samarcanda (+745) , y que defendían el libre albedrío,
-hanafíes,
de ABU HANIFA de Persia (+767), y que suavizaban el Corán con analogías,
-xafeíes,
de MUHAMMAD BEN IDRIS de Gaza (nac. 767), y que pedían un criterio
consensuado para todos los mundos islámicos,
-malikíes,
de MALIK BEN ANAS de Medina (+795), y que unificaban criterios en torno al
sentido general de la jurisprudencia medinense,
-hanbalíes,
de AHMAD IBN HANBAL de Arabia (+855), y que rechazaban razonar el Corán o
interpretarlo,
-karamíes,
de ABU ABDALA BEN KARAM de Persia (+869), y seguidores del más grosero
antropomorfismo,
-zahiríes,
de ABU SULAYMAN DAWUD de Kufa (+883), y que no admitían otro derecho penal
que el coránico,
-asaríes,
de ALI BEN ISMAIL de Bagdad (882-946), y que rechazaban la literalidad del
Corán.
(cf.
FRAILE, G; Historia de la filosofía,
t. II, ed. BAC, Madrid 1992, pp. 37 y ss).
[16]
Vida,
ciencia, poder, voluntad, oído, vista, palabra.
[17]
cf. BENEITO, P; El secreto de los
nombres de Dios de Ibn Arabí, ed. Regional, Murcia 1997, p. 51 y ss.
[18]
Véanse las coincidencias con la cosmogonía griega. En efecto, la cultura
griega fue la ciencia que trató de buscar el principio-argé
de todas las cosas. Y se puede decir que lo encontró. Para ello necesitó
la elaboración de un método, en su vertiente matemática y vertiente filosófica.
El eterno retorno de los conocimientos filosóficos, y el alto dualismo
materia-espíritu cultural, habían introducido en Grecia la forma de
entender el universo, como una de las escasas constantes que se irían
repitiéndose en las sucesivas evoluciones racionales griegas.
En
efecto, ya desde las primitivas cosmogonías órficas griegas, se decía que:
-el
principio-argé de todas las cosas
era Cronos-el tiempo,
-de
la ley de la adrasteia-necesidad
surgieron el éter, el caos y el erebos,
-de
la relación de los 4 protógonos
surgió un 2º argé, el cielo y
la tierra, (originados por el agua, aire, fuego, o por mezcla de ambos, según
autores),
-del
cielo nacieron los seres celestes, de la tierra nacieron los seres terrenos.
(cf.
FRAILE, G; Historia de la filosofía. Tomo
I: Grecia,
ed. BAC, Madrid 1990, pp. 143-223).
[19]
Arabí se corresponde con un monte del término municipal de Yecla, e Ibn
viene a ser la voz árabe que viene a significar ebn, aben, ben (lit. hijo,
descendiente), antepuesto en ocasiones a su profesión o lugar geográfico
de procedencia.
[20]
Murcia 1164-Damasco 1240. De noble y rica familia, recibió una esmerada
educación, ejerciendo la profesión de sufí. Viajó por todo el Oriente,
norte de África y la España musulmana, tratando con los principales
intelectuales de su época. Su pensamiento se mantiene dentro de la línea
filosófica neo-platónica, rozando a nivel teológico el panteísmo. Influyó
mucho en LULIO, DANTE, NEWMAN y DESCARTES. Afirma en su principal obra, Fotuhat, su famosa teoría de la doble verdad (natural y
sobrenatural), aparte de sus famosos Fosus
(piedras preciosas de la ciencia), Fotuhat
(acerca de los conocimientos del mundo) y Diwan
(poesías).
Conocido
por los títulos honoríficos de El Xeij el Acbar (el doctor máximo), Aben
Aflatun (el hijo de Platón), y Mohidín (vivificador de la religión), se
considera la cumbre intelectual del Islam, muy por encima de AVICENA y
AVERROES. De hecho, cuando todavía era un jovenzuelo, pero era conocida su
precoz inteligencia, el mismo Averroes quiso conocerlo en su casa de Córdoba,
a quien recibió con un “si”. Según las crónicas, él respondió también
que “si”, pero luego añadió que “si y no”, aludiendo al
razonamiento sobre la inspiración divina (cf. FRAILE, G; Historia
de la filosofía, tomo II (2º), p. 93).
[21]
cf. QUIÑONERO, J.P; “En el nombre de Dios”, en ABC-París,
6-3-1997, p. 53.
[22] cf. ASTORGA, A; “Cultura islámica medieval”, en ABC-Madrid, 6-3-1997, p. 51.
[23]
En su vejez recordará ABENARABI con pena aquellos años de su infancia y
primera juventud, perdidos en cacerías por los campos de Carmona, con los
caballos y criados de su padre.
[24]
Parece ser que fue su esposa MARIAM la que comenzó a determinar en
ABENARABI un cambio de vida, con sus ejemplos y exhortaciones. Aunque también
es verdad que las súplicas y lágrimas de su devota madre también debieron
influir.
[25]
Especie de oración que se rezaba por los agonizantes.
[26]
Práctica que, a mi entender, no llegó ni siquiera a ejercitar y menos
dominar, por el propio estilo de vida que había elegido, la peregrinante de
un sitio a otro. Pues en sus movimientos era ARABI el que buscaba la
experiencia mística, y no al revés (cosa distinta a las fundaciones de SANTA
TERESA DE JESUS, entre las cuales ella recibía experiencias místicas que a
veces le paralizaban la misión). Hecho distinto es el budismo, que en la
quietud alcanza la contemplación mística, a nivel sentimental (tampoco
intelectual ni de voluntad).
[27]
Según cuenta la crónica musulmana, al año siguiente un viento huracanado
arrojó un polvo parecido al zinc, que cubrió el suelo hasta la altura de
la rodilla, “sin que las gentes pudieran andar sino con linternas, aún de
día, por la oscuridad del cielo”. Hecho que sí sucedió, en cambio, fue
una peste asoladora sobre la ciudad de La Meca.
[28]
La antigua Licaonia, o Iconio.
[29]
No obstante, al encontrarse al día siguiente con un mendigo, se la dio de
limosna, diciendo que era lo único que poseía como propio.
[30]
Cesarea de Capadocia.
[31]
Mitilene.
[32]
Sebaste.
[33]
Aparte de los 400 volúmenes que publicó sobre sus estudios ascéticos y místicos.
[34]
“Dice el árabe Oh Alá para
designar al mismo Ser a quien el persa dice Oh Jodá y el griego le dice Oh
Theos y el armenio Oh Asfach y
el turco lo invoca Oh Tacry y el
franco Oh Creator y el abisinio le
dice Oh Wac” (cf. IBN ARABI; De
los nombres de Dios, introducción).
[35]
Distinto del vulgar, del filosófico o del teológico. Para ello tuvo que
redactar el sufismo un léxico explicativo de sus tecnicismos.
[36] Pues para explicar temas místicos a gente tan variada, el sufismo tuvo que abusar de la retórica.
[37]
Según los cálculos rabínicos hebreos, e identificando cada temática
sufí con un número algebraico. También hubo intento de conciliar el
alfabeto hebreo con el árabe, haciendo coincidir los valores numéricos de
las letras, y componer palabras inventadas, pero esto no resultó posible.
[38]
Como ya había hecho la metafísica alejandrina, y como medio para hacer
asequible el idealismo sufí.
[39]
cf. NEWMAN, H; El cristiano, ed. Lethielleux,
París 1976, pp. 21-41. Comparado con lo escrito por IBN ARABI; Fotuhat, ed. Regional, Murcia 1997, pp. 218-221 y 375-393.
[40] cf. DESCARTES, R; Método, cap. III, sobre la existencia o no de un genio maligno (y todo sería mentira), o sobre la existencia o no de un genio benigno (y como fuente de las verdades existentes).